Gran basamento de Champotón |
El 4 de enero comenzamos el regreso desde Mérida hacia Querétaro en el jeep de Eduardo, íbamos un tanto apretados porque también Julio y su familia venían ahí así que acomodarse fue un poco difícil. En un principio me tocó atrás mientras Julio manejaba pero eso fue por poco tiempo.
Llegamos hasta Champotón en poco tiempo y, a pesar de que Julio y Eduardo ya habían pasado por ahí, paramos en el sitio arqueológico que se encuentra en la orilla del poblado. Nos costó trabajo llegar pues tomamos una calle equivocada pero al final nos encontramos frente a una gran plataforma prehispánica totalmente megalítica que se encontraba entre algunas casas. En la más cercana vimos a una señora trabajando con otras personas, Julio la reconoció como la dueña del terreno adjunto al sitio y le pedimos permiso para que yo pasara a verlo; luego de una módica cooperación pude pasar la reja que daba acceso y comencé mi recorrido.
Pude ver que me encontraba frente a una esquina de una plataforma muy amplia, justo en el vértice se encontraba una escalinata de acceso y más al fondo, sobre un nivel superior se había construido una capilla moderna.
Una vez arriba pude ver que la estructura se extendía mucho más hacia la izquierda y hacia atrás, así que empecé a caminar por el borde del área limpia; unos pasos más allá la maleza cubría por completo el edificio y tuve que abrirme paso para seguir, había restos de varios cuartos divididos por una especie de pasillos muy estrechos, lo que me hacía pensar en una especie de palacio como el de Palenque pero en estilo megalítico. Luego de cruzar una buena parte de la plataforma llegué a una enorme escalinata en otro vértice del edificio, las piedras ahí eran mayores a las que había visto hasta entonces en el lugar pero la maleza empeoraba, me costó mucho salir y pude ver que por aquel lado el sitio colindaba con un taller mecánico, el dueño me escuchó y preguntó qué hacía ahí, luego de decirle que la señora del otro lado me había dado permiso regresó a su trabajo y me dijo que entonces podía seguir.
Decidí ya no pasar por la parte alta y seguir rodeando el edificio pues alrededor de la base había menos plantas; así me encontré con otros accesos con piedras aún más grandes en cada vértice del edificio, dando una idea de la magnificencia que el lugar debió tener alguna vez. Champotón fue uno de los puntos descritos en las crónicas de los españoles que llegaron desde Cuba a principios del siglo XVI y se menciona que era una población bastante grande en ese entonces, aunque el estilo de construcción es mucho más antiguo, por lo que la ocupación debió ser muy larga.
Regresé al punto de partida y luego volvimos al jeep para seguir adelante, ahora me tocó a mí manejar, algo que me produjo cierta emoción pues nunca había tenido en mis manos un vehículo de ese tipo. Yo sugerí seguir por la carretera costera para llegar a descansar a Villahermosa por la noche pero Julio insistió en que pasáramos por el poblado de Reforma Agraria para que pudiera conocer otro de los sitios que habían visitado ellos antes de encontrarnos, así que nos dirigimos hacia allá para luego seguir por el lado de Escárcega.
No tardamos mucho en llegar y nos dirigimos al centro del pueblo, ahí vimos primero una estructura alargada con tres cuartos y nos estacionamos junto a ella; el edificio está bastante dañado pero aún se puede ver la base de los cuartos, entre los que el central sobresale pues es un tanto más alto y se extiende un poco más al frente, en las bases de los muros pude ver decoración con columnillas y todo descansaba sobre un basamento bajo con una escalinata de acceso.
Volvimos un momento al jeep y avanzamos a lo mucho 3 cuadras para encontrarnos con el último edificio del viaje: a un lado de la plaza central del pueblo vimos un basamento piramidal con 4 cuerpos extraños pues el más bajo parecía mucho más imponente que los demás y tenía una escalinata que cambiaba de anchura en cada sección, bordeada de grandes dados, algo que no he visto en ninguna otra parte.
Subí a la parte más alta y me encontré con las bases del templo superior, ahí pude ver que la parte trasera no había sido trabajada como el frente y me pregunté si en verdad la forma del edificio correspondía con la que tuvo en su esplendor o se trataba de una reconstrucción deficiente.
Así terminaron los recorridos por sitios en este viaje, volví al puesto de conductor del jeep con Eduardo, quien tenía la rodilla muy lastimada como copiloto y Julio con su familia en los asientos traseros. Manejé por varias horas hasta Villahermosa con alguna parada para ir al baño y comprar algo para calmar el hambre.
Villahermosa es un sitio de horrible memoria para mí así que llegando ahí me encerré en el hotel y no salí ni a cenar, yéndome a dormir temprano. Al día siguiente salimos conmigo nuevamente en el volante, el plan original era que cambiara de posición con Julio en Córdoba pero luego de pasar Minatitlán la carretera es tan monótona que comenzó a darme sueño y decidí ceder el volante.
El camino fue sin incidentes excepto por un tráiler que vimos en algún punto; se había salido de la carretera y avanzó varios metros por un campo yermo, por suerte para el conductor no volcó ni chocó contra ningún obstáculo. Así llegamos hasta San Martín Texmelucan, punto en el que yo me quedé pues Eduardo y los demás tomarían la carretera hacia Querétaro y me pareció mejor seguir en autobús y que ellos estuvieran más cómodos. Poco tiempo después salía rumbo a la Ciudad de México y en dos o tres horas estaba llegando a mi casa, así terminó el primer recorrido de un año que sería muy peculiar porque incluiría recorridos académicos que aproveché para visitar más sitios arqueológicos.
