Cuando regresamos a Supe luego de volver de Chimú Capac, caminamos directamente a buscar transporte hacia el pueblito de Caral y una vez salimos con ese rumbo miramos con asombro la cantidad de sitios arqueológicos que íbamos pasando a los lados de la carretera, uno tras otro y todos con una antigüedad que ronda los 5000 años.
Allpacoto |
Nuestro plan era comenzar en Caral y recorrer todos los sitios que pudiéramos de regreso, pero de último momento y luego de pasarnos de su acceso decidimos visitar primero el sitio de Allpacoto. Caminamos entre campos de cultivo y luego por un camino de terracería por espacio de a penas 1 km para llegar, ahí nos dimos cuenta que había excavaciones y trabajos recientes y al aproximarnos observamos trabajadores en la cima de una estructura; toda la zona se encontraba en medio de un gran proyecto arqueológico que pretende convertirla en un gran circuito turístico; sin embargo éstas fueron malas noticias para nosotros pues nos dijeron que estaba prohibido entrar a los sitios que estaban siendo investigados, por lo que únicamente podríamos entrar a Caral.
Ciudadela de Caral |
Un poco contrariados caminamos 3 km hasta el sitio que nos permitieron visitar, cruzamos campos pedregosos y el seco cauce del río Supe; finalmente nos encontramos con el acceso a éste gran sitio que es patrimonio de la humanidad.
Existe un gran debate entre quienes afirman que Caral es la cuna de la civilización andina y quienes niegan éste hecho, pero una cosa ya comprobada es que tiene una antigüedad tremenda que data incluso de tiempos en que la cerámica aún no era inventada, pues tan solo se han encontrado figurillas de barro secado al sol sin hornear. El sistema constructivo de Caral es el mismo que ya habíamos encontrado en Bandurria, Vichama y Áspero, pues todos éstos sitios fueron contemporáneos, y en todos ellos pudimos ver estructuras piramidales con anfiteatros circulares frente a sus escalinatas.
Gran anfiteatro en Caral |
Al llegar al valle donde se ubica la ciudad antigua, vimos un cerro a la izquierda que tenía un mirador sobre su ladera, pero yo quise ir más allá y subí casi hasta la cima para poder observar Caral casi a vista de pájaro, la zona de cultivos más baja se veía verde, pero todo el resto del paisaje era tan seco que ni una sola planta se veía crecer entre las arenas del desierto, las estructuras sobresalían majestuosas sobre el suelo polvoriento y el cielo lo cubría todo con un profundo azul que no era surcado ni por una sola nube, un panorama tan hostil que hace preguntarse como alguien pudo sobrevivir en éstos parajes.
Luego de bajar y caminar un poco llegamos al ingreso de la zona arqueológica, ahí nos dijeron lo que ya sabíamos: que había que pasar con guía; debíamos esperar a que alguno saliera pues los que estaban trabajando en ese momento estaban dando recorridos. Mientras esperábamos compramos agua, y yo un gorro de pescador con el nombre del sitio que fue el que usé el resto del recorrido.
Estructura principal de Caral |
Finalmente luego de 20 minutos hubo un guía para nosotros, y aunque el recorrido era sumamente impresionante, nos dimos cuenta que no accedimos a todas las zonas del asentamiento. Una vez más deseamos que pudiéramos recorrer todo por nuestra cuenta y a nuestro ritmo, pero eso en la zona costera de Perú que visitamos fue completamente imposible en los sitios abiertos al público, excepto por uno... pero ese fue el último del viaje.
Observamos enormes estructuras piramidales, algunas de ellas parcialmente excavadas y otras que ya estaban completamente liberadas de su cubierta de arena, pero lo que nos agradó del trabajo arqueológico de la zona fue el hecho de que no parecía que se hubiera reconstruido ningún elemento arquitectónico, sino que únicamente se consolidó los basamentos para que no se deterioraran más por el hecho de excavarlos.
Pirámide de la galería |
El gran sitio arqueológico de Caral cumplió las expectativas que teníamos sobre él con creces... todavía hicimos el intento de visitar algún sitio más de la zona dirigiéndonos hacia otro llamado Miraya, pero no nos permitieron llegar ahí y tuvimos que salir hacia el pueblito de Caral a comer y con muchas horas donde no teníamos nada que hacer; decidimos regresar a Supe y luego ir a Barranca para tomar transporte a Lima, una vez ahí buscamos hotel algo cercano al aeropuerto pues al día siguiente tomaríamos de madrugada un vuelo hacia Cusco. Terminábamos entonces la primer etapa de nuestro viaje.
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