sábado, 25 de enero de 2025

Estancia arqueológica en Campeche. Parte 6. X-Palomay

X-Palomay
Los últimos 10 km de caminata del sábado 23 de noviembre terminaron siendo arduos. Salí de Xkalacho'n sin mucho problema y ya para entonces casi todas las semillas y hojas que se habían pegado en mis piernas desde Xcorralché de Pollock ya habían desaparecido. Avancé un par de kilómetros al norte y entré a una milpa que colindaba con cultivos de cítricos. De inmediato pude ver las paredes de un edificio maya y lo que parecía una crestería calada. Con ese vistazo lejano comprendí el nombre del sitio: X-Palomay, una mayanización de la palabra española "paloma", con un pronombre femenino "La Paloma"; existen algunos edificios y sitios con cresterías caladas que recordaron a sus descubridores los palomares, llamándoles de esa manera. Este sitio lo encontré alguna vez en un reporte y sabía muy poco de él, por lo que al principio no comprendía del todo las formas de la estructura que estaba viendo.

Edificio de cerca
Me acerqué hasta la base de la pequeña elevación sobre la que se situaba el edificio y me pareció que sería fácil llegar, ya que la maleza estaba muy baja y seca, sin embargo, al estar a unos metros no podía ver nada porque todo estaba lleno de enredaderas de pega pega, con sus odiosas semillas. Me abrí paso pero en unos cuantos segundos no solo las piernas, sino todo el pantalón estaba lleno de esas plantas urticantes, incluso buena parte de la camisa también. Maldije esa hierba que parece gustar de los sitios mayas y estuve tratando de fotografiar y de apreciar mejor la arquitectura que tenía enfrente. Se trataba de una pared intermedia entre dos habitaciones que estuvieron una detrás de la otra. En la parte superior estaba la crestería, aunque no era calada como parecía desde lejos. Podía apreciar la mitad de las bóvedas y algunas secciones de un muro lateral. Cuando quería pasar al lado trasero ya apenas podía moverme porque todos mis movimientos provocaban que las semillas se sintieran como un velcro que me mantenía inmóvil, la irritación en la piel se fue haciendo insoportable. Solo pude ver un poco de los muros del lado contrario al que llegué y comencé a buscar desesperadamente una salida, pero no hubo forma de alejarme sin pasar por un buen espacio lleno de hierba pega pega hasta el cuello.

X-Palomay entre la hierba pega pega
Prácticamente salí huyendo hacia la plantación de cítricos, pero se trataba de naranjas agrias, cuyos árboles tienen espinas muy grandes, tampoco por ahí podía pasar. Hice un gran rodeo para acercarme a las milpas del principio y me encontré con un techo de láminas que servía para guardar herramientas de los agricultores, ahí me resguardé y tuve que quitarme la ropa para tratar de eliminar todas las semillas y hojas que tanto me molestaban entonces. La camisa quedó casi libre de todo eso, pero fue imposible limpiar los pantalones, esas cosas son tan irritantes que los dedos que usé para quitarlas se me llenaron de heridas pequeñitas y mis huellas digitales prácticamente se borraron con la fricción de los pequeños pelos urticantes. Durante más de una semana ni mi celular ni mi computadora reconocían mis dedos y ese pantalón sigue inservible a la fecha, aún después de más de 5 lavadas, cepillados y remojadas en agua fría y caliente, no volví a usarlo en todo el resto del viaje. Desde ese mismo punto elevé el dron para tomar algunas fotografías más, ya no pensaba volver a acercarme ni un poco a ese edificio.

X-Palomay
Tuve que volver a vestirme y revisé la distancia que debía caminar, aún faltaban 9 km. El panorama parecía desolador, aún eran muchos kilómetros con una incomodidad casi insoportable en las piernas. Avancé con toda la velocidad que pude, haciendo esa distancia en menos de hora y media, que me pareció una eternidad. Así fue como llegué maltrecho hasta el poblado de Becanchén, con las manos ardiendo, las piernas horriblemente irritadas y agotado por caminar tan rápido. Llegué a la carretera Mérida-Campeche y tuve la suerte de que la primera combi que pasó iba directamente a mi lugar de base, justo al mercado donde tomaba el camión para volver al departamento. En poco menos de dos horas había vuelto, la molestia ya era terrible. En las rodillas tenía ampollas reventadas que supuraban líquido que escurría por mis piernas y me costaba usar los dedos por el ardor. El día siguiente prácticamente solo salí de la cama para desayunar, comer y cenar, toda la semana seguí teniendo molestias en las rodillas. Aún así estuve yendo al laboratorio, además de visitar el Centro INAH, donde la delegada Adriana Velázquez me proporcionó amablemente información de reportes en Calakmul, que me serían muy útiles para mi proyecto de maestría.



