martes, 19 de marzo de 2019

Viaje al Puuc, pt. 9. Rancho Pérez, Yucatán

Fachada de la habitación en pie
Ya en el auto, regresamos a Xul y nos desviamos por otro camino para llegar a los siguientes 3 sitios; mientras avanzábamos veía por el espejo que Carlos y Paola estaban batallando con las garrapatas que sobre todo ella tenía pegadas. 

Al poco tiempo llegamos a un poblado, ésta vez no teníamos la ubicación exacta del sitio que íbamos a visitar, únicamente algunas referencias; lo primero que vimos fue una pequeña plataforma con decoraciones tipo puuc en su base, no quedaba nada más que la primera hilera de piedras pero con ello comprobamos que estábamos en el lugar correcto. Nos estacionamos unos metros más adelante, había algunas personas trabajando en una casa y nos miraron con curiosidad así que nos acercamos a ellos y les preguntamos por las ruinas mayas cercanas; con mucha amabilidad nos indicaron la dirección aunque antes de dirigirnos ahí pasamos por otra casa cercana donde también nos trataron muy cordialmente y nos permitieron pasar al baño. Al salir uno de los trabajadores nos alcanzó y fue con nosotros hasta cerciorarse de que no equivocáramos el camino, había que subir a un cerro por una brecha y luego dar vuelta en otra.
Estructura principal de Rancho Pérez

A partir de tomar la última brecha subimos muy poco y llegamos a un área plana con un montículo totalmente destruido, detrás de él hay una plaza amplia que cerca de su centro tiene un gran chultún; más allá vimos otro montículo mayor al primero y al instante supe que ahí veríamos la bella fachada de Rancho Pérez, aunque desde ahí no podía apreciar nada todavía.

Llegamos a la base del montículo y vimos que era más largo que ancho, parecía que había tenido una doble hilera de habitaciones que por aquél lado estaban totalmente destruidas, al centro había una saliente que más tarde comprobé que era una escalinata arruinada que llevaba a la parte superior; arriba se apreciaban algunos restos de muros, por lo que probablemente el edificio tuvo dos pisos. Una vez rodeada la saliente pudimos ver una habitación en pie y en su frente la fachada que habíamos ido a buscar.
Habitación trasera destruida

El cuarto en pie mostraba claros signos de haber sido restaurado por lo que me queda la duda de si en realidad todos los adornos tenían la disposición que se observa actualmente o si algunos de ellos fueron puestos ahí por suposición de los arqueólogos. 

El conjunto es único pues no hay un espacio liso, a diferencia del resto de sitios del estilo Puuc. Pueden verse columnillas, grecas simples y escalonadas, "tableros de ajedrez", pirámides invertidas, molduras lisas e inclinadas y diseños aserrados. Si se observa en conjunto, parece formarse un gran rostro que recuerda las fachadas zoomorfas de la región ya cercana de los Chenes, solo que aquí todas las formas son abstractas y estilizadas: dos grecas escalonadas encontradas forman los ojos y una piedra recta que sobresale de una moldura conforma la nariz; la boca es formada por el rectángulo de la puerta y conjuntos de tableros de ajedrez parecen formar las mejillas.
Costado del edificio

Estuve recorriendo un buen rato todo el edificio pues en un principio no comprendía nada acerca de su conformación; así fui notando que entre toda la destrucción aún se asomaban restos de bóvedas y paredes hasta que finalmente, al identificar la escalinata, me di cuenta de que el edificio era similar a otros como el de Chacbolai o el palacio de Chacmultún que había visto 3 años atrás. 

El recorrido por Rancho Pérez fue uno de los más cortos, en los alrededores hay algunas estructuras más pero no teníamos contemplado buscarlas pues el sitio siguiente era bastante más grande y nos tomaría mucho más tiempo. 

Así regresamos al auto y seguimos nuestro camino no sin antes pasar a platicar un poco a la casa donde habíamos estado al llegar; llevábamos 2 sitios muy hermosos aunque pequeños y aún había mucho más que ver adelante.

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