Al día siguiente Juan estaba peor de la gripe, por lo que no pudo acompañarnos, tampoco su hijo ni William padre. Por la mañana me levanté temprano y me dispuse a realizar el recorrido del día únicamente con Will; cuando ya iba a pasar por mí al hostal, Leonardo apareció por mensaje (otra vez estuvo en silencio desde la noche anterior) y pidió llevar a dos de sus amigos que estaban en la misma excavación en la que él se encontraba: Fabrizio y Marcos, así nos juntamos otra vez cinco, un mejor número para abrirnos paso en la selva con los machetes y para dividir los gastos. Will y yo nos fuimos en la camioneta a una gasolinera cercana a la salida para el Puuc y ahí citamos a los demás, que llegaron en un taxi.
Salimos todos juntos hacia Campeche y luego tomamos la desviación para Muna, por segunda vez comenzamos el día desayunando en el mercado de dicho poblado, donde pedí más tacos de cochinita que la última vez, sabiendo que son excelentes. Pasamos también a comprar dos garrafones de agua de 5 litros cada uno, ya que no encontramos de 10.
Estructura principal de Xkampon
Salimos hacia el Puuc, esta vez hasta Santa Elena, muy cerca de ahí nos desviamos en un camino rural que después se convierte en terracería. Ya había pasado por esa senda para ir un par de veces a Sacbé y una más a Huitzinchá, este último muy cerca de Xkampon, algo que ya sabía entonces, pero sin una ubicación exacta era sumamente complicado visitarlo porque es un pequeño conjunto rodeado de selva, fallar incluso por 10 metros significa no llegar ahí. Ahora Will tenía la ubicación del lugar, que ya habían visitado algunos de nuestros compañeros antes. Seguimos de largo de donde yo había estado antes y llegamos a una gran milpa con un apicultivo en su orilla, ahí dejamos la camioneta y nos preparamos para caminar, suponíamos que sería un complicado trayecto abriendo paso a machetazos, suponíamos bien. Los primeros metros únicamente rodeamos el campo abierto, pero al poco tiempo teníamos que pasar por un terreno en barbecho lleno de maleza, había arbustos, enredaderas, hierba pega pega y muchas espinas.
Lado trasero de la estructura principal
Pasamos la mayor parte del tiempo de camino buscando áreas más abiertas, rodeando, retrocediendo y avanzando a la fuerza entre toda esa cubierta vegetal. Ir al frente significaba un gran desgaste, era necesario machetear todo el tiempo; cuando había pastos eso era inútil, había que pasar por encima de las plantas y separarlas para abrirse paso. Después de un buen rato llegamos a la orilla de la selva, ahí la hierba disminuía mucho y se abrían espacios entre los árboles, pero cada tanto nos encontrábamos troncos caídos que tapaban nuestro avance y complicaban todo.
Will estuvo revisando el GPS en su celular, mientras que yo revisaba la brújula para comparar lo que el aparato nos decía con la dirección que estábamos siguiendo, un par de veces tuvimos opiniones diferentes sobre el rumbo que debíamos seguir, nos pasamos por algunos metros y pasamos a unos 50 metros del sitio sin haberlo sospechado; al final, el instrumento más sencillo y analógico demostró su gran utilidad aún en tiempos digitales y nos dirigió hasta nuestro destino.
Segunda estructura
Nos encontramos con un montículo que intentamos rodear, la maleza estaba sumamente cerrada, por lo que eso fue imposible. La única forma de pasar fue pasar sobre las piedras y atravesar un último tapón vegetal. Me adelanté para comprobar si estábamos en Xkampón y a los pocos metros pude ver la estructura principal casi totalmente cubierta de maleza, justo en el punto que tenía marcado Will. Llamé a los demás y al poco tiempo estábamos todos limpiando el frente del edificio para poder fotografiarlo. Esta estructura tiene forma de "L", aunque la parte más corta está casi completamente colapsada. Tiene decoraciones de zigzag llamadas Chanchimez, además de columnillas anudadas. La fachada está cubierta de grandes piedras muy bien labradas, siendo un edificio sumamente bonito. En el vértice había un panal de avispas, estos insectos no nos permitieron limpiar bien la hierba por aquel lado. A Leonardo le picaron mientras macheteaba, luego yo intenté quitar algunas ramas, cosa que logré hacer, pero al caer la primera de ellas pude ver a los pequeños guardianes volando y, aunque retrocedí y me cubrí, uno de ellos me picó en el cuello, cerca de la nuca, lo que dolió bastante por un par de minutos.