Llegamos hasta Champotón en poco tiempo y, a pesar de que Julio y Eduardo ya habían pasado por ahí, paramos en el sitio arqueológico que se encuentra en la orilla del poblado. Nos costó trabajo llegar pues tomamos una calle equivocada pero al final nos encontramos frente a una gran plataforma prehispánica totalmente megalítica que se encontraba entre algunas casas. En la más cercana vimos a una señora trabajando con otras personas, Julio la reconoció como la dueña del terreno adjunto al sitio y le pedimos permiso para que yo pasara a verlo; luego de una módica cooperación pude pasar la reja que daba acceso y comencé mi recorrido.
Vista desde la estructura de Champotón |
Pude ver que me encontraba frente a una esquina de una plataforma muy amplia, justo en el vértice se encontraba una escalinata de acceso y más al fondo, sobre un nivel superior se había construido una capilla moderna.
Una vez arriba pude ver que la estructura se extendía mucho más hacia la izquierda y hacia atrás, así que empecé a caminar por el borde del área limpia; unos pasos más allá la maleza cubría por completo el edificio y tuve que abrirme paso para seguir, había restos de varios cuartos divididos por una especie de pasillos muy estrechos, lo que me hacía pensar en una especie de palacio como el de Palenque pero en estilo megalítico. Luego de cruzar una buena parte de la plataforma llegué a una enorme escalinata en otro vértice del edificio, las piedras ahí eran mayores a las que había visto hasta entonces en el lugar pero la maleza empeoraba, me costó mucho salir y pude ver que por aquel lado el sitio colindaba con un taller mecánico, el dueño me escuchó y preguntó qué hacía ahí, luego de decirle que la señora del otro lado me había dado permiso regresó a su trabajo y me dijo que entonces podía seguir.
Escalinata entre la maleza |
Decidí ya no pasar por la parte alta y seguir rodeando el edificio pues alrededor de la base había menos plantas; así me encontré con otros accesos con piedras aún más grandes en cada vértice del edificio, dando una idea de la magnificencia que el lugar debió tener alguna vez. Champotón fue uno de los puntos descritos en las crónicas de los españoles que llegaron desde Cuba a principios del siglo XVI y se menciona que era una población bastante grande en ese entonces, aunque el estilo de construcción es mucho más antiguo, por lo que la ocupación debió ser muy larga.
Regresé al punto de partida y luego volvimos al jeep para seguir adelante, ahora me tocó a mí manejar, algo que me produjo cierta emoción pues nunca había tenido en mis manos un vehículo de ese tipo. Yo sugerí seguir por la carretera costera para llegar a descansar a Villahermosa por la noche pero Julio insistió en que pasáramos por el poblado de Reforma Agraria para que pudiera conocer otro de los sitios que habían visitado ellos antes de encontrarnos, así que nos dirigimos hacia allá para luego seguir por el lado de Escárcega.
Estructura palaciega de Reforma Agraria |
No tardamos mucho en llegar y nos dirigimos al centro del pueblo, ahí vimos primero una estructura alargada con tres cuartos y nos estacionamos junto a ella; el edificio está bastante dañado pero aún se puede ver la base de los cuartos, entre los que el central sobresale pues es un tanto más alto y se extiende un poco más al frente, en las bases de los muros pude ver decoración con columnillas y todo descansaba sobre un basamento bajo con una escalinata de acceso.
Volvimos un momento al jeep y avanzamos a lo mucho 3 cuadras para encontrarnos con el último edificio del viaje: a un lado de la plaza central del pueblo vimos un basamento piramidal con 4 cuerpos extraños pues el más bajo parecía mucho más imponente que los demás y tenía una escalinata que cambiaba de anchura en cada sección, bordeada de grandes dados, algo que no he visto en ninguna otra parte.
Basamento piramidal de Reforma Agraria |
Subí a la parte más alta y me encontré con las bases del templo superior, ahí pude ver que la parte trasera no había sido trabajada como el frente y me pregunté si en verdad la forma del edificio correspondía con la que tuvo en su esplendor o se trataba de una reconstrucción deficiente.
Así terminaron los recorridos por sitios en este viaje, volví al puesto de conductor del jeep con Eduardo, quien tenía la rodilla muy lastimada como copiloto y Julio con su familia en los asientos traseros. Manejé por varias horas hasta Villahermosa con alguna parada para ir al baño y comprar algo para calmar el hambre.
Villahermosa es un sitio de horrible memoria para mí así que llegando ahí me encerré en el hotel y no salí ni a cenar, yéndome a dormir temprano. Al día siguiente salimos conmigo nuevamente en el volante, el plan original era que cambiara de posición con Julio en Córdoba pero luego de pasar Minatitlán la carretera es tan monótona que comenzó a darme sueño y decidí ceder el volante.
El camino fue sin incidentes excepto por un tráiler que vimos en algún punto; se había salido de la carretera y avanzó varios metros por un campo yermo, por suerte para el conductor no volcó ni chocó contra ningún obstáculo. Así llegamos hasta San Martín Texmelucan, punto en el que yo me quedé pues Eduardo y los demás tomarían la carretera hacia Querétaro y me pareció mejor seguir en autobús y que ellos estuvieran más cómodos. Poco tiempo después salía rumbo a la Ciudad de México y en dos o tres horas estaba llegando a mi casa, así terminó el primer recorrido de un año que sería muy peculiar porque incluiría recorridos académicos que aproveché para visitar más sitios arqueológicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario