sábado, 30 de marzo de 2019

Viaje al Puuc, Pt. 12. Cooperativa, Yucatán

Estructura en el grupo B de Cooperativa
Luego de recorrer la zona sur del puuc yucateco, tomamos el camino de regreso a Oxkutzcab, aunque ya estando cerca paramos en el poblado de Cooperativa pues poco tiempo antes en una conversación con mis amigos exploradores mayas me enteré de que en las cercanías del lugar había al menos dos pequeños edificios en pie. Mi amigo Balta me había proporcionado las ubicaciones de ambos así que decidimos terminar el día visitando el sitio.

Dejamos el carro estacionado en una esquina y comenzamos a caminar hacia un pequeño cerro, al principio no encontramos el camino pero luego de cruzar un área llena de maleza nos encontramos en una enorme área pedregosa que prácticamente no tenía vegetación que nos obstaculizara el paso, estuvimos un buen rato bordeando los manchones de selva que quedaban junto a este gran terreno y por momentos incluso creí que habíamos perdido el rumbo pues no encontrábamos ningún vestigio de edificios prehispánicos.

En un momento vimos un sendero que iba a la cima del cerro que estábamos bordeando, la cual estaba llena de maleza, reconocí ese lugar como el área donde se encuentra el grupo A de Cooperativa, sin embargo ya era tarde y al no tener ningún dato sobre estructuras en pie ahí, decidimos seguir hacia el grupo B. 

Estructura de Cooperativa B
Unos metros más adelante encontramos otro terreno abierto y entramos por ahí; Carlos había sacado su celular para usarlo como GPS y así pudimos ver que estábamos muy cerca del primer edificio que me indicó Balta. A pesar de eso no veíamos ningún resto prehispánico y comenzamos a peinar la zona sin éxito;
me separé de los demás por un momento y luego de buscar unos metros más adelante por fin pude ver un pequeño edificio en un área arbolada pero limpia de maleza que dificultara el paso.

Dejé a los demás observando el lugar y salí corriendo a buscar una segunda estructura en pie que pertenecía al grupo C de Cooperativa; crucé un área enorme y muy pedregosa que no daba mucho problema para caminar, sin embargo por todos lados había manchones de arbustos que imposibilitaban ver más allá de unos metros a la redonda. El edificio debía estar cerca de un camino usado incluso por autos pero por más que intenté abarcar lo más posible, jamás pude encontrar ese camino. Llegué al borde del gran terreno abierto y no pude ver nada, caminé siguiendo el borde de la selva y tampoco tuve suerte. Finalmente decidí regresar con los demás para alcanzar a fotografiar la estructura del grupo B con los últimos rayos de sol del día.

Parte trasera del edificio de Cooperativa B
La vuelta fue muy complicada, había corrido tanto hacia todas las direcciones posibles que aún con la brújula me fue difícil ubicarme, por otro lado no estaba Carlos con su GPS; en un momento pensé que no ubicaría la zona del grupo B y me dispuse a llegar hasta el poblado para regresar desde ahí con mis compañeros pero de pronto me di cuenta que estaba a 20 metros de los demás. Regresé al edificio y pude ver que a pesar de que pareciera una sola habitación muy pequeña, en realidad lo que veíamos era el extremo de una construcción  alargada que tuvo uno o dos cuartos más. Su decoración era sumamente sencilla: la fachada lisa era cortada por una sola moldura incompleta y el friso ya no tenía ninguna piedra de recubrimiento.

Carlos y yo aún teníamos la idea de ir con el GPS del celular a buscar la otra estructura en la oscuridad pero Adriana se negó a ir, yo sabía que sería muy difícil que ella y Paola salieran solas hasta el poblado, así que ahí terminamos la exploración. Regresamos a Oxkutzcab y fuimos a cenar al centro. Para terminar el día estuvimos jugando cartas en una mesa junto a la alberca del hotel... esa noche nos despedimos de Carlos y Paola pues a la mañana siguiente regresarían a Chetumal.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Viaje al Puuc, Pt. 11. Ichpich, Yucatán

Primera estructura de Ichpich
Después de recorrer Xkichmook nos dirigimos aún más lejos, a un área que se encuentra cerca del sitio de Santa Rosa Xtampak en Campeche, el cual es considerado la capital de la región de los Chenes. Entramos a una terracería que iba empeorando en condiciones conforme avanzábamos, debíamos recorrer aproximadamente 4 km por ahí pero al llegar a la mitad fue casi imposible seguir en el auto por lo que lo estacionamos a un lado del camino y decidimos seguir caminando.

Avanzamos un poco y luego salimos a un gran campo de cultivo, la brecha cruzaba una parte y nos vimos obligados a caminar por ahí aunque tuvimos la suerte de que algunas nubes cubrieron el sol justo cuando estábamos pasando.

Más adelante el camino entraba en un área arbolada y mucho más fresca, así que a pesar de que era de subida fue bastante fácil llegar hasta Ichpich, el sitio más lejano que visitaríamos aquel día, casi en el límite entre Yucatán y Campeche.
Primera estructura de Ichpich

Llegamos a un lugar donde el camino se dividía en 2, dimos vuelta a la derecha y a los pocos metros nos encontramos con un bonito edificio, se encontraba en regulares condiciones y por lo que pudimos apreciar tenía forma de T, con una habitación en cada extremo y al centro dos alineadas una frente a otra, la del lado izquierdo estaba bien conservada, mostrando una base con columnillas, una sobria fachada lisa, molduras triples con grupos de más columnillas, un friso liso con piedras salientes, que probablemente sostenían esculturas ya desaparecidas, otra triple moldura y un remate inclinado hacia afuera. En el centro la habitación que sobresalía formando la base de la T estaba casi totalmente destruida excepto por algunos pedazos de muros laterales; en el lado derecho solo quedaba el muro trasero del cuarto que hubo. La parte de atrás del edificio conservaba el muro completo que era muy largo, abarcando la hilera de tres habitaciones y con exactamente la misma decoración que el cuarto izquierdo. La sencillez y sobriedad del edificio me dejó una grata sensación y en su interior encontramos una tapa de bóveda con restos de pintura.
Edificio destruido

