martes, 27 de junio de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 8. Yalsihón y Dzilam González

Ruinas de la iglesia de Kikil
Desde Kulubá regresamos por el mismo camino que habíamos tomado hacia Tizimín, sin detenernos cruzamos la pequeña ciudad y salimos con rumbo norponiente hacia el pequeño pueblo de Yalsihón. Unos km después de salir de Tizimín paramos un momento en el centro de Kikil, donde Wilberth y yo bajamos a tomar algunas fotografías de las ruinas de la iglesia que existió ahí, en frente hay un cenote pero no entramos a verlo.

A partir de ahí me tocó conducir por carreteras secundarias en largos trechos, aunque la que nos condujo a Yalsihón no era particularmente difícil pues se encuentra en buen estado. Cuando llegamos hasta ahí estábamos un poco norteados, sabíamos que cerca del centro del pueblo había un enorme montículo y que una vez nos ubicáramos sería fácil llegar; Eduardo prefirió preguntar a una señora que pasaba si sabía en qué lugar había una pirámide, montículo, cuyo, ruinas, edificios antiguos... a pesar de utilizar todo lo que se le ocurrió para darse a entender, la respuesta fue "aquí no hay", lo que nos sorprendió bastante pues luego de eso dí vuelta en una esquina y ahí estaba frente a nosotros el enorme edificio prehispánico.

Montículo prehispánico en el centro de Yalsihón
Toda una manzana está ocupada por un enorme montículo que tiene una altura de alrededor de 15 m sobre el nivel de la calle. Desde ahí no se aprecia muy bien su forma pero una vez arriba se puede notar que lo que da al camino es la parte trasera, el edificio tiene una gran plataforma sobre la que se encontraba una estructura alargada a cada lado que flanqueaban un gran basamento piramidal que tenía un templo central y plataformas adosadas a cada lado del mismo, ya no queda nada más que el relleno de piedras que forma el montículo pero sobre la primera plataforma hay una construcción quizá de principios de siglo donde se colocaron grandes piedras que están trabajadas y seguramente eran parte del recubrimiento del edificio prehispánico.

Construcción en Yalsihón con la escultura femenina al centro
Lo más notable entre éstas piedras es una escultura en forma de pequeña columna que tiene la forma de una mujer, se pueden apreciar su cabello, las manos, el rostro y el pecho claramente.

Mientras revisaba la gran plataforma de pronto me encontré con un cráneo en el suelo, estaba completamente limpio y blanco, luego de que apareció la mandíbula a pocos centímetros pude ver que perteneció a un borrego; de inmediato pensé en barbacoa, pero no me imaginaba como había llegado a parar a éste punto aquel cráneo, pues no hay ninguna vivienda ahí y no parece que nadie suba a vender cosas arriba.

Cabe mencionar que Yalsihón fue el sitio maya número 100 que visitaba Wilberth y por eso era también un punto especial del recorrido.

Fragmento de estela en Dzilam González
Seguimos nuestro camino por una carretera bastante descuidada donde la selva se extendía desde los lados cubriendo una gran parte de la carpeta asfáltica, por lo que a penas quedaba espacio para que pasara un sólo vehículo por un trayecto de mas o menos 35 km, por fortuna solamente cruzamos con un auto que venía en el sentido contrario en todo el trecho. Finalmente llegamos a una carretera mucho más grande y poco después arribamos a Dzilam González, población donde también existen vestigios prehispánicos en su centro.

Éste sitio fue visitado por John L. Stephens y Frederick Catherwood en el siglo XIX y en la narración del viaje se refiere que había un enorme montículo prehispánico; hoy en día aún existe pero se ha reducido muchísimo debido al uso de la piedra que lo conforma como material de construcción para las casas y las calles, cosa que vimos claramente pues muchos muros tenían piedras enormes bien trabajadas que eran características de la arquitectura maya de la región. 

Montículo principal de Dzilam González
Subimos a éste montículo que está en una esquina de la plaza de armas y teníamos una vista que abarcaba prácticamente todo el poblado, al otro lado de la calle se encuentra la iglesia central y en su atrio nos encontramos con la base de una estela que aún conserva algunas figuras labradas en ella. 