sábado, 18 de enero de 2025

Estancia arqueológica en Campeche. Parte 5. Xkakawitz/Inah-bec/Xkalacho'n/Kukal, un sitio difícil de identificar

Xkakawitz desde el dron
Para el sábado 23 de noviembre, salí alrededor de las 6 de la mañana del departamento y tomé un camión hacia el centro de Campeche; cerca del mercado me dirigí a la terminal de las combis que salen en dirección a Hecelchakán. Había revisado esas ubicaciones porque durante la semana pedí por internet una tapa nueva para el lente de mi cámara, que pudiera amarrarse con una correa para no volverlo a perder como en el fallido intento por encontrar Tunkuyi, por lo que pasé por el centro para recoger mi paquete. No había gente, así que el transporte salió hasta las 7, llegando a destino poco después de las 8. Ahí esperaba ver otras combis que fueran hacia Calkiní, aunque tuve que preguntar un par de veces porque caminé al lado contrario al que debía. Cuando por fin di con el lugar, no alcancé a subir a la primera que salió y tuve que esperar casi media hora. Por fin abordé una y en menos de 15 minutos estaba bajando en la entrada del pueblo de Pocboc, me preocupaba que el sol subiera demasiado porque tenía pensado hacer una larga caminata de 20 km o más, estaba comenzando pasadas ya las 9 de la mañana.

Estructura en pie
Caminé hacia el oriente, subiendo por una cuesta algo empinada, justo estaba en el inicio occidental de las colinas del Puuc, pasé directamente de la planicie costera a una serie de valles entre cerros bajos, muchos de ellos cubiertos de milpa. El camino estaba bordeado de árboles y había una brisa fresca que hizo que la caminata fuera muy agradable por muchas horas. Después de 5 km me desvié en otro camino hacia el norte y pasé junto a algunas elevaciones que forman un círculo casi perfecto, tengo la teoría de que ahí se encuentra el sitio de Xcorralché de Pollock o de Pocboc, por lo que subí a la parte más alta buscando estructuras. En efecto, ahí habían montículos muy claros, pero me fue imposible ver cualquier detalle porque todo estaba cubierto con al menos un metro de plantas pega pega. Me llené de semillas en la ropa y me irritaron la piel de las piernas, así que desistí de seguir buscando, ni siquiera traía un machete. Bajé al valle nuevamente y estuve un largo rato quitando semillas, luego de un par de kilómetros ya estaba un poco más cómodo, pero se pondría peor horas más tarde.

Edificio entre la milpa
Pasé por áreas donde sé que se encuentran algunos sitios pequeños, aunque la vegetación en las colinas me impedía buscarlos, seguí de largo hasta un campo de cultivo y pude ver un pequeño cerro cubierto de piedras, estaba llegando a un sitio que buscaba, aunque de momento no podía divisar nada de lo que quería localizar. Entré en la milpa y subí a la parte alta, que tendría apenas unos 15 metros sobre el nivel del suelo, justo ahí pude ver la parte trasera de un edificio maya. El lugar es un poco desconcertante para mí, ya que lo había encontrado con el extraño nombre de Inah-Bec, el cual casi seguro es incorrecto; investigando la zona pude saber que en esa área algún autor desconocido ubicaba un Xcacauitz, forma incorrecta de escribir el maya X-kankab-witz "La montaña de tierra amarilla" pero, días más tarde, pude ver en un libro de Lorraine Williams-Beck, que ella ubica a Xkakawitz más al oriente; por último, un mes más tarde, Gabriel Partida estuvo en el mismo sitio, pero él le llamó Xcalachón "Zopilotes gemelos" por instrucción de Stephan Merk, aunque días después corrigieron a Kukal, que bien puede ser el nombre correcto.

