Estructura arruinada |
Después de Halal tomamos rumbo a Hecelchakán para visitar un último sitio antes del anochecer. Ch'eeneb Ch'eel es bastante pequeño y está muy cerca de una carretera pero para nosotros era un enigma pues Eduardo lo había visitado tiempo atrás con Stephan Merk y no tenían un nombre para el lugar, por ello le llamaban km. 17. El desaparecido Arvin estuvo ahí y cuando me mandó fotos creí que podía ser parte de Xcalumkín; más tarde estuve ahí con Wilberth creyendo lo mismo aunque mi compañero estaba convencido de que era un sitio a parte. Observando mapas concluimos que no podía ser un grupo de otro sitio pues estaba bastante distante y así pasamos un buen rato sin tener dato alguno del asentamiento; excepto por la seguridad de que había sido trabajado arqueológicamente y seguramente a manos de Antonio Benavides pues el tipo de restauración que encontramos en su edificio principal prácticamente lleva su firma. En esta segunda visita la situación era la misma hasta que publiqué mi vídeo del lugar y Cristian Dehara me facilitó un documento sobre alineaciones astronómicas de sitios mayas donde se indicaba que al menos los locales conocen al sitio como Ch'eeneb Ch'eel.
Vista desde el edificio principal |
Llegamos a una brecha donde dejamos el auto y claramente podíamos ver restos de edificios en el valle junto a la carretera pero el pasto y la hierba eran tan altos que alcanzaban una altura mayor a la de cualquiera de nosotros, ese tipo de vegetación es una pesadilla porque aunque se corte con el machete parece volver a crecer cuando las partes que aún no caen cubren el lugar de lo ya cortado; por otro lado no puede verse bien el suelo y se corre mucho peligro de encontrar serpientes o incluso de caer en un chultún.
Julio subió por el lado poniente del sitio mientras que Adriana y yo rodeábamos por el sur y encontramos un sendero que se dirigía al costado este, el sendero no llegaba a los edificios principales así que tuve que meterme a la maleza para intentar llegar a ellos; Adriana no quiso seguir pues además del pasto, cuyos costados llegan a cortar la piel, había bastantes plantas urticantes.
Montículos y muros entre la maleza |
No podía ver a mi alrededor, escuchaba a Julio en las cercanías, nos hablábamos para buscarnos pero era imposible ver más allá de unos metros. Finalmente llegué a la pared de un edificio casi completamente colapsado, solamente un fragmento de muro seguía en pie. Subí un poco y pude ver el techo del único edificio ya restaurado así que con mucha dificultad llegué hasta ahí. Una vez arriba pude ver a Julio al otro lado de una plaza, había llegado a una tercer estructura con muros; a los costados del patio rectangular se veían montículos y algunos restos; también por el lado donde estaba Adriana se encontraba un buen pedazo de muro que parecía formar parte de otro cuadrángulo.
Julio se dirigió a donde yo me encontraba y yo caminé en el sentido contrario para observar el punto de donde él venía. En mi anterior visita no había apreciado casi nada a parte de la estructura restaurada pero ahora me sorprendió encontrar al menos 6 o 7 estructuras distribuidas en al menos dos grupos.
Estructura principal |
Regresé a la estructura principal y estuve un rato observando el atardecer, ya el cielo estaba teñido en rojo. Adriana estuvo tomando fotografías desde el punto en el que se quedó y Julio seguía observando los restos de otros edificios.
Finalmente mi compañero y yo pasamos al frente de la estructura restaurada y estuvimos cortando y aplastando el pasto que cubría por completo la única entrada. En el interior había muchas avispas por lo que no entramos; luego de un buen rato por fin pudimos fotografiar la sencilla fachada que era totalmente plana con una única moldura muy sencilla y un friso seguramente reconstruido que no tenía ninguna piedra de su recubrimiento, mucho menos de decoración. Únicamente tenía una habitación y está casi completo excepto por un gran hueco en el techo justo en la esquina izquierda.
Atardecer en Ch'eeneb Ch'eel |
Salimos de la maleza justo por donde Adriana nos estaba esperando y todavía pasamos a revisar el muro que se veía unos metros detrás de ella, ahí únicamente estaba el relleno del muro pues las piedras de recubrimiento parecían haber sido arrancadas en su totalidad, dejando únicamente huecos en la argamasa que alguna vez los sostuvo.
Así terminamos el 1 de enero del 2019, subimos de nuevo al auto y regresamos directamente a Santa Elena; Adriana y yo por primera vez dejamos nuestra base en Oxkutzcab para pasar la noche en el mismo lugar que Julio, al día siguiente planeábamos un gran recorrido con varios sitios otra vez en el norte de Campeche.
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