Después de fotografiar por éste lado el edificio, rodeamos la manzana para admirar lo más interesante del mismo: llegamos a una casa bastante humilde, típica de Yucatán con su planta oval y techo de palma, ahí pedimos permiso para pasar a su patio que colindaba con la gran mole prehispánica y aunque desde afuera no se sospecha que haya nada de interés, al dar unos cuantos pasos nos topamos con una gran pared bien conservada que delimitaba el gran montículo antiguo.

Pared del edificio principal
Saliendo de ahí caminamos algunas cuadras y llegamos a un segundo montículo más pequeño pero que en su parte más alta aún tiene algunos restos de arquitectura construida con grandes piedras, que como ya dije son características del estilo regional que es llamado "megalítico" y además de en Dzilam González se encuentra en sitios como Izamal y Aké.

Ahí terminó el recorrido por el sitio y entonces empezamos a buscar alguien que nos diera datos sobre dos sitios cercanos llamados Chunjabín 1 y 2, los cuales queríamos ubicar, aunque sólo habíamos podído reunir alguna información confusa sobre ellos.

En la plaza de armas platicamos con un habitante que nos indicó el mejor camino para llegar a la zona que buscábamos y nos decidimos a ir por ahí, sería el recorrido más extraño que me ha tocado en todos mis viajes, pero esos detalles y como pasamos la llegada del año nuevo los describiré en la siguiente entrada.


martes, 20 de junio de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 8. Kulubá

Palacio Puuc
El último día del 2016 lo comenzamos temprano, pues habría que recorrer una gran cantidad de kilómetros, ya sabíamos que pasaríamos el año nuevo en Mérida y teníamos cita con un guía para el primero de enero pero antes había que visitar algunos sitios del oriente y norte del estado. Estábamos casi listos para salir cuando Wilberth llegó a reunirse con nosotros y unos minutos después salimos en el auto con rumbo a uno de los sitios que yo más ansiaba conocer: Kulubá.

Julio y Eduardo ya habían estado antes en éste sitio pero el vídeo que Lalo había grabado ahí se había perdido con un celular y quería volver a capturarlo. Yo tenía la idea de como llegar pero ellos no recordaban muy bien lo que había en el camino. Llegamos a la terracería que conduce a Kulubá y nos condujo a una construcción donde no había nadie, ahí por un momento estuvimos desorientados pues el lugar no concordaba con lo que buscábamos pero luego de un rato de revisar nos dimos cuenta que el camino seguía a un lado de dicha construcción; más adelante finalmente vimos en un lado un gran edificio prehispánico y unos metros al frente el rancho y pequeño museo donde se encuentra la entrada.

Detalle del palacio Puuc
En el lugar había dos lugareños que nos pidieron registrarnos y pagar la entrada en $20, luego entramos a la palapa que usan como museo, ahí faltaban piezas pues estaban en una exposición en Mérida pero pudimos ver fragmentos de mosaicos, cabezas de serpiente, pedazos de mascarones del dios chaac con su característica nariz en forma de trompa, etc.

Desde el primer momento se podía apreciar que Kulubá es un sitio muy particular pues a pesar de estar muy lejos de zonas como el Puuc y los Chenes, tiene muchas características que lo ligan a éstos lugares: sus edificios presentan decoraciones en mosaico de piedra como en Uxmal, además de portadas zoomorfas como la que vimos en el cercano Ek Balam el día anterior pero que son más frecuentes en lugares del norte y sur de Campeche como Hochob y Chicanná, a más de 100 km de distancia.

