sábado, 4 de enero de 2025

Estancia arqueológica en Campeche. Parte 3. Kansah

Kansah
Abandonamos el intento de llegar a Barcohaltún de las dos Cruces pensando en ir a dos sitios más que se encuentran algunos minutos más adelante, por lo que regresamos a la carretera. Avanzamos un poco y volvimos a entrar a terracería. Algo extraño pasó con mi aplicación de mapas, porque la marca de Kansah, el siguiente sitio a visitar, desapareció de pronto y estaba dirigiéndome a Tunkuyí, que habíamos dejado para después. Debido a esa falla, le tocó a Will guiar con su celular, dando vuelta en un par de caminos. Cuando ya estábamos cerca nos encontramos de frente con una vista preciosa: el edificio en pie del sitio estaba en una ladera, resplandeciendo al sol con su decoración de columnillas en el friso, rodeado de hierba y enredaderas y dominando el valle que estaba lleno de cultivos de maíz. Paramos para que Will volara su dron, yo traía el mío en el equipaje pero recordaba que no lo había cargado y sería un desperdicio de tiempo sacar todo para no poder volarlo, así que me limité a tomar fotografías con mi cámara.

Estructura de Kansah
Luego de un rato, buscamos camino a pie, pero terminamos cruzando la milpa entre las plantas, por fortuna esto era mucho más fácil que pasar entre hierba y enredaderas, sin embargo, al llegar a la base de la ladera en la que está el edificio, el sendero se cubría de plantas y tuvimos que abrirnos paso como pudimos, la distancia era muy corta pero estaba lleno de pega pega y semillas que se adhieren a la ropa, dejando pelillos que irritan la piel. Llevaba puestos mis guantes pero quedaron inservibles con tanta semilla pegada, al final los deseché. También nuestras viboreras se tapizaron, lo que fue bastante incómodo. A pesar de todo llegamos hasta el edificio y abrimos algo de espacio con los machetes para fotografiar. Fue imposible pasar a los costados y la pared trasera.

El edificio pudo haber tenido tres habitaciones, de las que solo queda en pie la central, fue reforzada su jamba derecha con concreto ya que seguramente estuvo en grave peligro de colapso. Con lo que queda visible se aprecia que era una estructura sumamente sobria y bonita con friso liso, molduras y frisos con columnillas, todos estos rasgos del estilo Puuc Clásico, de los años 900 a 1000 d.C.

Vista de dron, foto de Will
Luego de tomar fotografías, decidimos regresar a la camioneta para intentar llegar a Tunkuyí, quedaba poco tiempo porque yo tenía que tomar el autobús hacia Campeche, desde Mérida a las 5:30 pm, para ello teníamos que emprender el regreso a más tardar a las 3. Regresamos por la misma ruta pero nos desviamos para intentar llegar a ese último sitio cruzando por un cerro cercano, sin embargo fue imposible pasar. Todavía probamos rodeando por caminos en la camioneta, llegando a más campos de maíz. Entramos en vehículo hasta donde pudimos y luego a pie, vimos una pequeña loma al otro lado de un campo, pero decidimos no seguir, se agotaba el tiempo y no sabíamos si habría sendero. Para colmo se le cayó la tapa al lente de mi cámara, con todo y un filtro polarizado que había comprado pero no intenté buscarlo, ya planeábamos regresar el siguiente fin de semana.

Emprendimos el regreso y llegamos sin problemas hasta la terminal de autobuses, 15 minutos antes de que saliera la corrida, había llovido y estaba lleno de goteras, algo que parecía bastante decepcionante, ya que esta central fue remodelada recientemente. Antes de tres horas ya estaba en Campeche y salí a tomar un taxi para que me llevara al departamento, ahí le hablé a la dueña para que me entregara las llaves y luego de 5 minutos ya me encontraba descansando en el que sería mi refugio por cinco semanas. Al día siguiente iría a la UACAM a encontrarme con quien me daría las llaves del laboratorio, donde estaría trabajando en solitario porque no había nadie más, analizando la lítica que fui a estudiar.



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