Decoración interna
Mientras los demás observaban la parte trasera del edificio y las habitaciones, que tenían partes derrumbadas por atrás, yo regresé a revisar lo que me había parecido un sendero cuando me adelanté, tenía la idea de que ahí debía haber otro edificio y no me equivocaba. A los pocos metros me encontré con otra estructura en L que cerraba el cuadrángulo, aunque esta estaba mucho más destruida, aún así se podía ver parte de las decoraciones en los muros derrumbados y en el suelo. Una entrada permanecía en pie apenas balanceándose sobre la jamba izquierda, en el muro intermedio con otra habitación había decoraciones, algo raro por encontrarse al interior de uno de los cuartos. Nuevamente llamé a los demás y estuvimos un rato ahí. Luego de ello decidimos salir por un sendero que partía de la parte trasera de la estructura principal, por lo que regresamos hacia allá.
Pudimos seguir el camino mientras estábamos en la selva, sin embargo, al salir al campo cubierto de hierba otra vez nos encontramos con espesa maleza que había que cortar a machetazos. Estuvimos un rato avanzando y retrocediendo porque parecía que aquel lado era aún peor que el de la entrada, el reloj con GPS de Will y nuevamente la brújula nos ayudaron a encontrar el paso que usamos antes, de forma que pudimos salir por lo que ya habíamos cortado, ahorrando mucho esfuerzo, gastamos mucho tiempo ubicando Xkampon, pero verdaderamente valió la pena.
Me levanté temprano el sábado 30 de noviembre, habíamos fijado la cita a las 7 de la mañana en el lobby del hotel donde Juan y su hijo estaban hospedados, unas cuadras al norte de la catedral de Mérida. Estaba listo mucho antes porque debía cruzar todo el centro para llegar ahí. Me tomé todo con calma porque por mensajes ví que los Williams llegarían un poco tarde y Leonardo no contestaba desde la noche anterior. La caminata de un poco más de un kilómetro me sirvió para soltar las piernas, que habían amanecido algo pesadas por el largo trayecto en autobús del día anterior y por el recorrido en Uxmal.
Me encontré con Juan en la esquina de su hotel, estaba agripado y buscando algún lugar abierto para tomar un desayuno o al menos café, pero había un evento llamado "la noche blanca", donde hubo eventos callejeros y conciertos (cerca de mi hostal había un gran escenario, pero yo nunca salí a ver), gracias a que los comercios estuvieron funcionando durante gran parte de la noche, abrirían tarde por la mañana, la búsqueda era inútil.
Arco de entrada a Chichén Viejo
Estuvimos platicando un rato, tanto ellos como los Williams habían viajado hasta Copán desde que los vi, recorriendo también una parte de Guatemala y cruzando por Belice. Leonardo seguía sin dar señal de vida cuando los demás llegaron por nosotros en su camioneta, decidimos que era hora de irnos y pararíamos en una gasolinera en las afueras de la ciudad. Ahí Juan aprovechó para comprar su café y, en el último momento, Leonardo finalmente mandó mensaje. Le dimos la opción de alcanzarnos en Chichén Itzá yéndose en camión, o que pidiera un taxi de inmediato y llegara a la gasolinera. No estaba demasiado lejos de nosotros, por lo que escogió la segunda opción. Aprovechamos para unirnos a Juan, yo me compré un frappé bastante azucarado. Luego de media hora llegó el último de nosotros, totalmente crudo. Subimos a la camioneta y tomamos la carretera hacia Valladolid, tomando hacia Kantunil, Libre Unión y, por último, Pisté, donde paramos a desayunar panuchos, salbutes y algunos otros platos regionales. Estábamos justo junto a la iglesia del pueblo, que tiene en sus muros varias piezas provenientes del cercano Chichén Itzá, incluyendo cabezas de serpiente que sobresalen en algunas partes altas.