Un poco más allá y dando vuelta a una zona llena de maleza encontramos los restos de dos o tres edificios más, aunque de ellos quedaba muy poco; todas las habitaciones estaban derrumbadas, dejando únicamente algunas bases de muros cuyas piedras de recubrimiento en muchas partes parecían haber sido robadas. Vimos un cuarto tras otro sin cambios en las condiciones aunque aún así pudimos distinguir lo que habían sido las puertas de entrada a cada recinto.

Regresamos al camino principal y tomamos el ramal que habíamos dejado anteriormente, así llegamos a otro elegante y bello edificio, tenía dos habitaciones en pie aunque, a juzgar por los restos, debió tener una más ya caída. Las dos habitaciones en pie estaban muy bien conservadas y se encontraban sobre una base de columnillas, también tenía fachada y friso lisos, este último con piedras salientes como posibles bases de esculturas; las molduras tenían motivos de Chanchimez en zig zag, formando un conjunto armonioso y pintoresco.
Segunda estructura en pie

Cuando arribamos al segundo edificio en pie pudimos ver dos lechuzas entre blancas y grises salir de una de las habitaciones y dirigirse hacia la selva, por conversaciones con mi amigo Balta supimos que aquellos animales de hecho viven en el sitio y se les puede ver con regularidad.

Pasando un poco de largo frente a la estructura llegamos a una plataforma baja que a penas llegaba al metro y medio de altura; debía tener un área bastante grande pues no veíamos sus bordes laterales. Una vez arriba llegamos a un gran espacio abierto que no parecía tener montículos ni al centro ni en las orillas, algo poco común para un área elevada en el corazón de un sitio; en cambio en tres partes del suelo se veían unas oquedades enormes, con bocas de entre 2 y 3 metros de ancho que tenían forma de círculo perfecto; al acercarme pude identificar que se trataba de los chultunes más grandes que hubiera visto, debajo de aquellas oquedades había espacios en forma de botellón, tan amplios que podían crecer los árboles y la vegetación ahí dentro sin problemas.
Boca de un gran chultún

En una esquina de esta plaza vi que sobre el cuello de esos chultunes hubo una especie de tapón que dejaba una apertura de a penas un metro, que permitía colocar una tapa sobre ella; en ese lado se encontraba un cuarto pozo en tan perfectas condiciones que parecía la parte superior de una cisterna moderna.

Luego de estar un buen rato contemplando con asombro aquellas construcciones que posiblemente sirvieron como almacén de agua o de alimentos volvimos frente al edificio cercano.

Estuvimos un rato contemplando la arquitectura enmarcada por la selva y un cielo muy azul que se cubría de nubes delgadas.

Desde ahí regresamos al auto, ya estábamos un poco cansados y, al llegar a la zona descubierta donde había que cruzar los campos de cultivo, el calor parecía más intenso que antes, sin embargo poco después de eso llegamos al auto y emprendimos el regreso a Oxkutzcab, aunque todavía quedaba una última parada...

domingo, 24 de marzo de 2019

Viaje al Puuc, Pt. 10. Xkichmook, Yucatán

Lado trasero del palacio
Después de la visita a Rancho Pérez seguimos nuestro camino acercándonos a la región de los Chenes y con ello a una zona donde el estilo constructivo se va haciendo intermedio entre aquella y la zona del Puuc. 

En algún punto dimos vuelta en otra carretera para que pocos kilómetros después nos metiéramos a una terracería que bordeaba unos extensos campos de cultivo que por esos días estaban totalmente desnudos y que dejaban el terreno a expensas del sol, por lo que el calor al caminar por ahí era intenso. Por suerte para nosotros, luego de estacionarnos, la gran brecha que íbamos a caminar apuntaba hacia el lado contrario, subiendo a un cerro de suave pendiente que estaba completamente rodeado de árboles.

A diferencia del sitio anterior, ahora teníamos bastante información sobre el sitio a visitar e incluso un mapa que, aunque era muy viejo y con estilo que parecía incluso victoriano, nos sirvió bastante para ubicar toda la arquitectura en pie de Xkichmook, que es bastante más que la que se conserva en otros lugares cercanos.
Decoraciones en el palacio

Cuando estaba planeando la ruta a seguir para el viaje, no había considerado visitar la región limítrofe con los Chenes; sin embargo en una conversación con mis amigos Eduardo, Julio, Luis, Balta y Roberto, mencionaron a Xkichmook como uno de los sitios más interesantes que varios de ellos habían conocido; luego de eso modifiqué los planes por completo con tal de ir a visitar dicho lugar y se convirtió en el punto principal que Carlos y Paola recorrerían con nosotros.