Palacio Puuc
Nos abrieron la cerca que rodea el sitio y entramos en un llano cubierto de hierba que en algunas partes estaba crecida y que fue podada en las áreas donde se había habilitado para que los visitantes pasaran; al fondo se veía un gran edificio, el cual tendría 5 o 6 metros altura, 25 o más de largo y a penas 3 de ancho; tuvo 6 habitaciones en una sola hilera aunque la del extremo izquierdo y las dos del derecho tienen el techo parcial o completamente caído. El tamaño de las bóvedas y los accesos a cada cuarto recordaban a los que hay en el primer nivel de la acrópolis de Ek Balam, estando tan cerca un sitio del otro debían tener similitudes; pero el cuerpo superior de la fachada aunque en su frente ha perdido por completo su decoración, dejando el relleno del muro al descubierto; en su lado trasero conserva una sección con mosaico de piedra con formas geométricas y grandes mascarones de Chaac, lo que recuerda bastante al famoso palacio del gobernador de Uxmal, en un estilo totalmente puuc, además toda la base del edificio está decorada con pequeñas columnillas.

Costado del palacio chenes
Frente a éste edificio hay una reconstrucción de una parte de la decoración frontal cubierta con un techo de palma y a su izquierda, formando un ángulo recto, hay un edificio alargado que sólo conserva los muros y cuyo techo ha caído por completo. La base también está decorada con columnillas. Los muros tienen aproximadamente 2 m de altura, de largo tendrá aproximadamente 20 m con cinco habitaciones y un ancho también de 3 m aproximadamente. Los costados y el muro trasero son completamente lisos pero en el frente y alrededor de los accesos a cada cuarto tiene bellas decoraciones, sobre todo en la habitación central, que aunque incompleto, presenta un gran mascarón del monstruo de la tierra, se pueden ver los detalles de las fauces y algunos dientes; en ningún otro lugar se encuentra un edificio tan típicamente Puuc junto a otro tan característico de los Chenes excepto en Uxmal, sin embargo aquí también habían decoraciones de serpiente en las esquinas de los edificios, lo cual es más parecido a lo que se puede ver en Chichén Itzá, haciendo de Kulubá un lugar totalmente híbrido.

Palacio Chenes
Frente a éste palacio hay un área completamente cubierta de maleza a la que entramos para alejarnos un poco de la fachada y poder tomar fotografías más completas, pero fue bastante difícil pues se encuentra lleno de grandes piedras que claramente formaron parte de algún edificio prehispánico, sin embargo toda la hierba no dejaba ver si eran restos del techo del palacio Chenes que como ya mencioné está totalmente caído pero no se encuentra ahora ni dentro ni sobre el edificio o eran restos de alguna otra estructura diferente, aunque me inclino a pensar que fueron dejadas ahí con la idea de restaurar las bóvedas que cayeron.

Detalle del palacio Chenes
Frente a éstos edificios hay una mesa con sillas y una sombrilla que aprovechamos para sentarnos un momento mientras contemplábamos la belleza de la arquitectura que nos rodeaba y Wilberth aprovechaba para buscar aves y fotografiarlas. 

Aún faltaba visitar el edificio que vimos a un costado del camino cuando llegamos, así que regresamos casi hasta la entrada y nos dirigimos hacia aquella estructura que se encuentra en un área que está cubierta de árboles, unos metros más adelante pudimos ver la gran silueta de ésta construcción bastante particular: su nombre el "palacio de las U" y al mirar sus muros de inmediato se comprende la razón de tan poco habitual denominación pues en todo el costado y la parte trasera las piedras tienen canales que forman dicha letra.

Lado trasero del palacio de las U
Éste edificio tiene dimensiones muy parecidas a las del palacio Chenes, pero conserva sus bóvedas, lo que le da una altura de más de 3 metros y la habitación central tiene otro cuarto en su parte trasera que sobresale atrás del edificio y le da una planta en forma de "T". 

Cuando llegamos al edificio me dijo Eduardo que revisara toda la pared trasera y comencé a rodear el edificio observando la peculiar decoración que se extendía por todo el muro desde su base hasta el techo solo interrumpida por la base de columnillas y las molduras intermedias y superiores. Cuando llegué a la parte más lejana del muro pude ver que en los surcos de las U se podía observar claramente pintura roja todavía muy viva que se ha conservado muy bien por encontrarse en una zona hundida de la piedra.

