viernes, 19 de abril de 2019

Viaje al Puuc Pt. 16. Xcorralché, Yucatán

Habitaciones semidestruidas
Desde Lagarto-Xlabpak avanzamos unos cuantos kilómetros hasta llegar a una zona de cultivos que tenía varias terracerías que la cruzaban, bajé la velocidad y estuvimos revisando cada entrada para escoger en cual dar vuelta, ninguna me pareció buena opción así que seguimos hasta otra que según mis mapas llegaba a dos grupos arquitectónicos de Xcorralché después de serpentear un poco. Cabe decir que dicho sitio tiene también los nombres de Pich Xcorralché y Tabí.

El camino era malo pero pudimos llegar con el auto a más de la mitad de la distancia hasta el grupo principal del sitio, el cual es muy grande; decidimos caminar y visitar solamente el área central pues el calor y el cansancio iban en aumento.

Desde donde comenzamos podíamos ver un área arbolada bastante más elevada que los terrenos cultivados de los alrededores, incluso se distinguía un gran montículo piramidal, el camino en un principio iba directo hacia ahí pero luego se desviaba a la izquierda; intenté buscar un sendero que llegara directamente a esa zona pero me encontré con una cantidad de maleza que era impasable.
Restos de bóveda

Volvimos al camino y nos internamos en el área selvática, avanzamos un poco y nos encontramos con una brecha a nuestra derecha que parecía ir directamente hacia el punto donde vimos el montículo piramidal, entramos por ahí y en muy poco tiempo nos encontramos con una serie de montículos de buen tamaño.

Pudimos ver que las estructuras que estaban frente a nosotros formaban un cuadrángulo que rodeaba una plaza y accedimos a ella por una esquina. Xcorralché no conserva casi ninguna sección de fachada pero si se pueden ver muchos muros en pie y secciones de bóveda aún en su lugar; en esta primera plaza vimos incluso una esquina con gran parte del interior de sus habitaciones en buen estado, aquí y allá se veían partes de bóvedas que aunque no completas daban una buena idea de la distribución que los edificios tuvieron. Justo al final de nuestro recorrido en ésta parte nos encontramos con una franja de decoración externa que era lo único que sobrevivía de todos los muros externos.
Fragmento de decoración externa

Pasamos junto a la franja decorada, la cual consistía en una serie de grecas, y accedimos a otra gran plaza que se encontraba justo al costado del edificio que cerraba el primer patio por ese lado; ahí el panorama era muy similar en tres de sus lados, en cada fragmento de bóveda había grandes panales de avispas así que no nos acercamos mucho a ellos; al centro del patio había una gran oquedad y en un principio pensé que se trataba de la entrada a una cueva pero un vistazo más cercano reveló que se trataba de un gran chultún que estaba parcialmente derrumbado.

En el lado más lejano del cuadrángulo se encontraba un gran edificio que parecía haber tenido dos o tres pisos y por ello era mucho más alto que los anteriores; se veía claramente una escalinata volada que llevaba a su parte alta a pesar de que ningún escalón estaba en su lugar, abajo de ella vimos una cámara alargada que parecía sobrepuesta, lo que nos daba la idea de que tanto la escalera como los pisos superiores fueron añadidos tardíos de la estructura.
Fragmento de estela

Este gran edificio tenía también algunos restos de columnillas que nos indicaban que su decoración era típicamente puuc, asimismo tenía algunas secciones de muro pero ninguna bóveda a parte de la que se encontraba bajo la escalinata volada.

Subí hasta la cima del montículo y estuve tratando de ver lo que había más allá de donde nos encontrábamos, era poco lo que podía distinguir entre la selva pero supuse que había un tercer cuadrángulo a la izquierda. Nos dirigimos hacia ese lado y en efecto nos encontramos con un conjunto más pequeño y mucho más dañado, no se veía ningún resto de arquitectura entre los montículos bajos que estaban cerca. Fue una sorpresa que en aquél rincón tan poco prometedor fue donde nos encontramos con el principal motivo para haber visitado Xcorralché: una serie de monumentos labrados que mostraban inscripciones e incluso figuras humanas y abstractas.
Fragmentos de estelas

Pudimos ver restos de columnas con glifos y algunos bloques muy desgastados que a penas mostraban algunos trazos pero lo principal era una serie de 5 fragmentos de estelas, una de ellas estaba partida en 4 y de la otra solo se encontraba una sección. 
La primera mostraba un gobernante de perfil con líneas de glifos en la parte superior e inferior, en el primer fragmento se encontraba la cabeza, en el segundo el torso y los brazos, el tercero las piernas y el último una parte de los pies y glifos. La segunda estela únicamente tenía las piernas sobre una línea de escritura.

Desde ahí nos dispusimos a regresar pero antes de eso pasamos por el frente del montículo principal que vimos desde lejos, subí hasta su cima a pesar de la dificultad por la gran destrucción y la tremenda inclinación del talud, pude ver segmentos de los cuerpos del edificio y me recordaron a la pirámide del Adivino de Uxmal, los muros que encontré eran todos de forma redondeada y en conjunto alcanzaban una gran altura por lo que seguramente aquí estaba el punto principal de Xcorralché. Luego de bajar regresamos al carro por el mismo camino y en poco tiempo íbamos para la hacienda de Xocnaceh.
Vista desde la Ermita de Tekax

Pasamos a dicho lugar porque hay un sitio maya adentro, sin embargo no encontramos a nadie para pedir permiso y decidimos ir a Tekax para ver el atardecer desde su Ermita, la cual se encuentra en un punto alto que permite ver todo el poblado.

Llegamos hasta ahí luego de seguir un rumbo laberíntico que nos indicó el google maps pero justo a tiempo para ver caer la tarde, subimos al punto más alto y estuvimos ahí un buen rato contemplando, incluso en un momento Adriana me tomó una fotografía y al indicarme que me moviera hacia un costado mi pie derecho se metió en un gran agujero que había en la plancha del piso y caí de forma cómica aunque tuve la suerte de no golpearme con nada.

Un poco después vimos una tormenta acercándose rápidamente y como no teníamos nada con qué cubrirnos bajamos corriendo, sobre todo yo que temía que mi cámara se mojara. La lluvia fue fuerte pero duró menos de 5 minutos. Cenamos en un restaurante al pie de la Ermita y regresamos a Oxkutzcab a descansar.

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