Templo de la Serie Inicial, Chichén Viejo
Llegamos al sitio ya casi a las 10 am, la cita que tenía Juan para todos era a las 11, por lo que nos quedaba un poco de tiempo. Decidimos entrar para pasar ese tiempo recorriendo, aunque únicamente alcanzamos a dar la vuelta por el enorme juego de pelota principal, el más grande que se conoce, con sus templos en las cabeceras, paneles en los taludes, aros de piedra y el Templo del Jaguar en su lado oriental. Regresamos a la entrada, nos dirigiríamos a la única razón que me hizo volver hasta ahí, el conjunto de Chichén Viejo, recientemente abierto al público mediante cita o con cupo limitado. Desde 2012 había tenido como propósito no volver hasta poder entrar ahí, ya que me desagrada bastante la gestión del lugar, que lleva años convertido en un tianguis, donde los vendedores no dan descanso al visitante y, por si fuera poco, siempre lleno de gente. Para mi satisfacción, los turistas no tienen ni la menor idea de que existe ese conjunto arquitectónico, así que éramos los únicos que entrarían, por supuesto tampoco hay vendedores.
Plataforma de la Tortuga
Recorrimos un camino de más de 1 km, que fue abierto casi de manera improvisada porque el antiguo cruzaba terrenos privados por los que los dueños no quisieron dar permiso de paso. Luego de unos 15 minutos llegamos ante el gran arco de entrada al grupo. Desde ahí comenzamos a apreciar que la arquitectura es muy parecida a la del área central, aunque más pequeña, y muestra una mezcla entre el estilo del Puuc y elementos del centro de México. Por todos lados había decoraciones en relieve, tanto en frisos como en columnas, fachadas y piedras sueltas que fueron reutilizadas. Al inicio nos encontramos con una rareza: la plataforma de la Tortuga, la cual tenía dos accesos con escalinatas, cuyas alfardas eran patas de reptil, por un lado se veía una cola y por el otro la cabeza de la tortuga. La superficie alta estaba curveada, como un caparazón. Más allá nos encontramos con el Templo de la Serie Inicial, que muestra al menos dos de sus cuatro etapas constructivas.
Palacio de los Falos y de los Caracoles
La parte más lejana era la más impresionante también, ahí estaba el Palacio de los Falos, unido con el de los Caracoles, edificios muy complejos y llenos de recintos con columnatas internas. Todos los frisos estaban decorados. En uno de sus costados estaba la plaza más bella del conjunto, con varios templos pequeños en sus costados, incluyendo el Templo de los Búhos, un edificio muy sobrio y elegante, con representaciones de estas aves en su friso, cuyas cabezas sobresalían como esculturas empotradas, además de que las molduras tienen pequeñas tortugas de piedra. Hay varias plataformas y edificios que se encuentran en el recinto, al menos por dos de los lados hay una muralla o muro de piedra burda, mientras que en otro hay un bajo que delimita el lugar.
Mientras estábamos ahí, llegaron tres visitantes con un arqueólogo guía, eran dos mujeres maduras y un hombre. Nos pareció extraño encontrarlos y que no hubieran ingresado con nosotros en la visita del día. Vimos que tenían intenciones de entrar a los palacios de los Caracoles y de los Falos, áreas restringidas para su visita y escuchamos que el que los llevaba les dijo que no podían pasar si nosotros los veíamos. Will sugirió quedarnos ahí para evitar su paso, nosotros no teníamos ninguna objeción. Esperamos hasta que se fueron. Días más tarde nos enteramos de que el hombre era el expresidente Aznar, de España, una de las mujeres era su esposa. Nos vanagloriamos más entonces de habernos quedado ahí, a ninguno de nosotros nos gusta ver que haya gente con privilegios especiales por su posición.
Chichanchob
Regresamos a la entrada del sitio y proseguimos con nuestro recorrido, pasamos por la plaza principal y caminamos hacia el sur, para llegar al segundo juego de pelota y la Casa Colorada o Chichanchob, un conjunto muy sobrio que se completa con el Templo del Venado. A un costado se encuentra el famoso Caracol, edificio muy peculiar por tener cuerpos rectangulares que no están alineados entre sí, además de un templo circular con dos niveles unidos por una escalera interna en espiral. Cuenta con varias puertas y ventanas que parecen alinearse con la salida y puesta de astros, por lo que se cree que era un observatorio.
