Blog de viajes por los antiguos focos civilizatorios de América Latina: Zonas arqueológicas y bellezas naturales
miércoles, 12 de julio de 2023
Trekking a El Mirador. Parte 6: Nakbé
Estructura en el Grupo Códex
Para el 5 de abril tocaba el primero de dos días
extenuantes, en los que sabíamos que caminaríamos más de 30 km cada uno. A
pesar de ello me pareció que comenzamos tarde y algunos del grupo ya empezaban
a tener ampollas y pesadez al caminar. Este día era opcional visitar el sitio
de La Muralla, pero primero teníamos que llegar a Nakbé y recorrerlo. Este
trayecto inicial solamente tenía 14 km, pero el ritmo en general estaba disminuyendo.
Estuve al frente tratando de jalar al grupo e insistiendo en que había que
avanzar, me sentía como un animal salvaje en una jaula, cada vez que había un
descanso permanecía de pie dando vueltas en mi rincón de sendero; no estaría
tranquilo hasta completar el recorrido completo del día. A pesar de estar
caminando sobre otro sakbé que conectaba La Danta con Nakbé, todo se agravaba
porque pasamos tramos de "pantano", donde la tierra en algún momento
fue lodo y quedó llena de agujeros por el paso de las mulas; caminar ahí por
mucho tiempo era una tortura.
Estructura principal del Grupo Códex
Por fin llegamos hasta Nakbé, que significa "junto al
camino", un sitio aún más antiguo que El Mirador, aunque no tan
monumental; decir esto es engañoso, ya que los edificios principales son masivos.
Adriana apenas podía seguir caminando, por lo que se adelantó al campamento
sobre una mula, la primera vez que alguien subía en alguna, para hacer el
recorrido en el sitio más tarde y con calma.
El primer conjunto que visitamos fue el grupo Codex, donde
no encontramos edificios de gran tamaño, dos de ellos estaban parcialmente
excavados: uno, de carácter residencial, mostraba dos habitaciones; el otro era
un pequeño templo con restos del recinto superior.
Nos dirigimos a la Acrópolis central, pasando por unas
canteras. Vimos algo poco usual en todos los sitios arqueológicos que he
visitado: piedras en proceso de ser cortadas y ya preparadas que habían sido
dejadas a un lado del camino o sin separar de la roca madre. Aquí se trabajó
quizá hasta el momento de abandono de Nakbé.
Cantera
Ya subiendo a la Acrópolis, nos encontramos con varios
edificios que tenían más de 20 m de altura, sin arquitectura expuesta pero
llenos de fosas de saqueo, incluso una era utilizada como bodega por los
arqueólogos, aunque un derrumbe casi cubrió por completo la puerta que
resguardaba su entrada.
Pasamos por la Plaza Central, donde ahora se encuentra el
campamento del IDAEH, de ahí caminamos por una gran calzada prehispánica hasta
la acrópolis noreste. Ahí vimos otro enorme montículo, pero decidimos no
subirlo porque no tenía una gran vista por los árboles que le cubrían, además
de que queríamos ahorrar energías para el resto del día.
El recorrido continuó hasta el Grupo Coral, donde nos
encontramos con una gran pared en pie, además de varios cuartos ya excavados.
Nuevamente se trataba de un conjunto menor, sin edificios de gran tamaño.
Pared en el Grupo Coral
Nuestra siguiente parada tenía un especial interés para mí: el juego de pelota. Desde hace tiempo tengo un álbum de fotos de este tipo de
edificio y este es uno de los más antiguos en el área maya. Tuvo tres etapas
constructivas y la primera es del Preclásico Medio, cuando únicamente contaba
con dos banquetas bajas.
Estuve un rato esperando a que mis compañeros avanzaran y me
quedé atrás tomando fotos, naturalmente debía tener imágenes de este juego de
pelota.
La penúltima parada fue un chultún en el que anteriormente
se podía entrar, sin embargo el lazo que se utilizaba para bajar se había
podrido y no pudimos descender a su interior.
Templo principal de la Estructura 1
Finalmente regresamos a la Plaza Central y algunos de
nosotros, los que iríamos al recorrido de La Muralla, subimos a su cima, ya que
no tendríamos otra oportunidad de hacerlo. Me sorprendió que los templos
superiores eran mucho más pequeños que los de El Tigre o La Danta, en El
Mirador. La vista desde ahí permitía ver claramente el edificio principal de su
gigantesco vecino, además de la estructura La Pava.
Una vez que bajamos, caminamos hasta nuestro campamento, distante casi 1 km de ahí y, de inmediato, comimos. Nos esperaba un trayecto que resultó ser una auténtica salvajada...
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