Independientemente de su verdadero nombre, este sitio tiene algunos montículos que están completamente sembrados de maíz, que crece aún sobre las piedras. El único edificio en pie solo conserva la pared trasera y las laterales de una única habitación, aunque pudo tener más. Se puede reconocer el estilo Puuc Temprano en su construcción y en su bóveda. Al arribar se despejó un poco el cielo y comenzó a hacer mucho calor por una hora al menos; aproveché la sombra del edificio para tomar un descanso, volar el dron y seguir quitándome restos de plantas pega pega. Aún desde las alturas no pude divisar con mi equipo ningún otro edificio visible, únicamente montículos bajos, por lo que mi visita fue corta y al poco tiempo estaba alistándome para buscar un último sitio a un par de kilómetros de ahí, para entonces ya llevaba alrededor de 12 caminados.

sábado, 11 de enero de 2025

Estancia arqueológica en Campeche. Parte 4. Maxcanú, Yucatán

Iglesia en Maxcanú
Comencé mi trabajo de laboratorio tomando fotografías a los materiales, así estuve toda la primer semana. Recordé la existencia de un juego de pelota en la Universidad Tecnológica del Poniente, que se encuentra en Maxcanú. Pensando que el final del semestre estaba cerca, decidí ir a visitar este lugar antes de que finalizaran las clases, así que no dejé que terminara la semana y el mismo jueves me dirigí al centro de Campeche para tomar una combi a Calkiní. Podía irme directamente en camión, pero ya sabía que tardaba muchas horas y quería regresar a trabajar un rato en el laboratorio por la tarde. En cambio, solo tuve que esperar 15 minutos para salir y en dos horas estaba en mi primer destino, ahí podía ir a preguntar si otras combis a Mérida pasaban por Maxcanú, pero decidí tomar el autobús que para en cada pueblo, ese fue un error, ya que tardó en pasar una hora. Abordé y pasé por Bécal y Halachó, después de media hora más estaba llegando a Maxcanú, ya en Yucatán. Sabía que en la entrada norte del poblado hay un edificio maya, pero estoy seguro de que fue reubicado y ya lo había visto antes, por lo que no me dirigí ahí en esta ocasión.

Juego de Pelota
La Universidad está en la orilla de Maxcanú, y tuve que caminar más de 1 km para llegar hasta ahí, cruzando primero por la iglesia principal del lugar. Crucé algunos campos deportivos y después de un rato arribé a la entrada de la UTP. Al principio me pareció que podía pasar libremente, ya que solamente vi estudiantes, pero de inmediato me salió al paso un vigilante. Mi apariencia era claramente de alguien de fuera, ya que casi nadie usa barba y se viste como arqueólogo ni ahí ni en ninguna otra parte de Yucatán o Campeche, por ello era lógico que me identificaran como un extraño. Mi condición de arqueólogo me abrió las puertas, únicamente tuve que presentarme y mostrar mi credencial del posgrado. El vigilante me llevó a la dirección y, aunque no estaba el rector, el encargado que se encontraba ahí me ofreció café amablemente y llamó a un señor de mantenimiento que había estado en la excavación del juego de pelota que se encontró en las instalaciones. Le pidió que me guiara y me explicara lo que sabía del lugar.

Juego de Pelota
El señor me llevó a la parte trasera de la universidad, donde estaban las canchas deportivas, me dijo que cuando estaban construyendo una de basquet bol, aparecieron unas paredes y luego excavaron para dejar al descubierto un muro lateral y después la cancha completa de pelota, la cual habilitaron para ser visitada por los estudiantes y por la gente que quisiera, aunque ya era muy raro que alguien entrara. Le pregunté si había otros vestigios, por lo que me enseñó un montículo bajo, el cual parecía solamente una plataforma habitacional. Me pareció muy extraño que una cancha así estuviera alejada de cualquier edificio monumental, pero el señor únicamente me dijo que había algunos montículos bajos en los alrededores.  