Un poco más lejos llegamos hasta la Casa de Las Monjas, un edificio muy vertical e imponente que cuenta con decoraciones geométricas. En uno de sus costados tiene un anexo ricamente ornamentado con mascarones del monstruo de la tierra. Esta ala colinda con una pequeña estructura llamada La Iglesia, tal vez la mejor conservada del sitio, totalmente decorada. Solamente es una habitación sin basamento, pero el friso y la crestería son muy altos, dando una apariencia casi completamente vertical. Frente a este pequeño pero hermoso conjunto se encuentra un camino que lleva al Akab Dzib, otro edificio muy sobrio, pero está en terrenos privados y ya ni siquiera lo encontramos en los mapas del sitio.
El Caracol
Emprendimos el regreso a la plaza principal, a partir de ahí me separé del grupo porque quería terminar mi vídeo del lugar y faltaban algunos conjuntos. Ya estaba haciéndose tarde y debía darme algo de prisa. Caminé rápidamente por el conjunto de las Mil Columnas, anteriormente había podido entrar al "Mercado", un cuadrángulo con las columnatas más altas de todo el sitio, pero ya es imposible pasar, está prohibido, uno no se puede acercar a menos de dos metros de cualquier edificio. De ahí me acerqué al Castillo, el edificio principal y más conocido de Chichén Itzá, que no necesita ninguna descripción, es sumamente conocido.
Pasé también por el Templo de los Guerreros, que estaba recibiendo retoques, por lo que habían trabajadores en sus costados, este edificio siempre me ha parecido muy interesante por sus ricos ornamentos, el chac mool en la entrada de su templo, las columnas con personajes, las paredes con relieves, entre otros. A su lado se observa el Templo de las Mesas, que ni siquiera estaba excavado la primera vez que estuve ahí, en el 2000. Ahora luce completamente liberado de escombro.
Anexo de Las Monjas y La Iglesia
Caminé por el sacbé al cenote sagrado, tenía muy mal recuerdo de este trayecto, ya que en 2012 estaba completamente cubierto de puestos callejeros y los vendedores nunca dejaron de acosarme. Esta vez no había ninguna diferencia, pero por la hora ya muchos comerciantes se estaban retirando, por lo que pude tener un poco de tranquilidad. El gran cenote me pareció más grande que lo que recordaba, además de ver mucho mejor la plataforma construida que está en un costado. Ahí escuché algún turista que tontamente se disponía a tirar una moneda y grabarlo para ponerlo en alguna red social... por algo me disgustan las multitudes.
Regresé a la plaza para observar por última vez la cara principal del Castillo, que mira al norte. También fui pasando por las plataformas de Venus y la de las Águilas y los Jaguares, muy parecidas entre si, pero con relieves diferentes. La primera con estrellas y personajes, la segunda con animales. El último edificio que recorrí fue el Tzompantli, plataforma cuyas paredes están completamente adornadas con cráneos de piedra. Ya los demás me esperaban, así que emprendimos la retirada y el regreso hacia Mérida. Juan había empeorado de su gripe, Leonardo ya no parecía tener molestias de la cruda.
El Castillo y el Templo de los Guerreros
Todavía intentamos visitar el sitio de Ikil pero, al parecer, el sendero que lleva al edificio del lugar se cerró, encontramos otro que parecía ir al mismo punto, pero era ya muy tarde y había caído la noche. Aunque verificamos con el dron que efectivamente el gran basamento se encontraba cerca de nosotros, luego de caminar había que abrirse paso macheteando, sería peligroso y muy complicado en la penumbra, así que desistimos. Regresamos a buscar donde comer, lo cual no fue fácil porque continuaba el evento de la "Noche Blanca" y habían muchas calles cerradas. Terminamos por casualidad en un restaurante de carne, algo caro pero bueno. De ahí pasamos a dejar a Juan y luego a mí en mi hostal. Los Williams y Leonardo se fueron juntos, al día siguiente volveríamos a salir a un par de sitios.
