San Cristóbal Tepeteopan |
Luego de visitar Cuthá, regresamos a Tehuacán y seguimos hacia el norte para llegar al poblado de San Cristóbal Tepeteopan. Nuestro destino era un sitio bastante poco conocido, los únicos datos que teníamos era que la destrucción ahí debía ser bastante grande pues incluso Guillermo Dupaix, quien lo visitó a inicios del siglo XIX ya reportaba el saqueo del lugar.
Pasamos por el poblado actual y luego tomamos una terracería hacia un cerro cercano; ahí nos encontramos con la sorpresa de que había topes incluso en un camino de tierra, pero las condiciones eran lo suficientemente buenas como para que Jorge se animara a seguir manejando hasta que de pronto nos encontramos frente a los montículos del antiguo asentamiento prehispánico.
Descendimos del vehículo y de inmediato nos encontramos ante un edificio alargado de piedra blanca que parecía totalmente destruido, al fondo se veía la estructura principal y los demás se dirigieron hacia allá, pero yo sospechaba del primer montículo y preferí observarlo primero.
Juego de pelota |
Fue grande mi sorpresa cuando pude ver con toda claridad la figura de un gran juego de pelota que tenía un largo mucho mayor al promedio, solo comparable con canchas como las de Tula. En uno de los taludes me encontré con restos de paredes pero no pude identificar si se trataba de una construcción prehispánica o posterior.
Luego de recorrer todo el largo de la cancha del juego de pelota bajé a una plaza que lo separaba del montículo principal, ahí me encontré con un gran tanque de agua que sabía que estaba ahí pero además de eso me encontré con otro más; ambos estaban totalmente dentro del sitio y han contribuido a su destrucción ya que están construidos con piedra proveniente de los edificios vecinos.
Subí entonces a la estructura principal, el talud se encontraba totalmente destruido pero eso no se comparaba con lo que vi en la cima.
Restos de terrazas |
En la plataforma superior corría un enorme hueco que partía al edificio en dos casi a la mitad, la cantidad de material que tuvo que ser extraído para realizar una oquedad de ese tamaño tenía que ser descomunal.
Del lado en el que me encontraba no se veía ningún vestigio de arquitectura en pie, mientras que del otro lado de la brecha que partía al edificio podía ver una cruz cristiana. Bajé un poco por la parte de atrás y pude ver que por ese lado el edificio daba directamente a la ladera del cerro, por lo que descender por ahí era peligroso pues de resbalar podía caer por una gran altura.
Estuve buscando en los taludes y no podía ver nada en pie, sin embargo luego de dar casi tres cuartas partes de vuelta alrededor de la estructura pude ver la silueta de lo que habían sido los cuerpos del basamento pero ya sin ninguna piedra de recubrimiento.
Estructura principal |
Finalmente regresé a la plaza y pude ver la estructura principal de frente, desde ese ángulo el gran hueco de en medio no se apreciaba del todo y con ello pude darme una idea del gran tamaño y majestuosidad que alguna vez tuvo.
No pude ver otros montículos aunque seguramente debieron existir, tal vez por causa de la brevedad de nuestra visita o porque ya fueron arrasados. A todos nos quedó una desagradable sensación por el poco cuidado que se ha tenido en el lugar y la destrucción sistemática de la que ha sido objeto.
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