Xkichmook no nos decepcionó, al contrario, superó todas las expectativas... Caminamos a unos pocos metros por la brecha que ascendía a la parte más alta del cerro y luego dimos de frente con la elegante figura del palacio del sitio. Llegamos por la parte trasera y aún así era impresionante la sobriedad de la pared de los cuartos laterales, la cual tenía una base con columnillas, seguida de la fachada totalmente lisa y luego un friso adornado con grupos de columnas verticales y enmarcado con molduras. A nuestra derecha se veía una saliente muy inclinada que servía de base a una gran habitación que se encontraba sobre la primera hilera de cuartos, a modo de templo sobre un delgado basamento piramidal que aún mostraba parte de los cuerpos que lo conformaban; aquella habitación superior tenía muros más dañados que las de abajo pero aún conservaba en gran parte sus paredes lisas y el friso trasero que mostraba justo en medio un gran mascarón de Chaac con su gran nariz rota, en las esquinas se veían los típicos arreglos de máscaras del mismo tipo puestas una sobre otra, recordándome bastante al bello palacio de Tabasqueño, el cual en su templo superior tiene una fachada zoomorfa completa; en éste caso probablemente no era así, sin embargo la destrucción en el lado delantero del edificio hace imposible saber como era por el frente.
Ala poniente del palacio

Pasamos al lado frontal del edificio y pudimos ver que tenía forma de L invertida con el lado largo bordeando el poniente y el lado corto por el norte de una gran plaza. Dentro de la habitación del extremo derecho del lado norte Carlos pudo ver que había una tapa de bóveda pintada muy claramente, aunque no pudimos distinguir del todo qué era lo representado en ella. Junto a dicho cuarto había uno mas y luego comenzaba un montón de escombros que eran los restos de la escalinata que llevaba al templo superior, mezclada con las piedras que alguna vez formaron la fachada y todo el cuarto frontal de dicho templo, ahí nos dimos cuenta que arriba no era solo una habitación, sino dos alineadas una detrás de otra.

Del lado izquierdo de la escalinata se veía que hubo dos habitaciones alineadas una detrás de otra, a diferencia de las del otro lado que parecían una sola hilera. El cuarto frontal estaba muy destruido pero aún conservaba partes de los muros que junto a lo poco que quedaba visible de la escalinata dejaban ver que estuvieron ricamente ornamentados con motivos muy intrincados y mascarones de Chaac.
Palacio de los medallones

La esquina de la L invertida estaba formada por dos habitaciones, una que tenía entrada por el lado trasero y que recorrimos ya al final de nuestra visita y otra que veía hacia la plaza donde estábamos y tenía un estilo diferente al resto del edificio. Su friso tenía también una rica decoración pero mucho más estilizada que las demás, con ángulos muy rectos, parecía ser más plana y formada de cuadrados y rectángulos, cercana al estilo del Puuc mientras que todas las demás exhibían formas más suaves y redondeadas que recordaban los grandes mascarones de los Chenes. La fachada de ésta y la del resto de los cuartos no era continua, por lo que concluyo que fue un añadido tardío que le dio forma al palacio como hoy lo vemos, uniendo dos edificios diferentes, anteriormente tan solo hubo una hilera de habitaciones con el templo superior al centro y frente a ello, en un costado, otro palacio con forma casi completamente igual a las de los Chenes: con tres habitaciones, cuyo cuarto central sobresalía un poco al frente de los demás.
Palacio de las flechas

Este segundo edificio era a mi gusto el más impresionante del conjunto: las tres habitaciones estaban divididas entre sí por hileras de columnas verticales que llegaban del suelo a las molduras sobre las puertas, el resto de las fachadas eran totalmente lisas mientras que los frisos estaban completamente ocupados por unos mascarones gigantescos que competían incluso con las enormes fachadas zoomorfas de los Chenes, contrastando completamente con el muro inferior, desprovisto de adornos.Los mascarones eran tan grandes y pesados que habían caído en gran parte, pero lo que se conserva entre los tres basta para reconstruir un poco la apariencia que tuvieron en su momento.

Estuvimos largo rato fotografiando el impresionante edificio, todo el conjunto del palacio era ya suficiente para considerar a Xkichmook como un gran sitio, incluso como uno de los más bellos que hubiéramos visto... y aún faltaba más.
Palacio de las flechas

Del lado oriental de la plaza vimos otro edificio mucho más pequeño pero peculiar: Tenía al parecer 3 habitaciones que miraban hacia donde nos encontrábamos y formaba también una L junto con otros tres cuartos que quedaban ocultos a nuestra vista y miraban hacia el sur pero que estaban ya sumamente destruidos. La habitación más cercana al palacio estaba totalmente caída pero las otras dos que estaban visibles desde nuestra ubicación estaban completas. Sus fachadas estaban surcadas por grupos de columnas junto a las dos puertas y en los intermedios. Sobre ello había una moldura inclinada formada por dos hileras de piedras, luego otra lisa con una sola hilera y sobre ella una inusual tercer moldura mucho más ancha y también inclinada hacia afuera. El reducido friso estaba dividido donde se unían las habitaciones por un gran surco que cruzaba todo el conjunto; esta parte del edificio estaba compuesta por piedras lisas que no eran todas del mismo tamaño, formando una "cuadrícula" sumamente irregular sobre la que se apreciaban unos medallones redondos en forma de dona de cuyos centros parecían colgar unos atados de plumas o textiles; una decoración única que jamás he visto en otra parte. En el lado trasero de las habitaciones se podía apreciar exactamente el mismo patrón.
Edificio de los mascarones

Luego de inspeccionar el edificio de los medallones pudimos ver que en una de las habitaciones también había una tapa de bóveda pintada aunque la figura era, al igual que la primera, muy difícil de interpretar.

Rodeamos todo el edificio y luego me separé un poco de los demás pues en el lado trasero había una nueva plaza que en su lado oriental tenía una gran plataforma, subí ahí y pude ver un montículo que indicaba que hubo un basamento piramidal de pequeño tamaño aunque su forma ya era imposible de determinar por el grado de destrucción.