El viernes 29 de noviembre me tomé el día para ir a Mérida, Juan Flores había reservado un recorrido que recientemente se abrió al público, ahí vería también a Juan Jr., los Williams y a Leonardo, quien estaba en práctica de excavación desde algunos días antes en la capital yucateca. Aproveché el trayecto para ir a un viejo conocido: Uxmal, no había estado ahí desde 2012 y, ya que había ido también en el 2000, pensaba hacer una visita para tener un recorrido cada 12 años.
Salí del departamento a las 5 de la mañana, hora en la que no había camiones todavía, hay taxis, pero yo preferí llegar caminando hasta la terminal de autobuses SUR, a poco más de 3 km de donde estaba. Cuando comencé a caminar la madrugada estaba en su punto más oscuro y el cielo lleno de estrellas. Por las calles principales pasaban algunos autos pero, en general, todo estaba desierto. La calma se rompía con los perros que hacían un escándalo a mi paso y por uno que otro trasnochado que parecía caminar sin rumbo y erráticamente. Pasé por las murallas del antiguo casco urbano, que estaban iluminadas y se veían aún más imponentes. Un poco después llegaba a la terminal, con 15 minutos de ventaja.
Pirámide del Adivino
El autobús salió a las 6 en punto, la primera claridad del día comenzaba a asomarse por el oriente. A los pocos minutos el sol apareció pero la carretera hacia Castamay estaba cubierta por una espesa bruma que se disipó rápidamente. Así transcurrieron más de 3 horas, aunque al inicio, al pasar por Cayal, el camión estaba fallando, me di cuenta de ello porque el motor se apagaba cada vez que hacía una parada. A pesar de ello, luego de llegar a Hopelchén y detenerse bastante tiempo, no volvió a pasar lo mismo, algo arreglaron ahí. El trayecto por Bolonchén y Santa Elena fue más rápido, aunque llegamos casi a las 10 a Uxmal, cuando tendríamos que haber estado ahí cerca de las 9.
Bajé en la carretera y caminé hacia la entrada, todo se encontraba muy cambiado desde la última vez que estuve ahí, con establecimientos y museos para el creciente turismo en la zona. Las aglomeraciones no son de mi agrado, por lo que evito generalmente estos lugares, por eso no había regresado en tanto tiempo. Esta vez, a pesar de ser un viernes laborable, había varios grupos de turistas que paseaban por todos lados, haciendo difícil mi labor de fotografiar el lugar sin gente.
Cuadrángulo de las Monjas
Subí por la rampa de entrada y, de nuevo, estaba frente a la gran Pirámide del Adivino, este edificio con cinco etapas constructivas es sumamente impresionante y fue uno de los primeros que llamaron mi atención en el área maya, cuando tenía 12 años y lo visité por primera vez. Ahora comprendía mucho mejor su arquitectura y el conjunto de edificios del cuadrángulo de los Pájaros, que fue reconstruido por completo, 24 años atrás ahí solo había montículos. Pasé una hora esperando junto al arco que da entrada al complejo para poder tomar una fotografía sin gente. Era increíble como los grupos de turistas se sincronizaban para que, cuando uno terminaba su recorrido y salía del cuadrángulo, automáticamente entraba otro y comenzaba el guía correspondiente con su exposición. Aproveché los 5 minutos que estuvo libre y luego salí a ver un edificio llamado Columnata Oriente, donde de inmediato reconocí que prácticamente nada de lo que se ve es original, es una estructura que no aparece en planos antiguos y en un lugar donde nada se veía en fotografías. Esto es algo muy extraño que ha ocurrido en Uxmal, la reconstrucción total de edificios, algunos prácticamente inventados.
Pasé por el juego de pelota, donde habían trabajadores haciendo retoques, luego subí a la plataforma del Cuadrángulo de las Monjas, cuyos cuatro edificios principales están bellamente ornamentados con mosaicos de piedra. Ahí siempre hubo gente presente, por lo que abandoné mi intento de tomar fotografías libres de personas. El edificio del oriente estaba también recibiendo trabajos, aunque los demás lucían esplendorosos, ya que habían recibido trabajos recientemente y sus piedras brillaban muy limpias al sol.
