Sacbé |
Nohpat fue el último sitio maya nuevo para mí que visté en el viaje, pero aún faltaba mostrarle a Wilberth dos más que ya había visto. El primero de ellos fue Sacbé, el cual había visitado con Julio y Eduardo días antes y que nos dió dificultades para llegar a él; sin embargo luego de los dos intentos que hicimos el camino se me quedó muy bien grabado por lo que no tuve ningún problema en guiar a Wilberth hasta el pequeño claro donde dejamos el auto y después en caminar hasta el sendero que sube a la pequeña loma que soporta los edificios que quedan de Sacbé.
Ésta vez no hubo ataques de pulgas y la visita fue más rápida, yo simplemente esperé a mi compañero y tomé unas pocas fotos extras de la estructura principal.
Montículo con jambas en Hultún |
Luego de salir de Sacbé no recorrimos mucho para llegar a un hotel en las afueras de Santa Elena en cuyos terrenos se encuentra otro sitio arqueológico llamado Hultún "flecha de piedra"; ahí llegué con Luis Adrián un año antes buscando a un trabajador que nos guiara pero no lo encontramos y lo que pudimos encontrar por nuestra cuenta fue una plaza rodeada de montículos, una estructura parcialmente en pie y algunos chultunes.
Nuevamente llegamos a la recepción del lugar y de nueva cuenta no encontramos guía por lo que tuvimos que realizar lo mismo que antes: pedimos permiso para poder pasar a ver los vestigios por nuestra cuenta, a lo cual la dueña del hotel accedió amablemente.
Estructura en Hultún |
Lo primero que vimos fue la plaza con montículos que yo ya conocía, aunque ahora me dí cuenta de que habían adornado su centro con flores y algunas representaciones de los cuatro puntos cardinales; de ahí seguimos un sendero que a sus lados también tenía edificios completamente destruidos y en su parte media encontramos la estructura que yo ya había visitado y que tiene un cuarto con la pared trasera y las de los lados en pie aunque toda la fachada y los recubrimientos externos de piedra se han caído. Ésta vez me tomé mucho más tiempo que la primera que llegué en observar el edificio (en aquella ocasión ya oscurecía) y me dí cuenta de que hacia la izquierda se encontraban restos que indicaban que al menos hubo dos habitaciones más.
Restos de plataforma en Hultún |
Yo seguí el sendero rápidamente con la intención de peinar todo el terreno buscando senderos que entraran a la selva pues ahí mismo existe otro edificio más completo y que tenía decoraciones en forma de flecha que le dieron el nombre de Hultún; así llegué primero a un montículo que ya conocía y luego a un camino mas grande. Corrí por más de 300 metros entrando en todos los pequeños senderos que encontré pero lo único que pude ver por aquel lado fueron más montículos y algunos chultunes; esforzaba la vista entre la maleza para buscar la silueta de alguna construcción pero no vi nada más, finalmente el camino comenzaba a bajar por una suave ladera y no pude ver ya ningún resto por lo que decidí regresar y buscar por otro lado.
Montículo bajo en Hultún |
Al llegar a la estructura de nueva cuenta, seguí su contorno y llegué a un pequeño sendero que me llevó a otro camino muy ancho, ahí Wilberth me ayudó a buscar yendo hacia el lado contrario al que yo fui. Por aquél lado no pudimos ver más que los restos de una plataforma que parecía prometedora pero sobre ella tampoco encontramos ningún resto visible de edificios, en total habíamos visto varios montículos, uno de ellos con las jambas de entrada al edificio que lo coronaba todavía en su lugar; además de eso en muchos lugares pudimos ver restos de mosaicos de piedra decorados típicamente en estilo del puuc, con formas geométricas e incluso forma de herradura. Igualmente había muchas otras piezas lisas que debieron pertenecer al recubrimiento de los muros o de las bóvedas de estructuras hoy desaparecidas.
Restos de decoraciones de Hultún |
Todavía intenté buscar en las inmediaciones de la primera plaza, ahí hay un chultún que ya conocía pero intenté ir más allá aunque solo encontré un pequeño sendero que me llevó a un área que funcionaba como bodega del hotel, ahí ví dos monumentos grabados en piedra pero no supe distinguir si eran originales o si se trataba de decoraciones que habían realizado para poner en la plaza que estaban adornando. Ahí terminó el recorrido nuevamente sin haber encontrado el edificio faltante.
Salimos de Hultún y todavía teníamos en mente regresar a Halal pues nuestros amigos nos informaron de que ahí había por lo menos dos dinteles grabados con glifos que podíamos ver y que no encontramos cuando estuvimos ahí.
Dintel grabado en Halal |
Decidimos parar en aquel sitio extraordinario con mucho gusto, antes de llegar a Hecelchakán, lugar donde nos separaríamos definitivamente; de nuevo subimos a la gran acrópolis que encontramos en el lugar y revisamos el área que nos indicaron, entonces dimos con los monumentos en la habitación más llena de avispas que había... sin embargo nos atrevimos a entrar con mucho sigilo. Yo no me acerqué del todo pues ya sabía lo que era ser picado y no quería revivirlo, así que solamente tomé fotos con un poco de acercamiento pero Wilberth si bajó hasta el dintel y estuvo ahí por algunos minutos que me parecieron eternos; yo estaba afuera listo para arrojar una piedra al gigantesco panal con la intención de ganar tiempo para mi compañero de escapar si las avispas atacaban y luego salir a toda velocidad de ahí aunque sabía que no tendríamos muchas posibilidades por lo empinado de la ladera. Por fortuna no pasó nada de eso.
Llegamos poco después y ya de noche a Hecelchakán y ahí yo tomé el camión de regreso a Mérida mientras que Wilberth salió en el auto rumbo a Campeche. El autobús paró en todos los pueblos que pasamos y tardé bastante en llegar así que terminé por hospedarme en el hotel más cercano a pesar de que era un poco caro, ahí ya lo único que hice fue cenar un poco y dormir.
El último día del viaje fue un completo fracaso, yo quería llegar finalmente a Xcambó, un sitio costero abierto al público; sabía que había dos formas de llegar en transporte público: una por Progreso y la otra por Motul, me decidí por la primera con la intención de meterme al mar un rato, sin embargo no pude pasar del puerto pues no encontré transporte disponible y los taxis eran extremadamente caros; además cuando me dirigía al mar comenzó a llover y el viento sopló fuerte por lo que decidí regresar a Mérida y comer lo más que pudiera. Luego de un corto paseo por el centro y de comprar algunos libros, nuevamente pasé la noche en el mismo hotel y al día siguiente salí temprano rumbo al aeropuerto, llegando a la ciudad de México antes del medio día por primera vez en todos mis viajes vía aérea.
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