Lado frontal del palacio de U
Toda la fachada superior del edificio ha perdido su recubrimiento, por lo que solamente se puede ver el relleno constructivo del muro. También una buena parte del cuerpo inferior se encuentra sin su cubierta pero aún se puede ver que en las entradas tenía decoraciones de tipo Chenes, que en la puerta central formaban un mascarón completo del monstruo de la tierra y en las laterales formaban fauces de serpientes.

Al frente y a los lados de éste último edificio en pie hay restos de plataformas y restos de algunos muros muy destruidos además de algunas elevaciones cubiertas de árboles que al parecer son montículos. Más tarde supe que al menos hay otros dos grupos de estructuras aunque al parecer ya no hay ningún otro edificio en pie.


martes, 13 de junio de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 7. Ek Balam y Tizimín

Entrada a Ek Balam
Como ya había dicho en la entrada anterior, Julio no conocía Ek Balam a diferencia de Eduardo y yo, así que decidimos detenernos ahí antes de llegar al hotel de Tizimín. Desde Yaxuná nos dirigimos a Pisté, pasamos por la entrada de Chichén Itzá, que estaba horriblemente abarrotada de autobuses y carros estacionados por un espacio larguísimo a los lados de la carretera y el camino de acceso; nos imaginamos la cantidad de gente que debía haber dentro del sitio arqueológico. Ésta es la razón principal (junto con la multitud de vendedores que convierten aquel lugar en un insoportable tianguis) por la que ninguno de nosotros tiene deseos de volver a entrar a Chichén por más maravilla del mundo que sea, exceptuando solamente si tuviéramos la posibilidad de accesar a la zona que no está abierta al público. Más adelante llegamos al libramiento de Valladolid y tomamos rumbo al norte para pasar por Temozón, famoso por su carne ahumada, llegando al bello sitio de Ek Balam unos minutos después.

Palacio Oval
Cuando compramos los boletos ya sabíamos que ahí se paga doble porque cobra el inah y la secretaría de cultura de Yucatán, pero me pareció que con el aumento del turismo se han sobrepasado bastante pues tuvimos que pagar mas de 100 pesos por cada uno. Cuando estábamos en la caseta de entrada una pareja se acercó a nosotros y reconoció a Eduardo por sus videos en los sitios mayas, afirmando que habían visto el que hizo de éste lugar para animarse a ir; le pidieron fotografiarse con él y conversaron un corto rato.

Poco después entramos al sitio, que está rodeado por dos murallas concéntricas en cuyo interior se encuentran los principales edificios que son 3 enormes moles, una al norte y las otras dos al este y oeste; de ellas solo la central está excavada y se le llama "la acrópolis". En el lado sur hay un juego de pelota, el arco de entrada, edificios palaciegos como el llamado "las gemelas", "el palacio oval" y algunas plataformas. En la plaza central hay también algunos edificios miniatura que se parecen a los que se encuentran en la costa del caribe, no muy lejos de ahí.

Vista desde el palacio oval
Es muy raro que un nombre prehispánico se conserve hasta la actualidad, ya que muchos lugares fueron abandonados mucho tiempo antes de ser descubiertos entre la maleza que les cubría, pero no es el caso de Ek Balam; el nombre de la ciudad significa "estrella jaguar" y era la capital del reino de "Talol" según las lecturas de los textos encontrados en piedra y pintados en algunos recintos. 

Nuestro recorrido inició en el arco de entrada, pasando por el juego de pelota; Eduardo se sentó en lo alto de uno de los edificios de éste último mientras Julio y yo seguimos por las gemelas y el palacio oval. La vista desde el palacio es imponente, con la acrópolis justo en frente.

Templo superior del palacio oval
Rodeamos la plaza central subiendo a una plataforma que se encuentra frente a las gemelas y luego le dimos la vuelta completa a al gran montículo sin excavar que se encuentra al este del sitio. Una vez que regresamos a la plaza dimos de frente con la enorme acrópolis. Sin duda ésta estructura es una de las más complejas e interesantes que he visto en cualquier lugar al que haya viajado; contiene una infinidad de secretos y está bellamente decorado pues los constructores de Ek Balam eran algunos de los más hábiles artistas del mundo maya.

