Blog de viajes por los antiguos focos civilizatorios de América Latina: Zonas arqueológicas y bellezas naturales
sábado, 15 de febrero de 2025
Estancia arqueológica en Campeche. Parte 9. Xkampon, Yucatán
Xkampon entre la maleza
Al día siguiente Juan estaba peor de la gripe, por lo que no pudo acompañarnos, tampoco su hijo ni William padre. Por la mañana me levanté temprano y me dispuse a realizar el recorrido del día únicamente con Will; cuando ya iba a pasar por mí al hostal, Leonardo apareció por mensaje (otra vez estuvo en silencio desde la noche anterior) y pidió llevar a dos de sus amigos que estaban en la misma excavación en la que él se encontraba: Fabrizio y Marcos, así nos juntamos otra vez cinco, un mejor número para abrirnos paso en la selva con los machetes y para dividir los gastos. Will y yo nos fuimos en la camioneta a una gasolinera cercana a la salida para el Puuc y ahí citamos a los demás, que llegaron en un taxi.
Salimos todos juntos hacia Campeche y luego tomamos la desviación para Muna, por segunda vez comenzamos el día desayunando en el mercado de dicho poblado, donde pedí más tacos de cochinita que la última vez, sabiendo que son excelentes. Pasamos también a comprar dos garrafones de agua de 5 litros cada uno, ya que no encontramos de 10.
Estructura principal de Xkampon
Salimos hacia el Puuc, esta vez hasta Santa Elena, muy cerca de ahí nos desviamos en un camino rural que después se convierte en terracería. Ya había pasado por esa senda para ir un par de veces a Sacbé y una más a Huitzinchá, este último muy cerca de Xkampon, algo que ya sabía entonces, pero sin una ubicación exacta era sumamente complicado visitarlo porque es un pequeño conjunto rodeado de selva, fallar incluso por 10 metros significa no llegar ahí. Ahora Will tenía la ubicación del lugar, que ya habían visitado algunos de nuestros compañeros antes. Seguimos de largo de donde yo había estado antes y llegamos a una gran milpa con un apicultivo en su orilla, ahí dejamos la camioneta y nos preparamos para caminar, suponíamos que sería un complicado trayecto abriendo paso a machetazos, suponíamos bien. Los primeros metros únicamente rodeamos el campo abierto, pero al poco tiempo teníamos que pasar por un terreno en barbecho lleno de maleza, había arbustos, enredaderas, hierba pega pega y muchas espinas.
Lado trasero de la estructura principal
Pasamos la mayor parte del tiempo de camino buscando áreas más abiertas, rodeando, retrocediendo y avanzando a la fuerza entre toda esa cubierta vegetal. Ir al frente significaba un gran desgaste, era necesario machetear todo el tiempo; cuando había pastos eso era inútil, había que pasar por encima de las plantas y separarlas para abrirse paso. Después de un buen rato llegamos a la orilla de la selva, ahí la hierba disminuía mucho y se abrían espacios entre los árboles, pero cada tanto nos encontrábamos troncos caídos que tapaban nuestro avance y complicaban todo.
Will estuvo revisando el GPS en su celular, mientras que yo revisaba la brújula para comparar lo que el aparato nos decía con la dirección que estábamos siguiendo, un par de veces tuvimos opiniones diferentes sobre el rumbo que debíamos seguir, nos pasamos por algunos metros y pasamos a unos 50 metros del sitio sin haberlo sospechado; al final, el instrumento más sencillo y analógico demostró su gran utilidad aún en tiempos digitales y nos dirigió hasta nuestro destino.
Segunda estructura
Nos encontramos con un montículo que intentamos rodear, la maleza estaba sumamente cerrada, por lo que eso fue imposible. La única forma de pasar fue pasar sobre las piedras y atravesar un último tapón vegetal. Me adelanté para comprobar si estábamos en Xkampón y a los pocos metros pude ver la estructura principal casi totalmente cubierta de maleza, justo en el punto que tenía marcado Will. Llamé a los demás y al poco tiempo estábamos todos limpiando el frente del edificio para poder fotografiarlo. Esta estructura tiene forma de "L", aunque la parte más corta está casi completamente colapsada. Tiene decoraciones de zigzag llamadas Chanchimez, además de columnillas anudadas. La fachada está cubierta de grandes piedras muy bien labradas, siendo un edificio sumamente bonito. En el vértice había un panal de avispas, estos insectos no nos permitieron limpiar bien la hierba por aquel lado. A Leonardo le picaron mientras macheteaba, luego yo intenté quitar algunas ramas, cosa que logré hacer, pero al caer la primera de ellas pude ver a los pequeños guardianes volando y, aunque retrocedí y me cubrí, uno de ellos me picó en el cuello, cerca de la nuca, lo que dolió bastante por un par de minutos.
Decoración interna
Mientras los demás observaban la parte trasera del edificio y las habitaciones, que tenían partes derrumbadas por atrás, yo regresé a revisar lo que me había parecido un sendero cuando me adelanté, tenía la idea de que ahí debía haber otro edificio y no me equivocaba. A los pocos metros me encontré con otra estructura en L que cerraba el cuadrángulo, aunque esta estaba mucho más destruida, aún así se podía ver parte de las decoraciones en los muros derrumbados y en el suelo. Una entrada permanecía en pie apenas balanceándose sobre la jamba izquierda, en el muro intermedio con otra habitación había decoraciones, algo raro por encontrarse al interior de uno de los cuartos. Nuevamente llamé a los demás y estuvimos un rato ahí. Luego de ello decidimos salir por un sendero que partía de la parte trasera de la estructura principal, por lo que regresamos hacia allá.
Pudimos seguir el camino mientras estábamos en la selva, sin embargo, al salir al campo cubierto de hierba otra vez nos encontramos con espesa maleza que había que cortar a machetazos. Estuvimos un rato avanzando y retrocediendo porque parecía que aquel lado era aún peor que el de la entrada, el reloj con GPS de Will y nuevamente la brújula nos ayudaron a encontrar el paso que usamos antes, de forma que pudimos salir por lo que ya habíamos cortado, ahorrando mucho esfuerzo, gastamos mucho tiempo ubicando Xkampon, pero verdaderamente valió la pena.
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