Entrada a Ek Balam |
Como ya había dicho en la entrada anterior, Julio no conocía Ek Balam a diferencia de Eduardo y yo, así que decidimos detenernos ahí antes de llegar al hotel de Tizimín. Desde Yaxuná nos dirigimos a Pisté, pasamos por la entrada de Chichén Itzá, que estaba horriblemente abarrotada de autobuses y carros estacionados por un espacio larguísimo a los lados de la carretera y el camino de acceso; nos imaginamos la cantidad de gente que debía haber dentro del sitio arqueológico. Ésta es la razón principal (junto con la multitud de vendedores que convierten aquel lugar en un insoportable tianguis) por la que ninguno de nosotros tiene deseos de volver a entrar a Chichén por más maravilla del mundo que sea, exceptuando solamente si tuviéramos la posibilidad de accesar a la zona que no está abierta al público. Más adelante llegamos al libramiento de Valladolid y tomamos rumbo al norte para pasar por Temozón, famoso por su carne ahumada, llegando al bello sitio de Ek Balam unos minutos después.
Palacio Oval |
Cuando compramos los boletos ya sabíamos que ahí se paga doble porque cobra el inah y la secretaría de cultura de Yucatán, pero me pareció que con el aumento del turismo se han sobrepasado bastante pues tuvimos que pagar mas de 100 pesos por cada uno. Cuando estábamos en la caseta de entrada una pareja se acercó a nosotros y reconoció a Eduardo por sus videos en los sitios mayas, afirmando que habían visto el que hizo de éste lugar para animarse a ir; le pidieron fotografiarse con él y conversaron un corto rato.
Poco después entramos al sitio, que está rodeado por dos murallas concéntricas en cuyo interior se encuentran los principales edificios que son 3 enormes moles, una al norte y las otras dos al este y oeste; de ellas solo la central está excavada y se le llama "la acrópolis". En el lado sur hay un juego de pelota, el arco de entrada, edificios palaciegos como el llamado "las gemelas", "el palacio oval" y algunas plataformas. En la plaza central hay también algunos edificios miniatura que se parecen a los que se encuentran en la costa del caribe, no muy lejos de ahí.
Vista desde el palacio oval |
Es muy raro que un nombre prehispánico se conserve hasta la actualidad, ya que muchos lugares fueron abandonados mucho tiempo antes de ser descubiertos entre la maleza que les cubría, pero no es el caso de Ek Balam; el nombre de la ciudad significa "estrella jaguar" y era la capital del reino de "Talol" según las lecturas de los textos encontrados en piedra y pintados en algunos recintos.
Nuestro recorrido inició en el arco de entrada, pasando por el juego de pelota; Eduardo se sentó en lo alto de uno de los edificios de éste último mientras Julio y yo seguimos por las gemelas y el palacio oval. La vista desde el palacio es imponente, con la acrópolis justo en frente.
Templo superior del palacio oval |
Rodeamos la plaza central subiendo a una plataforma que se encuentra frente a las gemelas y luego le dimos la vuelta completa a al gran montículo sin excavar que se encuentra al este del sitio. Una vez que regresamos a la plaza dimos de frente con la enorme acrópolis. Sin duda ésta estructura es una de las más complejas e interesantes que he visto en cualquier lugar al que haya viajado; contiene una infinidad de secretos y está bellamente decorado pues los constructores de Ek Balam eran algunos de los más hábiles artistas del mundo maya.
A cada lado de su gran escalinata hay una cabeza de serpiente hecha en estuco que tiene las fauces abiertas y sobre su lengua hay un texto jeroglífico completamente bien conservado; desde ahí se accede a los tres niveles superiores.
Serpiente de estuco en la base de la escalinata |
La acrópolis tuvo varias ampliaciones y añadidos a lo largo de su construcción y las más interesantes están en el tercer nivel: primero a la derecha de la escalinata pude pasar a una zona que no había visto antes, ahí hay una pequeña explanada y una habitación que tiene vestigios que recuerdan las entradas de los edificios tipo Chenes que tienen una enorme boca del monstruo de la tierra en su acceso central, cuyos ojos están arriba mientras que los dientes y la mandíbula son la puerta misma; la que tenía en frente estaba muy dañada pero era como un preámbulo de lo que se puede ver del otro lado. A la izquierda de la escalinata está la fachada más increíble que hay en cualquier sitio arqueológico de Mesoamérica, aquí fue enterrado el principal gobernante de Ek Balam cuyo nombre fue Ukit Kan Le'k Tok'; debido a ello la habitación fue sellada y cuidadosamente cubierta de modo que cuando se encontró estaba casi intacta. Igual que la anterior es un gran monstruo de la tierra con la boca empederada de colmillos y bien abierta, pero además de ello sobre sus ojos, boca y recovecos hay figuras de personajes bellamente modelados; en una puerta lateral incluso se puede ver un poco de pintura mural. Además se sabe el nombre de ésta habitación y era "Sak Xok Naah" que significa "la casa blanca de la lectura", y sigue siendo completamente blanca después de más de mil años que lleva en pie...
