Entrada a El Remate |
El jueves 25 de julio se llevó a cabo el segundo y penúltimo recorrido organizado dentro del curso de lengua maya (el último fue a Calakmul unos días después pero a ese yo no asistí), se trató de una serie de visitas a una serie de proyectos realizados por mujeres emprendedoras.
Por la mañana fuimos a la universidad, llegamos unos minutos tarde pero no hubo problema. Salimos a nuestra primera parada en el cercano Hampolol, dónde ya había estado cuando fui a buscar el sitio de Cansacbé. En ésta ocasión llegamos a una casa donde se elabora una bebida muy parecida al café pero con granos de maíz tostado, ahí desayunamos dicha bebida y tamales.
De ahí nos dirigimos a Dzitbalché, donde nos hablaron sobre los cantares que se hallaron en dicho lugar y que son un documento colonial escrito en maya que narra hechos históricos y legendarios de la región, también pudimos ver algunos locales donde vendían ropa bordada típica.
El Remate |
Seguimos hacia un poblado que visité en 2013 junto a mi amigo Julio, Nunkiní, el cual cuenta con un gran sitio arqueológico llamado Xkamayamul. En ésta ocasión únicamente llegamos al centro y nos mostraron como se elaboran varios productos de palma, pero principalmente los importantes petates "pop", antiguos símbolos de la realeza maya que tenían complicados diseños geométricos; un arte que casi se perdió al fallecer la única señora que los elaboraba, pero que fue recientemente recuperado de forma autodidacta por una de sus sobrinas.
De ahí seguimos hacia el parque nacional de los Petenes, primero en el casco de la vieja hacienda de Santa Cruz, donde se lleva a cabo la fabricación completa de los famosos sombreros de jipi japa (a diferencia del mundialmente conocido Bécal, donde ya no se encuentra la materia prima). Ahí pudimos entrar a ver una de las pequeñas cuevas artificiales cuyo ambiente hace que la palma sea óptimamente trabajada.
El Remate |
El último proyecto que conocimos fue en Tankuché, donde se obtiene la miel de la abeja melipona y se usa para elaborar diversos productos como jabones y dulces. Esta miel es sumamente cara pero con una calidad muy superior a la normal.
Finalmente llegamos hasta El Remate, un ojo de agua cristalina cuyo fondo está cubierto de pequeñas piedras de un azul turquesa que le da una apariencia de ensueño; ahí estuvimos por un rato nadando a pesar de que la hora de cierre ya había pasado; sin embargo los encargados nos dejaron pasar.
Así emprendimos el regreso justo antes de que comenzara a llover, aún así todavía nos faltaba un último destino.
Tumba en Pomuch |
Llegamos a Pomuch poco antes del atardecer, paramos en el centro y pasamos a comprar un pan llamado "de pichón", que nos habían recomendado y que pintaban como una maravilla. Se trata de un pan francés relleno de queso con un poco de picante; Fernando y yo compramos uno pero nos pareció bastante caro y su sabor muy parecido a una torta de queso de la Ciudad de México, por lo que a diferencia de otros platillos que pudimos probar en nuestra estancia, éste no nos encantó.
Para cerrar el día fuimos al cementerio a observar el ritual en el que se extraen los huesos de los difuntos para limpiarlos y luego volverlos a colocar en su nicho. Ésto me dejó una sensación de desengaño, la ceremonia siempre es difundida los días de muertos incluso en televisión internacional como una tradición que realiza todo el poblado, sin embargo nos dijeron que hay personas encargadas de llevarlo a cabo a las que se les paga y que realizan demostraciones para los turistas en cualquier época del año (junto con lo de Bécal me sentí timado).
Regresamos ya algo tarde y a penas alcanzamos el camión para nuestro lugar de hospedaje. Ese día cerró el curso pero saldríamos de regreso hasta el martes siguiente, luego de 5 semanas en Campeche; aún faltaba la cereza del pastel que llegó el último domingo de la estancia.
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