A cada lado de su gran escalinata hay una cabeza de serpiente hecha en estuco que tiene las fauces abiertas y sobre su lengua hay un texto jeroglífico completamente bien conservado; desde ahí se accede a los tres niveles superiores.

Serpiente de estuco en la base de la escalinata
La acrópolis tuvo varias ampliaciones y añadidos a lo largo de su construcción y las más interesantes están en el tercer nivel: primero a la derecha de la escalinata pude pasar a una zona que no había visto antes, ahí hay una pequeña explanada y una habitación que tiene vestigios que recuerdan las entradas de los edificios tipo Chenes que tienen una enorme boca del monstruo de la tierra en su acceso central, cuyos ojos están arriba mientras que los dientes y la mandíbula son la puerta misma; la que tenía en frente estaba muy dañada pero era como un preámbulo de lo que se puede ver del otro lado. A la izquierda de la escalinata está la fachada más increíble que hay en cualquier sitio arqueológico de Mesoamérica, aquí fue enterrado el principal gobernante de Ek Balam cuyo nombre fue Ukit Kan Le'k Tok'; debido a ello la habitación fue sellada y cuidadosamente cubierta de modo que cuando se encontró estaba casi intacta. Igual que la anterior es un gran monstruo de la tierra con la boca empederada de colmillos y bien abierta, pero además de ello sobre sus ojos, boca y recovecos hay figuras de personajes bellamente modelados; en una puerta lateral incluso se puede ver un poco de pintura mural. Además se sabe el nombre de ésta habitación y era "Sak Xok Naah" que significa "la casa blanca de la lectura", y sigue siendo completamente blanca después de más de mil años que lleva en pie...

Sak Xok Naah
Finalmente subimos a la parte superior de la acrópolis, pero antes de llegar ahí vimos un pequeño hueco en el techo de palma que cubre el Sak Xok Naah, ninguno de nosotros sabía lo que se encuentra detrás de esa cubierta y nos sorprendió que ahí había un recinto con enormes columnas circulares. 

Más arriba, sobre la cima que está prácticamente a 40 metros del suelo la vista es extensa y se aprecia el verdor de la selva baja de Yucatán. Sin embargo y a pesar de ser ya casi hora de cerrar, había demasiada gente ahí y me sentía algo incómodo por ello, definitivamente prefiero la soledad cuando me encuentro en lugares como éste. Cuando bajamos el sol estaba ya cayendo en el horizonte y tuvimos algunos destellos rojizos sobre los viejos edificios que añadían más belleza a la vista que nos despedía.

Detalle del Sak Xok Naah
Regresamos al auto y seguimos nuestro camino hacia Tizimín, una de las ciudades mas grandes de Yucatán aunque no se compara con el tamaño de Mérida. Era la primera vez que yo pasaba por ahí y como siempre que ésto pasa tenía bastantes ganas de caminar por ahí un rato. Lo primero que hicimos fue buscar el hotel donde ya teníamos reservada una habitación y luego de tomar un baño estábamos completamente hambrientos. En éste lugar nos iba a alcanzar nuestro amigo Wilberth Salas, quien venía de Campeche para pasar unos días con nosotros, pero al saber que tardaría un poco nos pusimos a buscar alimentos y terminamos en una pequeña pizzería local. Nos sorprendió la cantidad de carnes frías y otros ingredientes que le ponían al pan, tanta que era imposible levantar las rebanadas sin que se desparramara su cubierta y a pesar de eso cada uno de nosotros pidió una de tamaño familiar. así era el hambre que teníamos, aunque por supuesto no pudimos terminarlas y sirvieron al día siguiente para consumirlas en el camino. 

