Río de La Pasión en Sayaxché |
Tuvimos una desorientación al llegar al río El Subín, después de cruzar La Libertad, ahí la carretera se corta y hay que girar a la derecha para tomar un puente por una terracería, por un momento dudamos al entrar en esa terracería y regresamos al camino pavimentado pero nos encontramos con un tapón que no permitía pasar y comprendimos que teníamos que regresar y tomar el camino alternativo.
Estructura A-3 de Ceibal |
Poco tiempo después de salir de la zona urbana llegamos al Parque Nacional El Rosario, un manchón de selva que sobrevive rodeada de campos de pastoreo y cultivo. Un poco más adelante terminaba una gran recta de la carretera con una vuelta de la que sale la desviación hacia el sitio arqueológico de Ceibal, además de algunas aldeas pequeñas.
Estela con un personaje con rasgos del altiplano mexicano |
Al entrar vimos a muchas personas con trajes autóctonos parecidos a los que usan los tzotziles y tzeltales en los altos de Chiapas, estaban llevando a cabo alguna ceremonia sobre un altar circular moderno, este tipo de elementos fueron construidos en varios sitios importantes de Guatemala, permitiendo la realización de ritos por gente indígena local, lo cual me parece muy positivo. Había personas de todas las edades, además de que con nosotros entró una familia grande.
Estructura circular en el Grupo C |
Restos de estructura en el Grupo D |
Terminé recorriendo el grupo A por su lado oriental, donde estaban dos de las estelas más mexicanizadas entre todas las presentes: una muy estrecha y alta con un personaje representado de frente y con una máscara de mono. La otra es un personaje con una máscara igual a las de Ehécatl, con un pico alargado de ave, además de un penacho bastante erizado.
Tomé un camino que salía del lado oriente de la plaza y me encontré con otra estela delgada y alta justo antes de bajar por unas escaleras modernas, colocadas para facilitar la visita. Más adelante me encontré con un cruce de caminos, donde alcancé a Julio, que se había adelantado, el seguiría al grupo C, mientras yo intentaría llegar a la orilla del río La Pasión, en el extremo oriental del sitio. Seguí de largo en esa dirección, aunque el sendero tenía muchos rodeos, subidas y bajadas, que fueron desviándome hasta que me di cuenta de que estaba llegando al Grupo D, donde en el mapa aparecía un monumento pero yo creía que no tenía arquitectura en pie.
Estructura A-3 |
Me equivocaba, me encontré con algunos edificios que parecen habitacionales, los cuales tenían muros de habitaciones y de sus basamentos bajos, todo construido con piedra muy bien labrada y unida de forma muy fina. Seguí adelante pasando de largo por otro camino que salía hacia el oriente y que sospeché que iba al río, y luego de bajar y subir repetidamente, llegué a una ancha calzada y metros adelante vi que cruzaba con otra que iba, por un lado, al río y por el contrario al Grupo A.
Seguí de frente y me encontré de nuevo con Julio en el Grupo C, donde encontramos una plataforma con base circular, que tenía una restauración bastante mala con cemento que se está desmoronando. Frente al edificio vimos un extraño altar al que no le vimos forma, aunque después nos enteramos que en alguna parte del borde exterior tenía una cabeza felina.
Petrograbado de San Diego |
Otra vez regresé a la gran calzada pero ahora seguí de regreso al grupo A, por donde se había ido Julio, ya cerca de la gran plaza me encontré con un gran juego de pelota sin excavar pero que conservaba su forma bastante bien. El camino me llevó al estacionamiento y nuevamente me encontré con Julio, para luego sentarme en la entrada a la gran plaza mientras Eduardo terminaba su vídeo. Encontré más ceibas que en otros lugares, por lo que el nombre Ceibal está más que justificado. Finalmente todos estuvimos listos para irnos y volvimos a subir al auto, tomando rumbo a Sayaxché y cruzando de nuevo en ferry. Seguimos hacia La Libertad y tomamos rumbo a la frontera de El Ceibo.
Petrograbado de San Diego |
Primero subimos a una saliente de piedra donde vi unos pequeños trazos, pero era demasiado pequeña para contener lo que buscábamos, así que nos dirigimos a otro cerro que estaba cerca y tenía riscos muy escarpados, pero tampoco pudimos ver nada. Concluí que nuestro primer intento se había quedado corto, así que regresamos al primer cerro, pero rodeando más hacia la carretera. Vimos una gran pared y el petrograbado en lo alto, sin embargo estaba en una posición inalcanzable, aún cuando yo me subí a una saliente en un costado, casi a la altura del grabado, pero sin poder ver nada por la maleza.
La única forma de documentar este monumento era con el dron, por lo que tuve que regresar corriendo al auto por él. Pude fotografiar muy de cerca y apreciamos un alto personaje junto a una hilera de glifos y parado sobre una barra, algo muy parecido a las estelas clásicas. Mientras regresábamos llevé al dron a dar un paseo por encima de los montículos que se veían al otro lado de la carretera, pudiendo observar algunos cuadrángulos, aunque ninguna arquitectura visible.
Seguimos adelante sin saber la hora a la que cerraba la frontera, ya eran más de las cinco y Julio aceleró porque presentíamos que llegaríamos muy apretados, lo cual sucedió. En el lado guatemalteco nos dijeron que debíamos apurarnos porque a las 6 cerraba el paso de vehículos, solo teníamos 15 minutos para pasar. Ernesto, Valeria y Eduardo tenían quetzales sobrantes, por lo que regresaron al poblado para cambiarlos por pesos, mientras Julio y yo sellábamos nuestros pasaportes y pasábamos al lado mexicano para terminar el trámite y pasar por la aduana. El guardia de ahí no requirió que bajáramos el equipaje para pasarlo por la máquina de rayos X, como había pasado el año anterior, así que el paso fue rápido y esperamos un poco a que los demás nos alcanzaran y salimos del puesto fronterizo cuando estaban cerrando. Al poco tiempo paramos en una tienda para comprar un poco de agua y botana, después seguimos hasta Tenosique, quedándonos en el primer hotel que encontramos. Un poco después fuimos al centro a cenar y terminamos ese día, aún nos quedaba una visita más antes de emprender el regreso a la Ciudad de México.
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