miércoles, 27 de marzo de 2019

Viaje al Puuc, Pt. 11. Ichpich, Yucatán

Primera estructura de Ichpich
Después de recorrer Xkichmook nos dirigimos aún más lejos, a un área que se encuentra cerca del sitio de Santa Rosa Xtampak en Campeche, el cual es considerado la capital de la región de los Chenes. Entramos a una terracería que iba empeorando en condiciones conforme avanzábamos, debíamos recorrer aproximadamente 4 km por ahí pero al llegar a la mitad fue casi imposible seguir en el auto por lo que lo estacionamos a un lado del camino y decidimos seguir caminando.

Avanzamos un poco y luego salimos a un gran campo de cultivo, la brecha cruzaba una parte y nos vimos obligados a caminar por ahí aunque tuvimos la suerte de que algunas nubes cubrieron el sol justo cuando estábamos pasando.

Más adelante el camino entraba en un área arbolada y mucho más fresca, así que a pesar de que era de subida fue bastante fácil llegar hasta Ichpich, el sitio más lejano que visitaríamos aquel día, casi en el límite entre Yucatán y Campeche.
Primera estructura de Ichpich

Llegamos a un lugar donde el camino se dividía en 2, dimos vuelta a la derecha y a los pocos metros nos encontramos con un bonito edificio, se encontraba en regulares condiciones y por lo que pudimos apreciar tenía forma de T, con una habitación en cada extremo y al centro dos alineadas una frente a otra, la del lado izquierdo estaba bien conservada, mostrando una base con columnillas, una sobria fachada lisa, molduras triples con grupos de más columnillas, un friso liso con piedras salientes, que probablemente sostenían esculturas ya desaparecidas, otra triple moldura y un remate inclinado hacia afuera. En el centro la habitación que sobresalía formando la base de la T estaba casi totalmente destruida excepto por algunos pedazos de muros laterales; en el lado derecho solo quedaba el muro trasero del cuarto que hubo. La parte de atrás del edificio conservaba el muro completo que era muy largo, abarcando la hilera de tres habitaciones y con exactamente la misma decoración que el cuarto izquierdo. La sencillez y sobriedad del edificio me dejó una grata sensación y en su interior encontramos una tapa de bóveda con restos de pintura.
Edificio destruido

Un poco más allá y dando vuelta a una zona llena de maleza encontramos los restos de dos o tres edificios más, aunque de ellos quedaba muy poco; todas las habitaciones estaban derrumbadas, dejando únicamente algunas bases de muros cuyas piedras de recubrimiento en muchas partes parecían haber sido robadas. Vimos un cuarto tras otro sin cambios en las condiciones aunque aún así pudimos distinguir lo que habían sido las puertas de entrada a cada recinto.

Regresamos al camino principal y tomamos el ramal que habíamos dejado anteriormente, así llegamos a otro elegante y bello edificio, tenía dos habitaciones en pie aunque, a juzgar por los restos, debió tener una más ya caída. Las dos habitaciones en pie estaban muy bien conservadas y se encontraban sobre una base de columnillas, también tenía fachada y friso lisos, este último con piedras salientes como posibles bases de esculturas; las molduras tenían motivos de Chanchimez en zig zag, formando un conjunto armonioso y pintoresco.
Segunda estructura en pie

Cuando arribamos al segundo edificio en pie pudimos ver dos lechuzas entre blancas y grises salir de una de las habitaciones y dirigirse hacia la selva, por conversaciones con mi amigo Balta supimos que aquellos animales de hecho viven en el sitio y se les puede ver con regularidad.

Pasando un poco de largo frente a la estructura llegamos a una plataforma baja que a penas llegaba al metro y medio de altura; debía tener un área bastante grande pues no veíamos sus bordes laterales. Una vez arriba llegamos a un gran espacio abierto que no parecía tener montículos ni al centro ni en las orillas, algo poco común para un área elevada en el corazón de un sitio; en cambio en tres partes del suelo se veían unas oquedades enormes, con bocas de entre 2 y 3 metros de ancho que tenían forma de círculo perfecto; al acercarme pude identificar que se trataba de los chultunes más grandes que hubiera visto, debajo de aquellas oquedades había espacios en forma de botellón, tan amplios que podían crecer los árboles y la vegetación ahí dentro sin problemas.
Boca de un gran chultún

En una esquina de esta plaza vi que sobre el cuello de esos chultunes hubo una especie de tapón que dejaba una apertura de a penas un metro, que permitía colocar una tapa sobre ella; en ese lado se encontraba un cuarto pozo en tan perfectas condiciones que parecía la parte superior de una cisterna moderna.

Luego de estar un buen rato contemplando con asombro aquellas construcciones que posiblemente sirvieron como almacén de agua o de alimentos volvimos frente al edificio cercano.

Estuvimos un rato contemplando la arquitectura enmarcada por la selva y un cielo muy azul que se cubría de nubes delgadas.

Desde ahí regresamos al auto, ya estábamos un poco cansados y, al llegar a la zona descubierta donde había que cruzar los campos de cultivo, el calor parecía más intenso que antes, sin embargo poco después de eso llegamos al auto y emprendimos el regreso a Oxkutzcab, aunque todavía quedaba una última parada...

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