martes, 27 de agosto de 2019

Viaje al sur de Puebla pt. 2. "El Mapache", Puebla

Vista desde Tetel en el poblado
Decidimos que no revelaríamos el nombre del siguiente sitio que visitamos para protegerlo de visitas de saqueadores ya que es un lugar excepcional y muy poco explorado, debido a ello "El Mapache" es solamente un pseudónimo.

Era un poco tarde cuando salimos de la cascada Pescaditos pero aún teníamos tiempo de visitar un sitio. Así llegamos hasta el poblado más cercano a "El Mapache" y debido a la poca información que tuvimos sobre él, juzgamos que era mejor ir a buscar a las autoridades para pedir autorización para nuestra visita en lugar de llegar directamente.

Nos fue un tanto difícil conseguir nuestro cometido: primero preguntamos por la presidencia municipal, estaba cerrada pero nos indicaron como encontrar al presidente interino; llegamos a su casa pero no se encontraba por lo que su esposa nos llevó a casa de uno de los síndicos pero ahí nos dijeron que aquello era asunto del comisariado ejidal, así, otra vez fuimos en búsqueda de alguno de sus integrantes. Encontramos a varios de ellos sentados afuera de un domicilio y luego de hablar un rato uno aceptó llevarnos al sitio. Regresamos por el auto a la casa del presidente municipal y nos dijeron que él acababa de regresar. Amablemente ofreció llevarnos en lugar del comisario ejidal y emprendimos la marcha.
Estructura principal

En primer lugar entramos a casa de la suegra del presidente municipal, ahí había un tetel bastante deteriorado pero que sobresalía sobre el nivel de las casas, todas de un solo nivel. Desde ahí nos dirigimos al centro del sitio; cruzamos campos de cultivo y luego subimos a un cerro con no mucha altura. Así llegamos a la cima y nos encontramos con los primeros montículos del lugar.

"El Mapache" no figura entre los sitios explorados intensivamente en Puebla, no creímos que hubiera ningún tipo de trabajo en la zona pero nuestro guía nos contó sobre un antropólogo que había estado visitando el lugar y registrando con dron.

El primer punto importante que visitamos fue la plaza principal; del lado este se encontraba el tetel más alto del sitio y al centro una estela lisa con una cruz de madera que estaba tirada en el suelo pero que colocamos de pie junto al monolito.
Plaza principal

Del lado poniente encontramos una plataforma alargada con restos de pisos de estuco, al lado sur había un montículo menor y al norte estaba la parte más interesante del lugar pues ahí pudimos ver una cancha de juego de pelota y un par de teteles que en un principio nos parecieron canchas múltiples adosadas a la primera; luego de una revisión más cuidadosa incluso con el dron de Jorge no nos pareció que fuera el caso. Aún así nos sorprendió la distribución de los edificios pues parecían formar una especie de vírgula o glifo que no seguía los trazados típicos de los sitios arqueológicos.

Rodeamos aquel lado norte pasando entre varios montículos bajos y así llegamos a una explanada de gran tamaño al este de la estructura principal, desde ahí subimos a dicho edificio y tuvimos una vista privilegiada hacia el poniente de Puebla. Jorge estuvo volando el dron por un buen rato y extrañamente Ernesto nunca quiso ascender a la parte más alta.
Vista desde el Tetel principal hacia el lado norte.

Estaba comenzando el atardecer y tuvimos una bellísima postal pues en el horizonte podíamos ver el volcán Popocatépetl emitiendo una fumarola que tomaba color del rojo del atardecer.

Ahí arriba pudimos ver una mojonera que marcaba los límites entre los pueblos vecinos, ahí pudimos ver dos fechas, la primera de ellas bastante antigua.

Cuando descendimos comenzaba a oscurecer así que no pudimos llegar hasta otra estructura que se veía sobre otra loma a 200 o 300 metros de distancia hacia el oriente. 

Decidimos comenzar a descender, la oscuridad se adueñó del entorno muy rápidamente y en poco tiempo ya estábamos usando las lámparas de nuestros celulares para no tropezar con las piedras que de cuando en cuando sobresalían del camino.
El Popocatépetl en el horizonte

Regresamos hasta el poblado y ahí tuvimos que decidir lo que haríamos para pasar la noche; habían varias opciones pero decidimos salir de la zona para dirigirnos a Tehuacán, donde teníamos cerca varios sitios para el día siguiente y había más alojamientos.

