martes, 12 de junio de 2018

Viaje por Veracruz y Puebla. Parte 3. El Zapotal

El camino desde Santiago Huatusco fue largo pero valió la pena, salimos a la autopista que va a Veracruz y luego nos desviamos por la carretera federal en la Tinaja, después de eso tomamos otro camino hasta que finalmente llegamos a la zona de la mixtequilla y al sitio arqueológico de El Zapotal.

Éste lugar está protegido y abierto al público por el Inah, contiene incluso cédulas como cualquier otro sitio de su tipo pero por alguna extraña razón no aparece en la página de internet del instituto, por lo que no sabíamos si al llegar tendríamos que ir a pedir permiso o buscar a alguien para que nos permitiera el acceso; encontramos una entrada muy bien cuidada y el pasto totalmente podado; el custodio llamado don Mario, un señor bastante mayor, nos indicó que únicamente debíamos registrarnos en el libro de visitantes y que estaba prohibido tomar fotografías en el interior, luego de ello nos acompañó en el recorrido.
Dios de la muerte del Zapotal

En el área abierta al público se encuentran algunos montículos sin excavar, uno de ellos fue totalmente partido y casi destruido, pero en su interior se encontró una extraordinaria escultura en barro crudo que muestra a un dios de la muerte sentado que tiene actitud de ponerse en pie y ostenta un impresionante tocado que incluye cabezas de varios animales como murciélagos y jaguares; el cuerpo está descarnado y detrás de él se encuentra su trono. La figura estaba en el centro de un antiguo templo de pequeño tamaño que en sus muros tenía pinturas de varios personajes, algo que nos sorprendió ver porque no recordábamos que en los datos que habíamos visto sobre el sitio aparecieran estos detalles. Aquí se encontró también una serie de ofrendas que incluian esculturas de mujeres monstruosas o cihuateteo y figuras sonrientes que según las cédulas fueron elaboradas por las culturas remojadas del centro de Veracruz.
Dios de la muerte

Ésta parte del sitio fue protegida mediante la construcción de una gran habitación que cubre en su totalidad la escultura y su templo, en el interior se siente un calor sofocante y la iluminación es muy tenue. Lamentamos que las fotografías no estuvieran permitidas ni siquiera sin usar flash, tampoco pude grabar ahí pero en internet circulan algunas imágenes. 

El dios de la muerte de El Zapotal es una obra maestra de la escultura mesoamericana, por desgracia por mucho tiempo ha requerido intervención urgente porque al estar elaborada en barro crudo y encontrarse en un ambiente tan cálido y húmedo corre peligro de desmoronarse; al parecer no existe un presupuesto suficiente para su conservación y el poblado donde se encuentra es uno de los más pobres del estado, aunado a que no se le ha dado ninguna clase de difusión a pesar de estar habilitado a la visita.
Trono del dios de la muerte

Una vez que salimos de ahí, sumamente acalorados, pasamos a una tienda que está frente a la entrada al sitio y estuvimos platicando con el dueño por un rato, incluso le invitamos un refresco a don Mario y nos regalaron un mango bastante dulce a cada uno. 

De esta plática supimos que además del área central del sitio había varios montículos, algunos de los cuales los vimos al llegar; los principales estaban sobre una elevación llamada "cerro del gallo", además de otros más bajos en el "cerro de la gallina". Decidimos visitar los más grandes, subimos al carro y unas cuadras más lejos llegamos a una pendiente donde se podía subir con el vehículo, arriba nos encontramos con una inmensa plaza que tenía montículos de tierra circundándola. Jorge se puso a dar vueltas con el carro ahí arriba y pudimos ver que el espacio era tan grande que contenía dos canchas de futbol, aunque una de ellas de la mitad de tamaño de la otra.
Montículo principal

El montículo más grande tendría unos 10 metros de altura desde el nivel de la plaza pero cerca del doble desde el del poblado, subimos por un sendero que llegaba a la cima y tuvimos una grandiosa vista de todo el pueblo y la llanura cercana.

Respecto al cerro del gallo tuvimos cierto desacuerdo pues yo creí que se trataba de una elevación natural que fue nivelada para contener los edificios pero Ernesto y Jorge opinaban que en realidad todo había sido hecho por el hombre ya que no se veían otras elevaciones en los alrededores. De tener ellos razón, la edificación de este complejo era una obra sumamente monumental aunque ligeramente más pequeña que las de lugares como Cholula o Izamal.
Vista desde la estructura principal

Luego de visitar el cerro del gallo volvimos a salir a carretera, lo primero que hicimos fue buscar una gasolinera para revisar el nivel de las llantas, pues se había desajustado por el cambio en la presión atmosférica desde la altura de la ciudad de México a aquella región al nivel del mar. Tomamos varios kilómetros de terracería y luego seguimos hasta nuestro siguiente destino de viaje...

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