De regreso con los demás nos dirigimos por un sendero bien marcado hacia el sur, después de poco tiempo nos encontramos con otro conjunto del sitio más dañado que lo anterior pero que también mostraba aún parte de su arquitectura. Se trataba de un par de palacios rectangulares con 5 y 8 habitaciones respectivamente, casi todas ellas caídas y mostrando únicamente bases de muros, pedazos de bóvedas incompletas, algunos escalones de acceso y restos de entradas.
Habitación trasera del palacio

La única fachada en pie que encontramos tenía el muro frontal incompleto y sobre una moldura triple mostraba una decoración formada por muchas pequeñas flechas alineadas apuntando algunas hacia abajo y otras hacia arriba. 

El mapa indicaba otros edificios cerca así que me volví a separar de los demás y pude encontrar una pequeña estructura con las bases de los muros de dos habitaciones, el resto del edificio estaba totalmente destruido.

Otro sendero de pocos metros de longitud nos llevó al último conjunto de Xkichmook; rodeando una gran plaza vimos restos de escalinatas y de varios cuartos muy destruidos, a penas quedaban bases de muros en todo el lado sur del grupo pero al llegar al lado del este encontramos más vestigios y finalmente un hermoso edificio con dos cuartos en pie, uno al lado de otro; parecía que junto a ellos hubo una escalinata que llevaba a su planta alta y del otro lado de ésta dos habitaciones más ya caídas.
De vuelta en el lado trasero del palaci

La fachada de las habitaciones tenía grupos de columnas dividiendo espacios planos, las molduras eran de 3 miembros, cuya parte central tenía unos motivos conocidos como "chanchimez" que recuerdan un gran ciempiés que zigzaguea a todo lo largo. El friso estaba lleno de columnillas verticales y tenía sobre las puertas y en la división de los dos cuartos unos mascarones de Chaac muy estilizados, iguales al que vimos en la habitación tardía del palacio. Este edificio parecía ya ser totalmente cercano a la tradición del Puuc, mientras que el resto del sitio era un híbrido estilístico.

Nuestro mapa no mostraba más así que desde ese punto regresamos hasta el palacio, vi que cerca de ahí se marcaba un pequeñísimo edificio con una sola habitación que no habíamos visto así que me dirigí hacia ahí: se trataba de un minúsculo recinto que formaba un hueco dentro de la terraza que formaba el borde suroeste de la plaza del palacio. Cuando estaba a punto de regresar vi el majestuoso muro trasero del ala poniente del palacio, era sumamente alargado, sobrio y totalmente liso, exceptuando las molduras que dividían la fachada del friso, que por aquel lado no tenía decoraciones. Hasta el fondo pude ver que solamente una puerta interrumpía el muro y sobre ella había un mascarón igual a los del último edificio que vimos; me dirigí ahí y finalmente encontré que también en la única habitación había una tapa de bóveda pintada, pero era bastante poco lo que quedaba de la pintura. 

Finalizamos así el recorrido por Xkichmook, corroborando lo que mis amigos habían afirmado del sitio; definitivamente quedó como uno de mis favoritos, no solo porque es hermoso, sino también porque los habitantes de un poblado muy cercano y una brigada volante de Yucatán lo mantienen limpio y en buen estado a pesar de no estar abierto al público.

martes, 19 de marzo de 2019

Viaje al Puuc, pt. 9. Rancho Pérez, Yucatán

Fachada de la habitación en pie
Ya en el auto, regresamos a Xul y nos desviamos por otro camino para llegar a los siguientes 3 sitios; mientras avanzábamos veía por el espejo que Carlos y Paola estaban batallando con las garrapatas que sobre todo ella tenía pegadas. 

Al poco tiempo llegamos a un poblado, ésta vez no teníamos la ubicación exacta del sitio que íbamos a visitar, únicamente algunas referencias; lo primero que vimos fue una pequeña plataforma con decoraciones tipo puuc en su base, no quedaba nada más que la primera hilera de piedras pero con ello comprobamos que estábamos en el lugar correcto. Nos estacionamos unos metros más adelante, había algunas personas trabajando en una casa y nos miraron con curiosidad así que nos acercamos a ellos y les preguntamos por las ruinas mayas cercanas; con mucha amabilidad nos indicaron la dirección aunque antes de dirigirnos ahí pasamos por otra casa cercana donde también nos trataron muy cordialmente y nos permitieron pasar al baño. Al salir uno de los trabajadores nos alcanzó y fue con nosotros hasta cerciorarse de que no equivocáramos el camino, había que subir a un cerro por una brecha y luego dar vuelta en otra.
Estructura principal de Rancho Pérez

A partir de tomar la última brecha subimos muy poco y llegamos a un área plana con un montículo totalmente destruido, detrás de él hay una plaza amplia que cerca de su centro tiene un gran chultún; más allá vimos otro montículo mayor al primero y al instante supe que ahí veríamos la bella fachada de Rancho Pérez, aunque desde ahí no podía apreciar nada todavía.

Llegamos a la base del montículo y vimos que era más largo que ancho, parecía que había tenido una doble hilera de habitaciones que por aquél lado estaban totalmente destruidas, al centro había una saliente que más tarde comprobé que era una escalinata arruinada que llevaba a la parte superior; arriba se apreciaban algunos restos de muros, por lo que probablemente el edificio tuvo dos pisos. Una vez rodeada la saliente pudimos ver una habitación en pie y en su frente la fachada que habíamos ido a buscar.
Habitación trasera destruida

El cuarto en pie mostraba claros signos de haber sido restaurado por lo que me queda la duda de si en realidad todos los adornos tenían la disposición que se observa actualmente o si algunos de ellos fueron puestos ahí por suposición de los arqueólogos. 