Centro de Tizimín de fiesta
Antes de terminar llegó Wilberth y le contamos un poco de como nos había ido en días anteriores. Fuimos al hotel para recoger la cámara fotográfica y ya completamente de noche nos dirigimos al centro, cuya iglesia principal parece una gran fortaleza. Me sorprendió gratamente que el lugar estaba de fiesta, por todos lados se veía gente caminando y puestos con antojitos y algunos artilugios festivos. El motivo de la celebración era la última noche del año, pues era ya 30 de diciembre, al día siguiente entraría el 2017 y en la plaza había un baile en el que participaba una multitud vestida de forma tradicional: las mujeres con sus vestidos blancos bordados con flores multicolor y el cabello recogido formando como una aureola sobre su cabeza y los hombres con pantalón de manta, guayabera y sombrero completamente blancos, ambos calzando sandalias.

Imágenes de Tizimín
Alguien me dijo que éste baile era un concurso en el que los participantes estarían danzando hasta el cansancio y la última pareja que quedara en pie sería acreedora a un premio en efectivo. 

Mientras miraba en todas direcciones, mis amigos de pronto me gritaron que tuviera cuidado y al girar la cabeza ví un enorme toro del tipo cebú con grandes cuernos y una notable joroba que pasaba casi arrollándome y sobre su lomo un par de niños iban montados: un varón pequeño y probablemente su hermana más grande que no pasaría de 10 años, quien llevaba las riendas del animal. Nunca había visto una estampa como esa y me sorprendió la mancedumbre con la que el toro se dejaba guiar por sus pequeños jinetes así que no quise perder la oportunidad de fotografiarlos; ésto fue más difícil de lo que me imaginé pues casi se perdían entre la multitud y tuve que correr capturando todas las tomas que pude esperando que alguna de ellas no estuviera movida.

Hubiéramos querido quedarnos más tiempo ahí pero ya era media noche y el cansancio nos pesaba terriblemente, incluso a Wilberth, quien había tenído un largo trayecto en autobús, así que decidimos regresar al hotel a descansar.

martes, 6 de junio de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 6. Yaxuná

Yaxcabá
Después de nuestra rápida pero absolutamente satisfactoria visita en Ikil, volvimos a tomar rumbo a Yaxcabá, donde nos detuvimos un momento para tomar una fotografía del centro; es un poblado pequeño pero más bonito de lo que me esperaba, con su iglesia colonial al centro y los alrededores llenos de pequeñas casas de palma con planta oval tal y como se han construido desde hace milenios.

Justo ahí nos desviamos y seguimos rumbo a Kankabdzonot, que si no me equivoco significa cenote en la tierra roja. Nuevamente nos detuvimos en su centro a tomar una foto y seguimos adelante; éste poblado es aún más pequeño y en su centro está el entronque rumbo a Yaxunáh, que es más grande, tiene un cenote y un museo en su centro además de un enorme sitio prehispánico en sus márgenes, en solo unos minutos llegamos hasta ahí.

Kankabdzonot
No paramos en Yaxunáh, seguimos hasta la zona arqueológica, cuyo nombre se escribe sin la h del final. Una vez que estuvimos frente a los edificios prehispánicos alguna vez excavados arqueológicamente, hoy muy descuidados y cubiertos de maleza, nos dispusimos a buscar el inicio del gran sacbé "camino blanco" de 100 km que inicia ahí rumbo al sitio de Cobá en Quintana Roo; dicho camino es el mayor en su tipo y cruza por numerosos grupos de ruinas y queríamos visitar los más cercanos. 

Mientras afilábamos el machete y nos preparábamos para marchar en un camino complicado pasó un grupo de extranjeros con un guía local a quienes saludamos y preguntamos un poco sobre lo que buscábamos, el guía nos indicó que esperáramos un momento y regresaría con nosotros. Para nuestra mala suerte nos indicó que los sitios que queríamos buscar estaban en investigación y que luego de haber excavado un poco los habían vuelto a enterrar por lo que no habría mucho que ver, así que decidimos visitar solamente el sitio principal de Yaxuná.

Edificio en la plaza central de Yaxuná
Éste lugar alguna vez fue el más grande e importante de la zona y es anterior al cercano Chichén Itzá. Sin embargo éste último sitio entró en conflicto con Yaxuná y terminó por destruirlo y por realizar una matanza de la realeza del lugar, cuya tumba fue encontrada en uno de los edificios principales.

