martes, 18 de julio de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 11. Otro sitio con nombre dudoso: K'uch / Kakáab, visita a Xuelén

Edificio en K'uch / Kakáab
Una vez que salimos de Kuxub, creíamos que nos dirigíamos sólo unos metros más allá a un nuevo grupo del mismo sitio, sin embargo pasaban los minutos en la camioneta y no llegábamos a ninguna parte. Por el tiempo transcurrido calculo que recorrimos de 4 a 5 km en terracería hasta que llegamos a una especie de marco hecho con troncos y bajamos para internarnos en la selva. 

La distancia ya nos hablaba de que éste era un lugar diferente y preguntamos el nombre: Kakáab, respondió nuestro guía; al parecer así se le conoce en la zona donde él habita. Sin embargo desde el primer momento nos pareció una denominación un tanto extraña y sospechamos que el registro arqueológico estaría de otra forma. Tuvieron que pasar 7 meses para saberlo con certeza pues con la ubicación, nuestro amigo Stephan Merk nos informó que el nombre registrado para éste sitio es K'uch, ésto ocurrió hace 3 días a la fecha en la que escribo.

Bóveda de edificio en K'uch / Kakáab
Luego de que entramos a la selva no pasó mucho tiempo para que encontráramos vestigios prehispánicos: pudimos ver que estábamos subiendo a una plataforma y había un edificio casi tapado por la vegetación frente a nosotros, era sumamente difícil avanzar pues todo estaba lleno de enredaderas y arbustos espinosos, a pesar de contar con machetes el avance era muy lento. Yo me dí cuenta que del lado izquierdo se abría una habitación con la mitad del techo caída así que quise ir hacia allá mientras los demás rodeaban por la derecha. Llegamos al otro lado casi al mismo tiempo pero me arrepentí de mi elección pues en ninguna otra parte del viaje me había razguñado tanto con las espinas y antes de reunirme con ellos quedé atrapado en una espesura impasable hasta que me alcanzaron un machete para abrir un espacio.

Edificio con bóveda arcaica en K'uch / Kakáab
El lado por donde ellos habían llegado tenía restos de otra habitación con un pedazo de bóveda completa pero en su interior había un panal de avispas y eso impidió acercarnos mucho, además volvió peligroso pasar por ahí aunque era la zona menos poblada de espinas. Cuando vieron la gran habitación con media bóveda que yo quise alcanzar también se acercaron y Julio se pasó bastante rato cortando hierbas para liberarlo pero al final lo tuvimos casi completamente limpio para fotografiarlo. Mientras eso ocurría yo avancé más por lo que parecía una plaza rodeada por 4 montículos y fue bastante fructífero pues en cada lado del cuadrángulo formado había restos arquitectónicos y eran de diferentes temporalidades.

La gran habitación con media bóveda de K'uch / Kakáab
Pudimos observar que una de las bóvedas estaba hecha de manera muy rústica, con piedras salientes y muchas cuñas rellenando espacios entre ellas, características típicas de la etapa en que Oxkintok dominaba la región en el clásico temprano y medio. Los demás edificios tenían techos con piedra bien labrada y ajustada, de tiempos más tardíos en el periodo llamado Puuc clásico o floreciente; seguramente las decoraciones de sus fachadas estaban hechas en mosaico de piedra y pudieron haber incluido grecas, columnillas y mascarones de Chaac, mientras que la más antigua quizá estuvo recubierta de estuco con algunos razgos de escultura, por desgracia todo ésto solamente está en nuestra imaginación pues en el lugar ya se ha perdido.

Estructura 1 de Xuelén
Cuando terminamos de documentar todo regresamos a la camioneta, aunque junto con el nombre de K'uch, Stephan también nos reveló que hay otros dos grupos de edificios en el sitio y cuentan con arquitectura en pie, aunque no los vimos por no saber de ellos entonces.

Regresamos a la casa de nuestro guía y como era año nuevo nos invitó a comer del recalentado de la cena de la noche anterior que consistió en un guíso de carne de venado; yo nunca la había probado así que despertó de inmediato mi curiosidad aunque el sabor no me pareció tan exótico pues es algo parecido al de la ternera. Era el último día que Wilberth nos acompañaría en Yucatán, aunque más tarde recorrí con él varios sitios campechanos, así que nos pidió que lo dejáramos en la ciudad de Calkiní.

Lateral de la estructura 1 de Xuelén
Era algo tarde pero decidimos ir a un sitio que Julio y yo ya conocíamos y que tiene pintura mural: Xuelén. Nunca en mi vida había manejado tan rápido, mientras todos dormían íbamos por la carretera Mérida-Campeche y me apresuraba para llegar al sitio antes de que el sol cayera. Cuando finalmente reconocí el punto para entrar a la selva quedaba solo media hora de luz, aunque teníamos lámparas era imperioso encontrar el edificio principal pues de no hacerlo sería prácticamente imposible en la total oscuridad aún con la luz de la linterna. Fallé por menos de 20 metros el camino y eso costó que no viéramos nada por un buen rato; estuve dando vueltas en la zona donde se supone debíamos pasar para encontrar Xuelén pero no veía nada, cuando finalmente decidí volver con los demás me costó algo de trabajo y tuvimos que guiarnos por chiflidos y gritos agudos que viajan mejor por la selva; entonces Wilberth, que caminó hacia el lado contario que yo nos llamó pues el edificio estaba ahí.

Estructura 2 de Xuelén
Aprovechamos los últimos rayos de luz para fotografiar los exteriores de las dos estructuras que hay en Xuelén, la segunda de ellas conserva solo muros con medias bóvedas mientras que la primera tiene cuatro habitaciones que miran a cada punto cardinal, tres están completas y también conserva su crestería.

Dentro de las habitaciones completas hay adornos de estuco tirados por el suelo y en todas existen restos de pintura en las partes altas. En el más grande aún se pueden distinguir algunos de los motivos pintados que son aves en su mayoría aunque también hay un venado que es cargado por una mujer.

Fragmento de mural que muestra un ave
Utilizamos todas las lámparas que llevábamos para iluminar el interior y pudimos tomar algunas fotografías bastante buenas de los murales que aunque están muy borrados y dañados por la humedad, aún dan una idea del gran colorido que poseían en su tiempo. 

El tiempo de retirarnos nos alcanzó en completa oscuridad, así que se volvió más complicado caminar por la selva y peor aún cuando después de varios metros nos dimos cuenta de que dejé el machete en la entrada del edificio principal y tuvimos que volver por él, desorientándonos un momento; finalmente regresamos por donde íbamos y sin mayor problema alcanzamos la carretera nuevamente.

Desde ahí llegamos hasta Hecelchakán, donde dejamos a Wilberth para que fuera hacia Campeche con la promesa de que yo lo alcanzaría ahí mismo días después cuando Julio y Eduardo ya estuvieran de regreso en la ciudad de México.

Los que quedábamos nos dirigimos de vuelta a Mérida en el mismo hotel en el que habíamos estado anteriormente y donde aún nos hospedaríamos la noche siguiente. 


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