El conjunto es único pues no hay un espacio liso, a diferencia del resto de sitios del estilo Puuc. Pueden verse columnillas, grecas simples y escalonadas, "tableros de ajedrez", pirámides invertidas, molduras lisas e inclinadas y diseños aserrados. Si se observa en conjunto, parece formarse un gran rostro que recuerda las fachadas zoomorfas de la región ya cercana de los Chenes, solo que aquí todas las formas son abstractas y estilizadas: dos grecas escalonadas encontradas forman los ojos y una piedra recta que sobresale de una moldura conforma la nariz; la boca es formada por el rectángulo de la puerta y conjuntos de tableros de ajedrez parecen formar las mejillas.
Costado del edificio

Estuve recorriendo un buen rato todo el edificio pues en un principio no comprendía nada acerca de su conformación; así fui notando que entre toda la destrucción aún se asomaban restos de bóvedas y paredes hasta que finalmente, al identificar la escalinata, me di cuenta de que el edificio era similar a otros como el de Chacbolai o el palacio de Chacmultún que había visto 3 años atrás. 

El recorrido por Rancho Pérez fue uno de los más cortos, en los alrededores hay algunas estructuras más pero no teníamos contemplado buscarlas pues el sitio siguiente era bastante más grande y nos tomaría mucho más tiempo. 

Así regresamos al auto y seguimos nuestro camino no sin antes pasar a platicar un poco a la casa donde habíamos estado al llegar; llevábamos 2 sitios muy hermosos aunque pequeños y aún había mucho más que ver adelante.

sábado, 16 de marzo de 2019

Viaje al Puuc, Pt 8. Chacbolai, Yucatán

Edificio destruido
El 29 de diciembre fue uno de los mejores días del viaje. Comenzamos temprano nuevamente, saliendo de Oxkutzcab directo hasta Xul y luego tomando una desviación para llegar a las cercanías de un eco-spá que en sus terrenos cuenta con algunos sitios mayas; para entrar se requiere de permiso, algo difícil de conseguir, pero yo llevaba suficientes datos para llegar a uno de estos sitios, llamado Chacbolai, sin pasar por áreas privadas con paso restringido y entrando por la selva. 

Dejamos el carro en una pequeña brecha que llevaba a una milpa abandonada y comenzamos a caminar, el machete no tenía mucho filo por lo que fue un recorrido arduo, sumado a ello había demasiadas espinas y ramas que nos obstruían el paso. A diferencia de Cucá, ésta vez yo llevaba una camisa de manga larga y no tuve muchos problemas, pero Adriana, Carlos y sobre todo Paola sufrieron un poco cruzar los terrenos difíciles que nos separaban de Chacbolai y que en conjunto a penas llegaban a los 500 o 600 metros, pero que aún así eran terribles.
Lado trasero del palacio

Después de andar en zig-zag, cortando lo poco que se podía con el machete y abriéndonos paso con piernas y brazos, llegamos a la mensura o división de terrenos entre el eco-spa y la milpa; ahí se encontraba una valla de alambre de púas cuyos costados estaban mucho más libres de maleza así que la estuvimos siguiendo el resto del trayecto.

Encontramos algunos montículos bajos que nos indicaban que estábamos acercándonos al sitio, finalmente llegamos a la base de una colina con suave pendiente y luego de pasar un punto en el que un árbol caído obstruía el paso vimos los primeros indicios de arquitectura visible de Chacbolai.

Detrás del árbol se encontraban los restos muy arruinados de una pared, en su mayoría se había derrumbado y una parte yacía por el suelo con sus piedras aún unidas por el antiguo estuco usado para la construcción. Poco se podía adivinar de la forma de la habitación que hubo alguna vez ahí así que no estuvimos mucho tiempo contemplando el edificio.
Costado sur del palacio

Unos metros adelante había una pared más grande y completa que estaba paralela a la dirección que habíamos seguido para llegar hasta ahí, tampoco había más detalles para darse una idea del edificio que ahí se encontraba por lo que seguimos y justo frente a dicho muro pudimos ver el palacio, el cual es el edificio principal de Chacbolai y conserva una gran parte de su arquitectura en pie.

Habíamos llegado por la parte trasera, ahí se veían las paredes traseras de 3 habitaciones, así como los muros intermedios que las dividían, todo el frente había caído dejando únicamente la mitad de las bóvedas y un montón de piedras donde estuvieron los muros faltantes. El panorama no era muy distinto en las secciones traseras de los dos costados del edificio, ahí también se podían apreciar muros de habitaciones con sus frentes totalmente destruidos, aunque había algunas secciones de fachada aún en pie aunque estas no conservaban su parte superior con decoraciones y mostraban solamente muros lisos y algunos pedazos de molduras.
Frente del palacio

La conservación en el frente del palacio era totalmente diferente a la de las otras tres caras, pudimos ver que además había sido trabajado por arqueólogos, lo que se distinguía claramente en algunas partes de la fachada por el color de las piedras. Ese lado mostraba una base con columnillas sobre la que se encontraba el muro liso y las tres puertas de acceso a igual número de habitaciones, arriba habían molduras triples que en su centro tenían una fila de columnillas, luego el friso con nichos sobre cada puerta y una nueva moldura triple con la misma decoración que la inferior. En las esquinas se veía una columna con partes "anudadas" y sobre la habitación central estaban los restos de lo que había sido una escalinata volada que llevaba a la parte superior del edificio, ahí arriba no parecía haber habitaciones. Lo extraño de la escalera era que bajo ella encontramos un pequeño recinto alargado y muy bajo que tenía una diminuta entrada, algo que nunca había visto en ningún otro lugar. Esta habitación pequeñita era muy visible pues los escalones que le servían de techo habían caído y permitían asomarse desde arriba.
Costado norte del palacio

Tomar fotografías de la fachada del palacio fue algo complicado porque el sol estaba saliendo justo detrás del edificio, así que nos daba de frente. Pasé un buen rato buscando ángulos donde no salieran los rayos de luz pero finalmente obtuve buenos resultados.