El área donde dejamos el carro y comenzamos a caminar está justo frente a una rampa donde comienza el sacbé del que hablé y tiene una serie de estructuras de mediano tamaño en una plaza enorme. Uno de ellos es circular, también hay un juego de pelota y algunos edificios residenciales. Uno de éstos últimos presenta decoraciones de columnillas muy parecidas a las de la zona Puuc que ya habíamos visitado en días anteriores, ésto a pesar de encontrarnos bastante distantes de aquellos lugares. En los alrededores existen algunos montículos de enorme tamaño, sobre todo en el lado sur donde parece haber un cerro pero en realidad es un edificio prehispánico de planta bastante alargada.

Edificio Popolná
Del otro lado de la plaza de donde se encuentra el gran montículo se encuentra la acrópolis norte, donde hay tres grandes basamentos piramidales, dos de ellos con arquitectura visible: el del lado norte que dejamos para el final y el del oriente, llamado "Popolná" o casa de la estera por sus decoraciones que tienen forma de "x" y que representan el tapete sobre el que se sentaban los gobernantes. Además de éste tipo de ornamentos se encuentran ahí relieves de columnillas, rostros de deidades e incluso personajes sentados en postura de flor de loto, es sin duda el edificio más bonito de Yaxuná.

Detalle del Popolná
Para terminar el recorrido por éste sitio nos dirigimos al edificio del norte, que muestra su gran escalinata liberada de maleza. Yo ya había estado antes en Yaxuná pero ahora podía ver mejor los detalles de los edificios pues la vez anterior estaba sumamente crecida la hierba, ahora estaba mucho más rala y seca.

La gran escalinata pareciera no llegar a ninguna parte pues finaliza en un gran hueco y debajo de ella se observan restos de habitaciones, ésto es porque en una época temprana el edificio era mas bajo y los cuartos que se observan eran su cúspide pero mas tarde se cubrieron para hacerlo más alto y fue entonces que se construyó la escalinata, pero la cima de ésta etapa quedó destruida y por eso no se observa actualmente. 

Restos de habitaciones
Después de pasar éstas habitaciones llegamos a su parte trasera y ahí había un hueco en la pared en donde una puerta de madera cerraba el paso, sobre ella se encuentra la cima actual del montículo y también ahí hay una escotilla que está cerrada con candado y algunos huecos donde se puede observar que existe una cámara cerrada. Ésta cámara la ví la primera vez que visité Yaxuná y de inmediato sospeché que se trataba de la tumba real donde se encontraron los restos de la matanza que provocó Chichén Itzá.

El guía local que conocimos al llegar estaba con nosotros y resultó ser un líder de los comuneros de la zona, por lo que le pedimos permiso para entrar a la cámara y nos lo otorgó, una vez ahí pudimos ver que en un rincón hay una pequeña entrada que lleva a una serie de pasajes donde a penas cabe una persona, es ahí donde en realidad se encontraron los restos humanos de la tumba.

Tumba real de Yaxuná
Nuestro acompañante estuvo ahí cuando se realizó la excavación y nos contó un poco sobre como había sido el descubrimiento, pues al estar desenterrando los cuartos que están antes de la tumba se dieron cuenta de que había cámaras subterráneas y finalmente se encontraron con restos humanos.

Luego de salir de ahí completamente cubiertos de una fina arena blanca, subimos a lo más alto del edificio y desde ahí podíamos ver torres de telefonía que se encuentran en el pueblo de Pisté, a 2 o 3 km de Chichén Itzá. Podíamos darnos una idea de lo cercanas que eran éstas dos ciudades mayas y como debió ser difícil para Yaxuná lidiar con el poderoso y belicoso vecino que tenía en sus últimos tiempos.

El día avanzaba rápidamente por lo que debíamos decidir a dónde nos dirigiríamos, habíamos reservado una habitación de hotel en Tizimín, por lo que habríamos de dirigirnos primero a Valladolid. Julio nunca había estado en Ek Balam, que se encuentra muy cerca de ésta última así que decidimos acompañarlo a conocer la bella urbe del oriente del mayab.