Llegamos ya algo tarde, Ernesto y yo sugerimos el mismo hotel donde tiempo antes habíamos estado con Neftalí cuando visitamos Teteles de Santo Nombre, Tehuacán Viejo, la cueva del Maíz y la presa del Purrón pero Nath y Jorge no quisieron quedarse ahí. Nosotros no quisimos pagar algo más caro así que nos quedamos mientras que ellos se hospedaron a unas cuadras. Fuimos a cenar al centro y luego regresamos algo cansados al hotel, el día siguiente sería mucho más nutrido en sitios...

sábado, 24 de agosto de 2019

Viaje al sur de Puebla, pt. 1. Puente de Dios y Cascada pescaditos

Corral de Comedias de Tecali de Herrera
El 16 de febrero de 2019 comenzó un nuevo recorrido de exploración de sitios naturales y arqueológicos, en esta ocasión el destino sería el sur de Puebla y mis compañeros serían mis amigos Nath, Jorge y Ernesto. 

Muy temprano en la mañana Jorge, acompañado de Nath pasaron por mí; mi alarma no sonó y cuando me marcaron para decirme que estaban afuera tuve que levantarme y correr para cambiarme aunque afortunadamente mis cosas ya estaban preparadas. Desde ahí nos dirigimos al oriente de la ciudad y pasamos por Ernesto, quien ya nos esperaba para sorpresa de nosotros.

Tuvimos dificultades al inicio del recorrido ya que el auto comenzó a marcar una alarma y Jorge decidió parar en la ciudad de Puebla para revisar el desperfecto, gran parte de la mañana se nos fue pero era algo muy necesario pues cualquier falla mayor podría representar un problema serio, sobre todo por la ubicación remota de los lugares que visitaríamos.
Río Balsas

Finalmente salimos de la ciudad de Puebla y nos dirigimos al oriente; paramos en Tecali de Herrera y entramos al Corral de Comedias que ahí se encuentra: se trata de un antiguo teatro con estructura de madera que ha sido restaurado y representa un ejemplo único de éste tipo de edificios coloniales.

Seguimos hacia el poblado de Molcaxac y, luego de desviarnos por un camino equivocado, llegamos sin mucho problema hasta la entrada a Puente de Dios (el de Puebla, no confundir con los de Querétaro o San Luis Potosí).

Nos encontramos con un pequeño estacionamiento y nos cobraron 20 pesos la entrada; luego de pagar nos indicaron un empinado camino que descendía por una barranca. La zona parecía sumamente seca pero conforme descendíamos aparecía vegetación más verde hasta que vimos ahuehuetes creciendo junto a la corriente del río Balsas.
Puente de Dios

El camino fue complicado en esa parte porque había numerosos charcos y piedras de gran tamaño con superficies resbalosas pero luego de un corto trecho llegamos a nuestro destino: ahí el río emergía de una caverna y no se veía el fondo, en efecto es como un puente ya que el río más arriba está al aire libre y pasa por debajo de una elevación. Desafortunadamente las aguas se encuentran contaminadas y eso, además de deteriorar el ecosistema, da un mal aspecto al lugar.

Salimos de ahí y emprendimos el trayecto hacia la cascada pescaditos; supusimos que sería fácil por la cercanía pero nos costó bastante trabajo; pasamos por varias terracerías hasta llegar a un arrollo de poco caudal que intentamos seguir sin encontrar nada. Tuvimos que regresar por donde habíamos llegado y preguntar a unos locales para darnos cuenta que habíamos pasado de largo frente al señalamiento del lugar, que era una flecha pintada en rojo en un tronco.
Cascada Pescaditos

Llegamos hasta un gran terreno donde un señor nos indicó como llegar a la cascada y estacionamos el auto. Luego de una corta caminata nos encontramos con una hermosa poza de color turquesa rodeada de paredes de piedra caliza, al fondo un pequeño hilo de agua caía; se trataba del mismo arrollo que vimos antes pero luego de cruzar un área sumamente complicada llena de cactus y arbustos espinosos.

Jorge se animó a meterse a nadar mientras que los demás nos quedamos en la orilla. Así permanecimos por un rato antes de regresar y dirigirnos al primer sitio arqueológico del recorrido...

martes, 20 de agosto de 2019

Viaje al Puuc Pt. 28 y final. Champotón y Reforma Agraria, Campeche

Gran basamento de Champotón
El 4 de enero comenzamos el regreso desde Mérida hacia Querétaro en el jeep de Eduardo, íbamos un tanto apretados porque también Julio y su familia venían ahí así que acomodarse fue un poco difícil. En un principio me tocó atrás mientras Julio manejaba pero eso fue por poco tiempo.

Llegamos hasta Champotón en poco tiempo y, a pesar de que Julio y Eduardo ya habían pasado por ahí, paramos en el sitio arqueológico que se encuentra en la orilla del poblado. Nos costó trabajo llegar pues tomamos una calle equivocada pero al final nos encontramos frente a una gran plataforma prehispánica totalmente megalítica que se encontraba entre algunas casas. En la más cercana vimos a una señora trabajando con otras personas, Julio la reconoció como la dueña del terreno adjunto al sitio y le pedimos permiso para que yo pasara a verlo; luego de una módica cooperación pude pasar la reja que daba acceso y comencé mi recorrido.
Vista desde la estructura de Champotón

Pude ver que me encontraba frente a una esquina de una plataforma muy amplia, justo en el vértice se encontraba una escalinata de acceso y más al fondo, sobre un nivel superior se había construido una capilla moderna.