Una inspección más cercana del edificio nos permitió ver que alguna vez tan solo existieron las tres habitaciones frontales, todo el resto de los costados y el lado trasero se habían agregado más tarde e incluso sus fachadas estaban un tanto desalineadas con las anteriores, quizá la escalinata a la parte superior fue el último añadido para un segundo piso que nunca se construyó.

Chacbolai es un sitio pequeño, por lo que no encontramos otros edificios en pie en los alrededores, regresamos por el mismo camino que habíamos seguido aunque esta vez intentamos seguir la mensura hasta la carretera para salir más fácilmente; desistimos de ello pues pasaba por un cerro muy empinado y mucho más alto que el que sostenía al sitio.
Palacio

Al final del camino nos llevamos una desagradable sorpresa pues nos dimos cuenta de que las garrapatas nos habían atacado y sobre todo Paola traía algunas pegadas en los brazos y en la espalda; Adriana y Carlos también las sufrieron en menor medida pero yo nuevamente agradecí a mi camisa larga pues únicamente encontré esos molestos insectos caminando por la tela sin haber encontrado su camino hasta mi piel.

El recorrido fue corto pero aún así fue el más complicado del día; la belleza de Chacbolai fue el preámbulo para el resto de los sitios que visitamos más tarde, todos en el área sur del Puuc yucateco.


domingo, 10 de marzo de 2019

Viaje al Puuc Pt. 7. Yo'okop, Quintana Roo

Iglesia colonial de Sabán
Salimos de Uitziná por el mismo camino que tomamos para llegar, después nos dirigimos a Dziuché, que se encuentra ya en territorio de Quintana Roo. Una vez ahí tomamos rumbo a Sabán, donde pasamos junto a una impresionante iglesia colonial parcialmente en ruinas, ya que conserva prácticamente la totalidad de sus muros pero no el techo.

A partir de Sabán utilizamos el odómetro del auto para asegurarnos llegar al siguiente sitio: Yo'okop, cuyo nombre significa literalmente "la aguada". Aún con ello cuando me estacioné en la entrada de una brecha tenía dudas de nuestra posición real; decidí avanzar caminando algunos metros para ver si había algún sendero más prometedor que el primero que encontramos creyendo que era la entrada al sitio pero que se veía bastante cerrado una vez estando parado frente a él.

Yo'okop es un raro asentamiento maya en el centro de la península de Yucatán, en dicha área conozco muy pocos trabajos arqueológicos y únicamente supe del sitio porque Eduardo había ido ahí en el 2014 luego de que lo conocí personalmente y recorrimos varios sitios de la costa de Quintana Roo junto a un grupo completo de amigos.
Estructura principal entre la selva

Caminamos tal vez 300 metros hasta encontrar un sendero que estaba bien marcado y limpio, supusimos que era el correcto porque sabíamos que la gente de Sabán visita el sitio regularmente; frente a él y del otro lado de la carretera parecía haber habido otro camino que estaba ya impasable, creíamos que por ahí se llegaba al grupo B del sitio pero lo dejamos para después.

Entramos al camino bien marcado y podíamos escuchar voces a lo lejos pero sin ver a las personas que debían encontrarse frente a nosotros. Pasó muy poco tiempo cuando pude darme cuenta de que íbamos caminando por un gran Sacbé que subía recto por una pendiente algo pronunciada, a cada lado se distinguían perfectamente los bordes del antiguo camino y más allá profundas cavidades que muy probablemente eran parte de la gran aguada que da nombre al lugar. Sin duda estábamos en la entrada principal del sitio o por lo menos en el camino que se seguía para ir del grupo A (donde nos dirigíamos) al grupo B.
Primer pasaje subterráneo

Luego de subir por más de 100 metros llegamos a una gran zona plana en lo más alto del sitio y justo a nuestra derecha vimos la descomunal silueta de la estructura principal de Yo'okop: se trataba de un montículo mucho más alto que todos los que habíamos visto los días anteriores, incluso recordando mis viajes pasados no pude pensar en más de 4 o 5 sitios que tuvieran montículos de ese tamaño. Los taludes eran sumamente inclinados, sobre todo del lado que identifiqué como el trasero; tal es la forma del edificio que de inmediato me trajo a la mente el arruinado basamento de la estructura III de Tikal.

Sin duda Yo'okop tenía un estilo constructivo de tipo Petén: Templos muy verticales con una altura de más de 20 metros, así como plataformas muy voluminosas que sostienen basamentos en su parte alta, tales como los que hay en la acrópolis sur de Tikal o la acrópolis norte de Yaxhá. Las piedras con las que se construyó Yo'okop no eran megalíticas como muchos sitios yucatecos, sino de tamaño pequeño; más parecidas a las de Cobá, la enorme ciudad que se encuentra ya cercana a la costa pero igualmente distante de donde nos encontrábamos.
Pasaje mayor

En la base de la estructura mayor encontramos los zapatos de las personas que estuvimos escuchando a lo lejos y supimos que estaban en la cima pero no podíamos verlos debido a las copas de los árboles. No quise subir inmediatamente porque no quería que hubiera gente que dificultara la toma de fotografías así que seguimos el recorrido dejando para el final el ascenso.

