Catedral de Lima |
Aún no oscurecía cuando llegamos a la plaza de armas de Lima, la cual tiene una plancha central con jardines, bancas y rodeada de palmeras. La catedral es el edificio que más me llamó la atención pues sus torres parecen contrastar con el resto del edificio, lo cual me hizo pensar que eran reconstrucciones y las originales habían caído en algún terremoto, lo cual es parcialmente cierto pues toda la edificación es una reconstrucción, pero por mucho tiempo dichas torres nunca fueron terminadas, lo que hace que tengan un estilo diferente a la fachada. Otra característica que nos llamó la atención fue que los edificios alrededor tenían en los balcones algunas estructuras de madera tallada que daban a las fachadas una vista más imponente que el simple muro.
Edificio en la plaza de armas |
El hambre ya nos estaba torturando así que buscamos un restaurante más lujoso que todos los que habíamos visitado en días anteriores pues era nuestra última cena en Perú, así llegamos a uno bonito y no tan grande una cuadra más allá del centro; por supuesto pedimos el platillo más famoso de Lima: un buen ceviche que sin duda es el mejor que hayamos probado acompañado de un agua de chicha a la que ya parecíamos adictos.
Ceviche de Lima |
Al terminar preguntamos donde podíamos tomar el transporte público de regreso al hotel y nos dieron indicaciones erróneas que luego corregimos preguntando de nuevo. Pasamos un gran puente sobre el río Rímac y desde ahí divisamos otro de tipo colgante que en los cables que lo sostenían tenía una gran cantidad de focos que prendían en secuencia recordándonos un gran árbol de navidad, ahora que escribo me he enterado que las fuertes lluvias derribaron dicha estructura recientemente.
Ya en el hotel ocurrió algo curioso, yo tenía una habitación al fondo del edificio y Ernesto se quedó casi en la entrada; durante la noche descubrimos el verdadero giro del lugar aunque yo me dí cuenta ya por la mañana... al despertar escuché un concierto de gritos y gemidos femeninos y poco después Ernesto tocaba a mi puerta y me dijo que durante toda la velada no lo habían dejado dormir pues en la habitación de junto estuvieron entrando y saliendo, haciendo demasiado ruido, así que nos dimos cuenta que si volvíamos a Perú alguna vez, había que quedarse en los establecimientos que dijeran "hotel" y no en los que dijeran "hospedaje".
Pirámide 1 en Pachacámac |
Nuestro último día cruzamos toda Lima de norte a sur, primero tomando un camión que nos llevó cerca de donde pasa el metro, sin embargo tuvimos que caminar muchas cuadras por una zona nada bonita, aunque cruzamos un mercado que se veía bastante tradicional, lo cual fue interesante. Finalmente llegamos a la estación "Caja de agua" y compramos unas tarjetas para entrar, el sentido de los trenes era el contrario al que hay en la ciudad de México, o sea que en la estación el tren recorre de derecha a izquierda viendo desde el andén a las vías. Ahí vimos que al igual que el mexicano iba atiborrado, también nos enteramos por los contínuos anuncios en el altoparlante que algunas estaciones serían cerradas pronto por alguna visita internacional.
Templo del sol en Pachacámac |
Llegamos hasta la terminal sur de la línea en la estación de "Villa el Salvador" y de ahí tomamos un taxi hasta la entrada a la zona arqueológica. Ésta se encuentra en el extremo sur de un enorme terreno donde se encuentran las ruinas de algunas antiguas murallas y que está completamente desértico y cubierto de arena. El recorrido comienza en el museo de sitio que tiene una interesante colección de textiles antiguos y donde se puede contemplar el llamado "ídolo de Pachacámac", una especie de gran bastón de madera tallada con un personaje o deidad en la parte superior, justo debajo de éste se encuentra un jaguar que más tarde usé como logo de mi página y de mis videos. Saliendo de éste recinto se encuentra el sendero entre los edificios prehispánicos. Una cosa que vimos y que no nos agradó fue que se puede recorrer el sitio en auto.
El mar desde el templo del sol |
El circuito es algo largo y comienza pasando por las antiguas calles que recorrían el lugar perpendicularmente, algunas estructuras piramidales se encuentran a la derecha del sendero y más adelante hay grandes estructuras muy enterradas y dañadas. En el extremo oriental hay un conjunto habitacional y luego se regresa formando una "C", pasando por los mayores edificios de Pachacámac que son el Templo Viejo, El templo Pintado y El Templo del Sol. Los primeros dos no tienen acceso público y datan de épocas antiguas pues Pachacámac fue poblado desde antes de nuestra era por la "cultura Lima", la misma que construyó las huacas que visitamos el día anterior; más tarde fue parte del imperio Wari y finalmente del Tahuantinsuyo inca. En la zona occidental del sitio se encuentran los edificios que dejó la ocupación imperial.
Acllawasi o Mamacona |
El gran templo del Sol es una estructura piramidal mandada a construir por los incas para que sobresaliera entre todos los demás edificios del lugar, un lado ha sido liberado casi por completo de la arena que lo cubría y da una idea de la majestuosidad del lugar, que por un lado domina todo el sitio y por el otro tiene una bellísima vista al mar. Luego de rodear el edificio comenzamos a bajar hacia la entrada nuevamente y antes de salir nos encontramos con el Acllawasi o Mamacona, un edificio totalmente restaurado con 3 pisos de habitaciones que albergaba a las llamadas "vírgenes del sol", mujeres que se dedicaban a tejer las hermosas telas de vicuña que usaban los gobernantes incas.
Nuestro plan aquel día era visitar algunas huacas más pero después de Pachacámac estábamos satisfechos habiendo recorrido 36 sitios arqueológicos en los 9 días que estuvimos ahí, decidimos que era el mejor lugar para cerrar nuestro recorrido y nos fuimos con mucha calma cruzando todo el gran terreno donde observamos las murallas de cerca y más tarde tomamos el camión de regreso.
Dos horas más tarde y ya en el hotel, optamos por ir al aeropuerto a comer y esperar el vuelo de regreso; no encontramos ningún restaurante local, así que con algo de disgusto tuvimos que consumir comida rápida. Gastamos los soles que nos quedaban comprando libros y ésto nos tomó tanto tiempo que tuvimos que llegar corriendo a abordar nuestro vuelo, lo cual ya estaba en proceso cuando arribamos a la sala designada. El regreso fue bastante menos vistoso que la ida pues ya todo estaba oscuro, solo ví algunas ciudades iluminadas a lo lejos.
Ya en la ciudad de México, llegamos a las 11 y media de la noche y corrimos con suerte en la aduana pues no nos pararon a ninguna revisión exhaustiva, pero cuando ya íbamos a salir y nos reíamos de ello dos policías nos marcaron el alto y nos hicieron abrir nuestro equipaje, lo cual nos hizo perder el último tren del metro y tuvimos que regresar a nuestras casas por taxi. Así terminamos nuestro viaje a Perú, muy satisfechos con nuestro recorrido y tremendamente cansados; pero unos días después fui a otro viaje en Chiapas y un mes mas tarde a un extenso recorrido por Yucatán, el cual será lo siguiente que relate en éste blog.
Gracias por leer éste diario de viaje que termino aquí con gran gusto.
Gracias por leer éste diario de viaje que termino aquí con gran gusto.
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