La visita fue muy rápida, solamente pude ver una sarteneja tirada sobre la plataforma cercana y una piedra labrada que estaba en el edificio principal de la universidad, junto a la rectoría. Regresé a dar las gracias y a despedirme y caminé de regreso al centro. Ahí esperé solo 15 minutos al autobús de regreso a Calkiní, nuevamente podía seguir hasta Campeche pero preferí tomar la combi de regreso, ahorrando al menos 3 horas. Llegué a comer y fui a trabajar un rato, seguí con mi tarea de registro hasta el día siguiente, cuando incluso tenía que hacer una presentación en línea. El sábado me esperaba un largo recorrido a pie.



sábado, 4 de enero de 2025

Estancia arqueológica en Campeche. Parte 3. Kansah

Kansah
Abandonamos el intento de llegar a Barcohaltún de las dos Cruces pensando en ir a dos sitios más que se encuentran algunos minutos más adelante, por lo que regresamos a la carretera. Avanzamos un poco y volvimos a entrar a terracería. Algo extraño pasó con mi aplicación de mapas, porque la marca de Kansah, el siguiente sitio a visitar, desapareció de pronto y estaba dirigiéndome a Tunkuyí, que habíamos dejado para después. Debido a esa falla, le tocó a Will guiar con su celular, dando vuelta en un par de caminos. Cuando ya estábamos cerca nos encontramos de frente con una vista preciosa: el edificio en pie del sitio estaba en una ladera, resplandeciendo al sol con su decoración de columnillas en el friso, rodeado de hierba y enredaderas y dominando el valle que estaba lleno de cultivos de maíz. Paramos para que Will volara su dron, yo traía el mío en el equipaje pero recordaba que no lo había cargado y sería un desperdicio de tiempo sacar todo para no poder volarlo, así que me limité a tomar fotografías con mi cámara.

Estructura de Kansah
Luego de un rato, buscamos camino a pie, pero terminamos cruzando la milpa entre las plantas, por fortuna esto era mucho más fácil que pasar entre hierba y enredaderas, sin embargo, al llegar a la base de la ladera en la que está el edificio, el sendero se cubría de plantas y tuvimos que abrirnos paso como pudimos, la distancia era muy corta pero estaba lleno de pega pega y semillas que se adhieren a la ropa, dejando pelillos que irritan la piel. Llevaba puestos mis guantes pero quedaron inservibles con tanta semilla pegada, al final los deseché. También nuestras viboreras se tapizaron, lo que fue bastante incómodo. A pesar de todo llegamos hasta el edificio y abrimos algo de espacio con los machetes para fotografiar. Fue imposible pasar a los costados y la pared trasera.

El edificio pudo haber tenido tres habitaciones, de las que solo queda en pie la central, fue reforzada su jamba derecha con concreto ya que seguramente estuvo en grave peligro de colapso. Con lo que queda visible se aprecia que era una estructura sumamente sobria y bonita con friso liso, molduras y frisos con columnillas, todos estos rasgos del estilo Puuc Clásico, de los años 900 a 1000 d.C.

Vista de dron, foto de Will
Luego de tomar fotografías, decidimos regresar a la camioneta para intentar llegar a Tunkuyí, quedaba poco tiempo porque yo tenía que tomar el autobús hacia Campeche, desde Mérida a las 5:30 pm, para ello teníamos que emprender el regreso a más tardar a las 3. Regresamos por la misma ruta pero nos desviamos para intentar llegar a ese último sitio cruzando por un cerro cercano, sin embargo fue imposible pasar. Todavía probamos rodeando por caminos en la camioneta, llegando a más campos de maíz. Entramos en vehículo hasta donde pudimos y luego a pie, vimos una pequeña loma al otro lado de un campo, pero decidimos no seguir, se agotaba el tiempo y no sabíamos si habría sendero. Para colmo se le cayó la tapa al lente de mi cámara, con todo y un filtro polarizado que había comprado pero no intenté buscarlo, ya planeábamos regresar el siguiente fin de semana.

Emprendimos el regreso y llegamos sin problemas hasta la terminal de autobuses, 15 minutos antes de que saliera la corrida, había llovido y estaba lleno de goteras, algo que parecía bastante decepcionante, ya que esta central fue remodelada recientemente. Antes de tres horas ya estaba en Campeche y salí a tomar un taxi para que me llevara al departamento, ahí le hablé a la dueña para que me entregara las llaves y luego de 5 minutos ya me encontraba descansando en el que sería mi refugio por cinco semanas. Al día siguiente iría a la UACAM a encontrarme con quien me daría las llaves del laboratorio, donde estaría trabajando en solitario porque no había nadie más, analizando la lítica que fui a estudiar.