Nos dirigimos a un edificio mucho más bajo que estaba muy cerca del punto por el que llegamos al sitio, ahí pudimos ver los restos de una escalinata que conservaba unas pocas hileras de escalones, arriba vimos que tenía forma cuadrada y que las orillas de la plataforma superior eran más altas que la parte central, tal vez porque había cuartos por todo el perímetro que ya desaparecieron, justo al centro de todo había un montículo bajo que sobresalía sobre el resto del edificio. No encontramos ningún otro rasgo visible entre la ruina de la estructura, todo se encontraba en el estado más absoluto de destrucción.
Pasaje en la cima de la estructura principal

Desde ahí regresamos a la base de la estructura principal y luego de rodearla nos encontramos del otro lado con una estructura mayor que la que acabábamos de recorrer. Era un gran basamento con base casi cuadrangular y con una altura que fácilmente rebasaba los 8 o 10 metros. Yo tenía especial interés en ese edificio pues ya sabía lo que encontraríamos en él. Subí a la cima y comencé a rodear el montículo sin encontrar nada más que piedras que no permitían ver ninguna forma arquitectónica, al igual que el otro edificio parecía encontrarse completamente en ruinas. Finalmente pude ver en una de las esquinas una oquedad que llevaba a un pasaje donde reconocí la forma de una bóveda maya que descendía a las entradas de la estructura. Esperé a que los demás llegaran ahí y luego Carlos y yo decidimos entrar. La boca del pasaje era estrecha y tenía restos de derrumbe que dificultaban el paso, luego pudimos ver que estábamos bajando por una escalera interna algo dañada. No podíamos ponernos completamente de pie pues el techo era muy bajo y la bóveda estrecha; solo unos cuantos metros adelante el paso estaba bloqueado.

Supe que ese no era el pasaje que buscaba pues lo que conocía era un túnel mucho más largo que Eduardo no pudo recorrer en su totalidad por llegar hasta un punto donde había una gran oquedad cuyo descenso parecía ser peligroso. Regresamos a la parte superior y comenzamos la búsqueda de otra entrada. A los pocos metros encontramos signos de otros pasajes ya derrumbados e incluso en algún punto a Carlos se le hundió la pierna en una pequeña oquedad que quizá fue parte de otro corredor interno. Nos sorprendió bastante la presencia de estos elementos, pues actualmente no se encuentran pasillos así en ningún sitio de tipo Petén, exceptuando raros ejemplos de tumbas parecidas a la de Pakal en Palenque. Solamente en un sitio había visto tal cantidad de pasajes internos: Nicolás Bravo en la zona de Río Bec.
Pasaje en la cima de la estructura principal

Finalmente me topé con una entrada mucho más ancha y alta que la anterior y nuevamente esperé a los demás para entrar junto con Carlos y con linterna en mano (que por cierto olvidé la mía y por fortuna Adriana tenía 2 a la mano). Ahora sí pude reconocer la escalinata interna que Eduardo había bajado más de 4 años antes; los escalones eran altos y delgados, lo que hacía peligroso el descenso pero la bóveda permitía permanecer erguido todo el tiempo. 

Nos llevamos una sorpresa al llegar al fondo, pues ahí Eduardo giró a la derecha para encontrar la oquedad a la que no pudo bajar; nosotros solo vimos el camino totalmente bloqueado por tierra y arena que no parecían provenir de ningún derrumbe pues el pasaje hasta ahí se encontraba en excelente estado. Nos quedamos con la duda de si los integrantes del proyecto arqueológico que se desarrolló en el lugar habían bloqueado el paso o si fue gente local, solamente pude hacer conjeturas pensando en que se selló para estudiarlo en el futuro o quizá la causa de ello fue algún accidente.
Vista desde la estructura principal

Salimos de ahí y luego de otra revisión rápida al edificio no pudimos encontrar otros pasajes visibles. Regresamos a la estructura principal y vimos que las personas que escuchábamos de cuando en cuando seguían arriba. Decidimos subir ya de todos modos y entonces los encontramos bajando: eran un grupo de 4 adolescentes, dos de ellos iban descalsos, algo que nos sorprendió bastante por la dificultad para caminar por estos lugares. 

El ascenso fue muy complicado por la tremenda inclinación, tuvimos que hacerlo con mucho cuidado porque una caída podría haber sido mortal por la altura que íbamos tomando. Finalmente llegamos a la cima y vimos los restos de otro pasaje interno que llegaba hasta arriba y que está ya casi totalmente cubierto de tierra. La vista desde ahí era tremendamente bella. La selva se extendía por todas partes hasta donde alcanzaba la vista y únicamente se veía interrumpida por el área de la gran aguada, la cual estaba cubierta de hierba o pasto que contrastaba con el resto del horizonte.
Restos de escalinata

Estuvimos ahí un rato hasta que decidimos regresar. Bajamos con aún más cautela que el ascenso y luego regresamos hasta el auto. Habíamos revisado la entrada que llevaba al grupo B pero fue imposible pasar, Carlos y yo decidimos intentar llegar ahí por la brecha donde nos estacionamos. Caminamos unos metros y al ver que la dirección parecía ser correcta seguimos de frente, incluso tomamos otros caminos en dos o tres intersecciones que encontramos y estuvimos buscando por un buen rato. 

De hecho si llegamos al grupo B porque vimos varios montículos, pero las estructuras principales permanecieron fuera de nuestra vista hasta que llegamos a un pozo moderno que tenía una gran profundidad y decidimos regresar. 

