lunes, 2 de septiembre de 2019

Viaje al sur de Puebla pt. 3. Cuthá, Puebla

Vista rumbo a Cuthá
Pensábamos salir muy temprano al día siguiente pero al tratar de contactar a Jorge no contestaba, luego de un rato nos dijo que estaba muy desvelado y que lo dejáramos dormir un rato más. Unas horas después llegamos al estacionamiento de su hotel y salimos rumbo a Zapotitlán Salinas para visitar el sitio arqueológico de Cuthá, cuyo nombre significa "cerro de la Máscara" en popoloca.

Yo había investigado una ruta que partía desde la carretera, bordeando algunos cerros sin tener que ascender demasiado aunque mis compañeros pensaban subir más directamente pero con mucho mayor desnivel. Me costó bastante trabajo convencerlos de que sería más rápido seguir mi ruta e incluso bajamos bastante por el camino aún en el auto buscando una entrada; al no ver nada, regresamos al punto que tenía marcado para el inicio. Aún así no fue tan fácil porque en un primer momento perdí el camino y acabamos caminando entre maleza muy espinosa. así que tuvimos que volver hacia abajo para seguir nuevamente la brecha correcta.
Terraza superior de Cuthá

Nos encontrábamos dentro de la reserva de la biósfera de Tehuacán-Cuicatlán, recién nombrada Patrimonio Mixto de la Humanidad, el paisaje era sumamente hermoso aunque tremendamente diferente a las selvas a las que me he acostumbrado, caminamos entre cactus de todo tipo, arbustos muy bajos y llenos de espinas, pero sobre todo eran notables los grandes órganos y las tremendas biznagas. 

Por un rato el sendero era casi plano y pasaba bordeando un cerro, del otro lado se extendía una extensa y profunda barranca; al otro lado del abismo podíamos alcanzar a ver las salineras que dan nombre a la región, ahí se pone a secar el salitre en terrazas y se obtienen "panes de sal", una actividad milenaria que ya se llevaba a cabo desde la época prehispánica prácticamente con el mismo procedimiento que podemos apreciar ahora, únicamente sustituyendo algunas herramientas de metal y plástico por piedra y cerámica.
Edificio 1 del sector 5

El último tramo del sendero era mucho más inclinado y con mucha tierra suelta, resbalar era muy peligroso por la cercanía de la barranca y por la cantidad ingente de espinas que nos rodeaban y todos terminamos con algunos pinchazos. Finalmente llegamos a la cima del cerro de Cuthá y nos encontramos con muros de contención que bordean una serie de terrazas prehispánicas.

La parte más alta del sitio se extendía por toda la parte alta del cerro y para llegar a la plaza principal pasamos primero por un pasillo estrecho que luego se ensanchaba y estaba rodeado por montículos bajos. Había varios caminos que se extendían por toda la zona y terminamos separándonos, yo llegué hasta la parte baja de alguna plaza y luego me dirigí a una elevación al oriente, poco después me encontré con el edificio 1 del sector 5: una estructura muy dañada que fue parcialmente consolidada pues contenía una gran tumba, Jorge ya estaba dentro de ella cuando llegué.
Tumba cruciforme

Ernesto arribó poco después de mí y entró en la tumba, Jorge se escondió en algún rincón y terminó asustándolo, algo que yo solamente pude escuchar desde afuera antes de pasar yo también.

La tumba tiene el estilo de las de los valles centrales de Oaxaca, tiene una planta cruciforme con un nicho al fondo y dos más, uno a cada lado. El más lejano se encuentra en un nivel superior al de los otros dos; todo se notaba ya restaurado pues incluso los dinteles de los espacios interiores estaban sustituidos por concreto, pudiendo distinguirse la leyenda "ingeniería" en uno de ellos.

La fachada del edificio está totalmente destruida y en su lugar solo quedó una pared de piedras de relleno que fueron colocadas de forma escalonada por los arqueólogos para evitar el desplome del resto de la estructura.
Vista desde Cuthá

Jorge estuvo volando el dron sobre la estructura e incluso intentó hacerlo dentro de la tumba, aunque eso era tan complicado que terminó tomándolo y llevándolo de esa manera.

Subimos a la parte alta del edificio y desde ahí se tenía una vista majestuosa, podíamos ver bastantes kilómetros a la redonda llenos de cerros ondulados, al fondo de las cañadas se veían los causes arenosos de los ríos de la zona, todo cubierto de la misma vegetación espinosa y de esos enormes cactus que sobresalían por encima del resto.

Yo llevaba un libro completo sobre el sitio con un mapa bastante bueno, a partir de él nos guiamos para buscar otros vestigios, así descendimos hacia una plaza más baja y nos encontramos con una serie de escalinatas todavía visibles en su lugar, vimos también algunos montículos muy destruidos y una estructura que era la segunda en tamaño del sitio, pero todo muy dañado y difícil de apreciar.
Escalinata

Finalmente nos sentamos un rato, excepto Nath, quién siguió recorriendo y pudo ver algunos muros de terrazas más que nosotros, yo buscaba un juego de pelota que estaba oculto por la maleza y finalmente decidimos regresar.

Cuando bajábamos la parte más inclinada del camino resbalé y terminé con una mano llena de espinas, una incluso se me metió debajo de la uña del dedo pulgar derecho; estuve el resto del trayecto sacando todas las pequeñas púas, usando incluso una enorme y sumamente dura espina de biznaga que corté con el machete para sacar con ella los pedazos que no podía coger con las uñas.

Llegamos con un intenso calor al auto, pero aún nos faltaba bastante para completar aquel día; así que nos dirigimos al siguiente sitio.

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