miércoles, 9 de agosto de 2023

Trekking a El Mirador. Parte 10: Tayasal

Antes de comenzar el viaje, tenía un plan con William hijo para recorrer sitios arqueológicos a los que podíamos llegar con su camioneta. Cuando regresamos de Carmelita quise que nos pusiéramos de acuerdo, ya que había tenido que cambiar de hotel por la falta de disponibilidad y ya no estaríamos en el mismo; me dijo que lo veríamos por mensajes de whatsapp, pero esperé hasta media noche sin respuesta. En la madrugada me di cuenta de que había dicho que no se iban a levantar a tiempo.

Panel de Ixlú

Desde la noche tenía un plan alterno con Adriana de ir a algún sitio cercano, aunque la falta de transporte por ser días santos nos limitó a solamente poder ir a Tayasal y al museo de San Miguel, cruzando en lancha hacia el lado norte del lago Petén Itzá. Jorge, Nath y Rosa se habían ido desde la noche anterior a un hotel de Tikal y recorrerían dicho sitio y Uaxactún, por lo que tampoco contábamos con su auto. Avisé a William que estaríamos ahí y que podía mandarle mensaje a Adriana si aún querían ir con nosotros a algún lado.

Estela de Noh Petén
Salimos con un paso muy tranquilo para no desgastarnos demasiado, cruzamos a pie el puente hacia Flores y llegamos hasta el lado contrario de la isla, pasando por el centro. Ahí pudimos ver la iglesia y tres monumentos que están colocados en la plaza, los cuales provienen de Ixlú, Tayasal y de la misma isla, llamada antiguamente Noh Petén. Ya en el lado norte, la calle principal parecía inundada desde hacía mucho tiempo, incluso en un momento cuando creí que iba a pisar sobre tierra o lodo, mi pie se hundió en agua estancada muy sucia.

Cruzamos en lancha y llegamos hasta una explanada con una escultura que hace alusión a un caballo que dejó Hernán Cortés a su paso por este lugar, el cual murió y después le construyeron una escultura que veneraban como a una deidad. Un par de sacerdotes que llegaron más tarde se encolerizaron por esto y destruyeron el ídolo, provocando que casi los mataran y desencadenando el conflicto que llevó a la conquista de Tayasal en 1697, mucho tiempo después de la caída de Tenochtitlán.

Caminamos hacia el Museo Regional, ubicado cerca del lago pero en un terreno más elevado. La subida fue ardua para Adriana, y se complicaba por el intenso sol y la temperatura sumamente alta. Para nuestra sorpresa, el recinto estaba cerrado y tuvimos que regresar para ir a Tayasal, sitio que está hacia el lado contrario al que habíamos ido primero.

Montículo sobre la plataforma del templo principal
Caminamos por un rato y llegamos hasta el sitio. Lo primero que visitamos fue el mirador del Rey Canek, el cual se encuentra en lo alto de una enorme estructura triádica. Este sitio tiene una larga ocupación desde el Preclásico Medio hasta su conquista, en 1697. Ahí arriba vimos que la estructura de madera que permite admirar Flores y el lago ha sido renovada, ya que 10 años atrás la encontré en un estado de regular a malo, ahora tenía incluso pinturas alusivas a la riqueza cultural del Petén.

Estuvimos sentados un rato y luego subimos a mirar el paisaje. Después seguimos nuestro recorrido. Nos llamó la atención un sendero que decía que se dirigía al "Árbol del amor", quise saber qué tenía de particular ese vegetal, pero avanzamos por un rato y no dimos con él. En un momento me adelanté, y aunque seguí sin encontrarlo, pude ver que había llegado a la acrópolis del sitio.

Flores desde la estructura principal de Tayasal
Regresé para llamar a Adriana y luego nos dirigimos al conjunto que acababa de divisar. Ahí se están llevando a cabo excavaciones extensivas con el propósito de habilitar el sitio para el turismo, por lo que en algunos años se podrá apreciar mucho mejor la arquitectura del lugar, que ahora muestra casi solamente montículos, excepto las áreas ya intervenidas.

Vimos numerosas excavaciones y en algunas pudimos reconocer paredes, esquinas y escalinatas. Sobre algunos edificios grandes se podía apreciar el lago, aunque por el momento no hay demasiado para observar.

Excavación en escalinata
Nos dirigimos al restaurante en el que cenamos después de regresar de Nakum, comenzando el viaje y junto al primer hotel en el que nos quedamos, y donde seguían hospedados los Williams, Juan, Thomas y Marcia. Pude ver que su camioneta no estaba y que no habían mandado mensaje a Adriana. Comimos y ahí nos enteramos de que los demás habían ido en la camioneta a La Blanca, me molestó que no nos hubieran avisado y que hubieran cambiado el plan y comencé a pensar que en lugar de quedarme un par de días más de viaje, era tiempo de regresar a casa. Lo único que quedaba para hacer era meterse a nadar en el lago, algo que nunca había hecho en mis anteriores visitas y que se antojaba bastante por el calor que hacía. No tenía traje de baño, así que solo me quité la camisa y entré al agua con el pantalón de campo puesto.

Montículo en la Acrópolis
Luego de que salí, nos encontramos con Marcia, quien se había quedado en su hotel. Platicamos por algún rato con ella y luego regresamos al hotel. Ya tarde pasamos por el mercado a sugerencia de Marcia, aunque ya estaba cerrado. En la terminal de transporte no encontré ninguna combi a la frontera, por lo que tenía que empezar a barajear opciones para regresar a México en domingo de Pascua, una fecha sumamente complicada, y yo ya había avisado a Jorge que no regresaría con ellos, por lo que no tenía lugar en el auto. A pesar de ello, ya 10 años antes había pasado por la misma situación y esta vez estaba mucho más holgado en tiempo y presupuesto, por lo que, en realidad, no estaba preocupado.



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