Restos de ¿Arco?
A partir de ahí me di cuenta de algo que ya esperaba: el recorrido estaba mucho más restringido que en mis visitas anteriores. Antes había ido al área noroeste del sitio, ahora todo estaba señalado con cinta y había letreros que prohibían el paso hacia esas zonas. Los conjuntos de ese sector y "El Cementerio" estaban cerrados. En cambio, el camino me llevó hasta el frente del edificio de El Palomar, completamente excavado, trabajos realizados en los últimos dos o tres años. Ahí pude ver unos raros vestigios de lo que parecía un arco construido a un nivel más alto de la plaza, la excavación solo dejó un banco circular de piedra que claramente no era una construcción original. Sin la información de la excavación ni cédula en el lugar, es imposible comprender esa estructura. Por otro lado, la construcción principal del conjunto luce imponente libre de vegetación y restaurada en su lado norte. Ahí estuve esperando otra vez, pero un par de turistas que estaban sentados justo al centro del arco principal del edificio nunca se quitaron hasta que vieron llegar más gente, otra vez me fue imposible estar solo. Por otro lado, en mi anterior visita pasé al lado contrario del conjunto y llegué hasta el Templo del Sur, que tiene restos del edificio superior, aún más alto que la Gran Pirámide y con el mejor panorama de todo el sitio. Hoy está cerrado también.
Casa de las Tortugas
Justamente el siguiente punto fue la Gran Pirámide, a un costado del Palomar. Este edificio se podía subir, hoy está cerrado. Me costó trabajo fotografiarlo porque el sol estaba justo detrás de él y me daba de frente. Descansé un rato ahí y luego me dirigí a la enorme plataforma del Palacio del Gobernador. Ahora pude comprender mucho mejor la serie de edificios que están en el lado oriental, con portadas tipo Chenes y subestructuras que quedaron visibles. Subí justo frente a la Casa de las Tortugas, un edificio sumamente elegante y estuve un rato haciendo un timelapse corto de la vista desde ahí, que abarca el Juego de Pelota, el Cuadrángulo de las Monjas y la Pirámide del Adivino.
El sol caía a plomo pero no hacía tanto calor como pareciera, así que estuve caminando tranquilamente por todos lados, aunque los turistas se refugiaban en la sombra; eso me permitió tomar fotografías de los edificios vacíos. Así fui a ver el Palacio del Gobernador, considerado la cumbre de la arquitectura del Puuc. Este edificio también fue trabajado recientemente y había algunas láminas cubriendo una subestructura recientemente excavada.
Palacio del Gobernador
Nuevamente el recorrido estaba mucho más restringido, en años anteriores visité la Pirámide de la Vieja y la plataforma de los falos en la parte sureste del sitio, estas áreas están cerradas actualmente. Es así que me vi obligado a terminar el recorrido pasando por un par de edificios completamente reconstruidos, a uno de ellos le pusieron columnas redondas hechas de piedras sueltas, a diferencia de las que aparecen siempre, monolíticas. Además tiene una tapa de bóveda pintada que luce absolutamente como nueva. No me cabe la menor duda de que ese par de estructuras son una completa invención, algo inexplicable que solo he visto en Uxmal.
Terminé mi recorrido, debía regresar a la carretera a las 3 pm para esperar el camión a Mérida, eran las 2, así que me recosté en una banca que se usa como parada, dispuesto a esperar incluso hasta pasadas las 4 de la tarde, sin embargo, a los pocos minutos pasó un chavo en su mototaxi y nos ofreció a mí y a un par de turistas más llevarnos a Muna por un módico precio. Yo no dejé pasar la oportunidad, que me ahorraría al menos dos horas de camino. Así llegamos justo cuando el camión que venía de Ticul iba pasando, aunque iba tan lleno que preferí abordar una combi. Llegué a Mérida alrededor de las 5 pm y me dirigí de inmediato al hostal donde me iba a quedar un par de noches, luego salí con urgencia a comer al centro. En la noche hicimos planes para el día siguiente...