Una vez arriba pude ver que la estructura se extendía mucho más hacia la izquierda y hacia atrás, así que empecé a caminar por el borde del área limpia; unos pasos más allá la maleza cubría por completo el edificio y tuve que abrirme paso para seguir, había restos de varios cuartos divididos por una especie de pasillos muy estrechos, lo que me hacía pensar en una especie de palacio como el de Palenque pero en estilo megalítico. Luego de cruzar una buena parte de la plataforma llegué a una enorme escalinata en otro vértice del edificio, las piedras ahí eran mayores a las que había visto hasta entonces en el lugar pero la maleza empeoraba, me costó mucho salir y pude ver que por aquel lado el sitio colindaba con un taller mecánico, el dueño me escuchó y preguntó qué hacía ahí, luego de decirle que la señora del otro lado me había dado permiso regresó a su trabajo y me dijo que entonces podía seguir.
Escalinata entre la maleza

Decidí ya no pasar por la parte alta y seguir rodeando el edificio pues alrededor de la base había menos plantas; así me encontré con otros accesos con piedras aún más grandes en cada vértice del edificio, dando una idea de la magnificencia que el lugar debió tener alguna vez. Champotón fue uno de los puntos descritos en las crónicas de los españoles que llegaron desde Cuba a principios del siglo XVI y se menciona que era una población bastante grande en ese entonces, aunque el estilo de construcción es mucho más antiguo, por lo que la ocupación debió ser muy larga.

Regresé al punto de partida y luego volvimos al jeep para seguir adelante, ahora me tocó a mí manejar, algo que me produjo cierta emoción pues nunca había tenido en mis manos un vehículo de ese tipo. Yo sugerí seguir por la carretera costera para llegar a descansar a Villahermosa por la noche pero Julio insistió en que pasáramos por el poblado de Reforma Agraria para que pudiera conocer otro de los sitios que habían visitado ellos antes de encontrarnos, así que nos dirigimos hacia allá para luego seguir por el lado de Escárcega.
Estructura palaciega de Reforma Agraria

No tardamos mucho en llegar y nos dirigimos al centro del pueblo, ahí vimos primero una estructura alargada con tres cuartos y nos estacionamos junto a ella; el edificio está bastante dañado pero aún se puede ver la base de los cuartos, entre los que el central sobresale pues es un tanto más alto y se extiende un poco más al frente, en las bases de los muros pude ver decoración con columnillas y todo descansaba sobre un basamento bajo con una escalinata de acceso.

Volvimos un momento al jeep y avanzamos a lo mucho 3 cuadras para encontrarnos con el último edificio del viaje: a un lado de la plaza central del pueblo vimos un basamento piramidal con 4 cuerpos extraños pues el más bajo parecía mucho más imponente que los demás y tenía una escalinata que cambiaba de anchura en cada sección, bordeada de grandes dados, algo que no he visto en ninguna otra parte.
Basamento piramidal de Reforma Agraria

Subí a la parte más alta y me encontré con las bases del templo superior, ahí pude ver que la parte trasera no había sido trabajada como el frente y me pregunté si en verdad la forma del edificio correspondía con la que tuvo en su esplendor o se trataba de una reconstrucción deficiente.

Así terminaron los recorridos por sitios en este viaje, volví al puesto de conductor del jeep con Eduardo, quien tenía la rodilla muy lastimada como copiloto y Julio con su familia en los asientos traseros. Manejé por varias horas hasta Villahermosa con alguna parada para ir al baño y comprar algo para calmar el hambre.

Villahermosa es un sitio de horrible memoria para mí así que llegando ahí me encerré en el hotel y no salí ni a cenar, yéndome a dormir temprano. Al día siguiente salimos conmigo nuevamente en el volante, el plan original era que cambiara de posición con Julio en Córdoba pero luego de pasar Minatitlán la carretera es tan monótona que comenzó a darme sueño y decidí ceder el volante.

El camino fue sin incidentes excepto por un tráiler que vimos en algún punto; se había salido de la carretera y avanzó varios metros por un campo yermo, por suerte para el conductor no volcó ni chocó contra ningún obstáculo. Así llegamos hasta San Martín Texmelucan, punto en el que yo me quedé pues Eduardo y los demás tomarían la carretera hacia Querétaro y me pareció mejor seguir en autobús y que ellos estuvieran más cómodos. Poco tiempo después salía rumbo a la Ciudad de México y en dos o tres horas estaba llegando a mi casa, así terminó el primer recorrido de un año que sería muy peculiar porque incluiría recorridos académicos que aproveché para visitar más sitios arqueológicos.