sábado, 29 de junio de 2024

Viaje por el noreste del Petén. Parte 11: La Línea y Chochkitam

Fragmento de pared en La Línea
Al día siguiente pudimos dormir un poco más porque los sitios a visitar eran mucho más cercanos al campamento que los del día anterior, además de que nuevamente dormiríamos en La Lagunita. Nos levantamos a desayunar y un poco después subimos a los vehículos al igual que el día anterior, sin la camioneta líder. Nos dirigimos al oriente, hasta llegar casi a la frontera con Belice y dejamos los vehículos para caminar un corto trecho por la selva. Así fue como llegamos al sitio de La Línea, llamado así porque el límite entre Belice y Guatemala está a unos cuantos metros, aunque es una franja imaginaria, sin nada que la marque físicamente.

Este sitio fue quizá el más pequeño de todos los que visitamos en el recorrido por la selva. Nos encontramos con una serie de montículos que no mostraban arquitectura en pie, excepto por algunos muros dentro de saqueos. La única pared en pie parecía ser un lateral del cuerpo de un basamento, con piedras bien labradas aunque todas de diferentes tamaños y formas, como formando un Tetris.

Estela en Chochkitam
Al final del recorrido vimos una cancha de juego de pelota cubierta de vegetación y un gran árbol caído, donde me acosté a esperar a que los demás terminaran de fotografiar, ahí empezaron a bromear conque había un jaguar dormido, así que me puse boca abajo como se acomodaría un felino. Poco después íbamos de regreso a las camionetas.

Tomamos rumbo de vuelta al campamento, pero nos desviamos justo antes de llegar, ahí cerca estaba el sitio de Chochkitam, aunque los letreros decían Chosquitan. Este nombre significa "Tripa de pecarí o cerdo salvaje". Llegamos muy cerca del centro del lugar y comenzamos nuestro recorrido. Lo primero que vimos fue una estela con grabados muy bien definidos, aunque pareciera estar incompleta, cerca de ahí vimos los restos de una bóveda.

Caminamos un poco para llegar a la parte sur del sitio y llegamos hasta la estructura XV, la cual podría ser una versión en pequeño de la A3 de Río Azul, ya que es un basamento con tres templos arriba en estilo parecido a los templos de Tikal. En este caso el templo del lado sur ha caído por completo, al igual que los dos que tiene su vecino más al norte; el templo central es el más completo y el del lado norte tiene algunos restos de muros. Eduardo y yo nos adelantamos y fuimos los primeros en llegar por la parte trasera de la estructura, ahí se distingue muy bien la pared trasera del edificio central.

Muro trasero del templo central de la Estructura XV de Chochkitam
Yo le di la vuelta al edificio y subí primero por el lado sur, aunque no vi nada en pie por ahí, así que me dirigí al centro. Nuevamente me encontré con un templo cuya habitación delantera había colapsado, quedando la trasera y apenas un fragmento de su crestería. Pude ingresar en el recinto que permanece en pie, observando que aún queda uno de los dos dinteles originales de madera en su lugar. La bóveda, al igual que en otros sitios que visitamos anteriormente, se extendía hasta la crestería y solo se dividía el cuarto de la parte alta con unas tapas alineadas como techo. Subí por un costado a la crestería, aunque solo quedaban algunas piedras.

Campamento La Lagunita
Caminé un poco al templo del lado norte, pero sólo quedan partes de algunos muros que ya no permiten ver bien la disposición de las habitaciones. El recorrido fue corto pero muy satisfactorio, nuevamente estábamos en un sitio sumamente monumental. Ahí terminamos y regresamos a las camionetas, el camino de regreso fue bastante rápido y sin incidentes. Ya en el campamento, estuve volando el dron y fotografiando la lagunita que da nombre al lugar, Will tendió una lona en el suelo y varios de nosotros pasamos parte del día durmiendo sobre ella, en un concierto de ronquidos. Después alistamos nuestras cosas porque sería la última noche en el campamento de La Lagunita y por la mañana íbamos a recoger las tiendas de campaña. Cuando hubo oscurecido, estuve tratando de fotografiar la Vía Láctea y luego fuimos a cenar. En algún momento a Will le picó un alacrán, de aquellos de color claro que pueden ser muy peligrosos, sin embargo no le causó mayor reacción; al contrario de una abeja que le picó también al día siguiente, cuando tuvo algo de inflamación, incluso en la papada.



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