El camino de regreso fue directo hasta Oxkutzcab, excepto porque al llegar a Peto seguí de largo hacia el poblado en lugar de continuar por la carretera y tuvimos que dar vuelta en U para volver. La noche ya había caído cuando finalmente arribamos a nuestro destino y decidimos ir directamente a comer cerca del mercado. Luego de ello por fin pasamos a comprar un machete y algunas provisiones para la noche y el día siguiente, el cual sería mucho más nutrido que los dos que ya habían transcurrido...

miércoles, 6 de marzo de 2019

Viaje al Puuc Pt. 6. Uitziná, Yucatán

Estructura II
El camino a partir de Tzucacab fue más complicado, la carretera que seguimos era muy estrecha y de cuando en cuando tenía grandes baches; más adelante tomamos otro camino aún más estrecho y con curvas sumamente cerradas. No pasó mucho tiempo cuando Carlos comenzó a reconocer que estábamos cerca de Uitziná pues él ya había estado ahí antes. Dejamos el carro en la entrada de una brecha ancha y caminamos unos pocos metros hasta un sendero donde solamente cabía una o dos personas al mismo tiempo, unos pasos adelante vimos una gran pared que aún tenía molduras en la parte alta, era la parte trasera de la estructura II de Uitziná. 

Luego de admirar el gran tamaño del muro que teníamos a nuestro costado, le dimos la vuelta para ver el frente; el panorama era sumamente distinto pues poco era lo que quedaba de la fachada, únicamente un montón de piedras se encontraba donde debían estar las paredes y lo único en pie era el frente del gran muro que ya habíamos visto desde atrás y partes de las divisiones entre las habitaciones que tuvo el edificio.
Frente de la estructura II

La estructura II se encuentra sobre una plataforma, frente a ella había mucha maleza cubriendo una plaza rectangular que llegaba hasta la carretera que lleva al sitio, ahí estuve un rato batallando con la vegetación para encontrar los restos de dos estructuras sumamente pequeñas, tanto como los templos enanos típicos de la costa de Quintana Roo; tan sólo quedaban las bases sobre las que se construyeron y un poco de los arranques de los muros. 

Regresando junto a la plataforma de la estructura II y del lado contrario a la carretera me reuní con los demás, que estaban observando las estructuras III y IV, las cuales se encuentran separadas por un pequeño espacio y conservan una buena parte de sus muros traseros, aunque ninguna de las dos tenía ya rastros de la fachada. Son estructuras más grandes que las que había visto inmediatamente antes pero sin llegar al tamaño de la primera que encontramos. A partir de ahí salimos de la plaza hacia la parte trasera de la estructura III, ahí se encuentra la parte más monumental de Uitziná.
Costado de la estructura I

Llegamos a otra plaza abierta por el lado derecho, se cerraba por detrás con las estructuras que acabábamos de pasar y del lado izquierdo había un montículo alto y estrecho que presentaba un gran agujero de saqueo justo en el centro del talud que miraba directo al centro de la plaza; éste edificio era mayor que los anteriores pero por alguna extraña razón no aparecía en el mapa que tenía del lugar.

Finalmente, al frente de nosotros se encontraba la estructura I. Este edificio tiene un gran basamento casi cuadrangular que alcanza una altura cercana a los 10 metros y con alrededor de 20 o 25 m por lado. Desde el frente no se podía apreciar casi nada del templo superior pero desde el lado derecho y la parte trasera se podía ver claramente el muro externo del edificio en forma de L que aún se yergue parcialmente en lo alto. Se encuentra tan pegado al desnivel que es imposible tomarle una fotografía desde cerca y de frente por cualquiera de los lados así que estuvimos un buen rato haciendo tomas desde el nivel de la plaza y buscando ángulos donde el sol no nos diera de frente.
Muro trasero de la estructura I

Aún desde abajo podíamos ver claramente el friso del edificio, totalmente adornado con volutas en espiral que parecen agruparse en grupos de 4 o de 6. Se dice que ésto es una muestra del estilo de los Chenes en la zona sur de Yucatán, muy alejada de la zona núcleo de aquel estilo, sin embargo luego de mi visita no me pareció que fuera así. Ciertamente la cantidad de ornamentación que muestra el edificio es comparable a la de edificios con portada zoomorfa como los de Hochob o Tabasqueño y en éstos últimos también aparecen volutas que rodean la cara del monstruo que aparece en sus fachadas pero en ningún otro lugar he visto que los adornos sean solo éstas figuras, faltaría poder saber si en la fachada de Uitziná había algún mascarón pero con lo que se mantiene en pie me parece que son estilos totalmente diferentes. Por otro lado si hay sitios que tienen portadas zoomorfas mucho más lejos en el oriente de Yucatán y son Ek Balam y Kulubá, ¿Cuál es la relación de estos últimos con los Chenes? y ¿Pudo Uitziná, que está a medio camino entre ellos, tener algún papel en esa relación? son cosas que al parecer actualmente no tienen respuesta.
Decoración de la estructura I

Subimos por el frente del edificio y ahí también me pareció que cabe la posibilidad de que la estructura no tuviera forma de L sino de C, formando algo parecido a un conjunto triádico ya que del lado izquierdo había un pequeño montículo; hay algo extraño con ello pues la elevación era muy pequeña como para ser el resto de un edificio tan alto como los de los lados restantes, quizá no se terminó de construir o era más pequeño.

Lo que queda son a penas fragmentos de los muros de la fachada, con unas cuantas volutas iguales a las de la parte trasera, nada parece indicar que el lado del frente fuera diferente que su contraparte.  

Estuvimos ahí por un rato y luego regresamos al auto para seguir nuestro recorrido. Julio me había dicho que hay otro grupo arquitectónico del sitio aproximadamente a 1 km pero no sabíamos la dirección así que decidimos no intentar buscarlo.