Sak Xok Naah |
Finalmente subimos a la parte superior de la acrópolis, pero antes de llegar ahí vimos un pequeño hueco en el techo de palma que cubre el Sak Xok Naah, ninguno de nosotros sabía lo que se encuentra detrás de esa cubierta y nos sorprendió que ahí había un recinto con enormes columnas circulares.
Más arriba, sobre la cima que está prácticamente a 40 metros del suelo la vista es extensa y se aprecia el verdor de la selva baja de Yucatán. Sin embargo y a pesar de ser ya casi hora de cerrar, había demasiada gente ahí y me sentía algo incómodo por ello, definitivamente prefiero la soledad cuando me encuentro en lugares como éste. Cuando bajamos el sol estaba ya cayendo en el horizonte y tuvimos algunos destellos rojizos sobre los viejos edificios que añadían más belleza a la vista que nos despedía.
Detalle del Sak Xok Naah |
Regresamos al auto y seguimos nuestro camino hacia Tizimín, una de las ciudades mas grandes de Yucatán aunque no se compara con el tamaño de Mérida. Era la primera vez que yo pasaba por ahí y como siempre que ésto pasa tenía bastantes ganas de caminar por ahí un rato. Lo primero que hicimos fue buscar el hotel donde ya teníamos reservada una habitación y luego de tomar un baño estábamos completamente hambrientos. En éste lugar nos iba a alcanzar nuestro amigo Wilberth Salas, quien venía de Campeche para pasar unos días con nosotros, pero al saber que tardaría un poco nos pusimos a buscar alimentos y terminamos en una pequeña pizzería local. Nos sorprendió la cantidad de carnes frías y otros ingredientes que le ponían al pan, tanta que era imposible levantar las rebanadas sin que se desparramara su cubierta y a pesar de eso cada uno de nosotros pidió una de tamaño familiar. así era el hambre que teníamos, aunque por supuesto no pudimos terminarlas y sirvieron al día siguiente para consumirlas en el camino.
Centro de Tizimín de fiesta |
Antes de terminar llegó Wilberth y le contamos un poco de como nos había ido en días anteriores. Fuimos al hotel para recoger la cámara fotográfica y ya completamente de noche nos dirigimos al centro, cuya iglesia principal parece una gran fortaleza. Me sorprendió gratamente que el lugar estaba de fiesta, por todos lados se veía gente caminando y puestos con antojitos y algunos artilugios festivos. El motivo de la celebración era la última noche del año, pues era ya 30 de diciembre, al día siguiente entraría el 2017 y en la plaza había un baile en el que participaba una multitud vestida de forma tradicional: las mujeres con sus vestidos blancos bordados con flores multicolor y el cabello recogido formando como una aureola sobre su cabeza y los hombres con pantalón de manta, guayabera y sombrero completamente blancos, ambos calzando sandalias.
Imágenes de Tizimín |
Alguien me dijo que éste baile era un concurso en el que los participantes estarían danzando hasta el cansancio y la última pareja que quedara en pie sería acreedora a un premio en efectivo.
Mientras miraba en todas direcciones, mis amigos de pronto me gritaron que tuviera cuidado y al girar la cabeza ví un enorme toro del tipo cebú con grandes cuernos y una notable joroba que pasaba casi arrollándome y sobre su lomo un par de niños iban montados: un varón pequeño y probablemente su hermana más grande que no pasaría de 10 años, quien llevaba las riendas del animal. Nunca había visto una estampa como esa y me sorprendió la mancedumbre con la que el toro se dejaba guiar por sus pequeños jinetes así que no quise perder la oportunidad de fotografiarlos; ésto fue más difícil de lo que me imaginé pues casi se perdían entre la multitud y tuve que correr capturando todas las tomas que pude esperando que alguna de ellas no estuviera movida.
Hubiéramos querido quedarnos más tiempo ahí pero ya era media noche y el cansancio nos pesaba terriblemente, incluso a Wilberth, quien había tenído un largo trayecto en autobús, así que decidimos regresar al hotel a descansar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario