domingo, 24 de septiembre de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 22. Xculoc e Itzimté de Bolonchén

Xculoc
Llegamos al poblado de Xculoc en muy poco tiempo y tomamos una terracería por algunos metros. Wilberth había estado ya en el lugar y me contó que aquél era el único sitio en el que había tenído la oportunidad de estar en compañía de su abuelo, quien era originario de la región.

Lo primero que vimos fueron los restos de una escultura de la que se dice que representa una mujer embarazada, sin embargo lo que se puede observar es que en realidad era parte de un cuerpo cadavérico; Wilberth me comentó que cuando estuvo ahí por primera vez la cabeza aún estaba en su sitio; hoy en día sólo existe el cuerpo seccionado en dos partes.
Escultura en Xculoc

Unos pasos más allá vimos un enorme muro construido con piedras megalíticas, nunca había visto una pared de ese tipo en el área puuc por lo que me pareció que podría ser de una etapa temprana, antes de que se desarrollara la construcción con acabados mucho más finos que se puede ver en edificios posteriores.

Una vez que rodeamos éste muro y subimos a una plataforma pudimos ver el único edificio en pie de Xculoc; éste tenía 3 habitaciones de las cuales quedan dos en pie y la del extremo derecho ya colapsó. No le quedan restos de decoraciones y no ha sido tan trabajado como Xcochkax aunque se puede notar que le han dado algunos retoques en algunos detalles.

Permanecimos ahí poco tiempo pues pensábamos ir a Itzimté de Bolonchén (hay otro Itzimté en Guatemala) y entonces bajamos de la plataforma por donde habíamos llegado; regresamos al auto y nos encontramos con la desagradable sorpresa de que otra vez la batería se había descargado aunque ésta vez no estaba completamente muerta como pasó en el km 8.5, así que pudimos arrancarlo a empujones y a pesar de que nunca había hecho una maniobra de esas, pude arrancarlo al primer intento. 
Palacio de Itzimté

En no mucho tiempo llegamos a Itzimté pero comenzaba a bajar el sol en el horizonte. Éste sitio es enorme, quizá el mayor de la zona y se extiende sobre una gran planicie cubierta de cultivos. Pensábamos visitar sólo algunos de los edificios principales y pasamos rodeándolos con el auto por terracerías que cruzan el campo, todo parecía bastante complicado pues estaba cubierto de pastizal altísimo, con más de 2 metros sobre el suelo.

Wilberth sugirió ir a una estructura al norte de las principales, la cual mostraba restos de su templo superior; nos acercamos lo más que pudimos en el auto y cruzamos una milpa pero al llegar a la base fue imposible pasar incluso con los machetes por lo cerrado que estaba el pasto gigantesco que crecía sobre todo el edificio.
Restos sobre el palacio de Itzimté

Al fracasar para subir a aquel edificio decidimos ir al palacio principal de Itzimté, que habíamos visto en un lado del camino, también estaba bastante cubierto de ese pasto gigante pero había pequeñas brechas que facilitaban el subir.

Varias veces estuvimos a punto de caer pero llegamos hasta la estructura que tiene 3 niveles y en ellos pudimos observar hileras de habitaciones a las que les quedaban las paredes traseras y los muros divisorios en pie, en todas había caido la fachada. La parte superior estaba coronada con un templo igualmente con algunos muros y parte de su bóveda en pie. Desde ahí pudimos ver el sol meterse justo detrás de otro gran edificio que estaba frente a nosotros y el cielo se tornó rojizo, dando una vista hermosísima a la planicie.
La última luz del día desde el palacio de Itzimté

Yo quería ver el edificio grande de enfrente y casi corriendo me dirigí a él para llegar con la última luz del día, crucé nuevamente un campo de maíz y me topé con un muro de pasto aún peor que el de la primera estructura que vimos, estuve luchando con ésta vegetación usando el machete pero parecía que no cortaba nada a pesar de ver volar lo que cedía al filo; me convencí de que era demasiado trabajo entrar por ahí y me puse a rodear esa pared verde buscando alguna brecha que me permitiera pasar pero no encontré ninguna.

Nuevamente tuve que aceptar la derrota y ya estaba oscuro cuando subimos nuevamente al auto y regresamos hasta Hopelchén a la casa de los tíos de Wilberth, ahí estuvimos platicando un buen rato hasta que el cansancio nos hizo colocar las hamacas nuevamente para pasar la noche...
Parte superior del palacio de Itzimté

sábado, 23 de septiembre de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 21. Chunhuhub y Xcochkax

Chunhuhub
Después de resolver el problema con el auto, salimos con rumbo a Chunhuhub, un sitio abierto al público casi en el límite de Yucatán y Campeche; ése lugar se me escapó un año antes debido a que mi cámara se me cayó en el sitio de Yaxché-Xlapak cuando ya íbamos de salida y tuve que volver a buscarla, la encontré al último momento, cuando ya me había rendido.

Ésta vez llegamos rápidamente y por fin se me hizo conocerlo. Al llegar, Wilberth se quedó con los custodios para convencerlos de que nos llevaran al cercano Xcochkax y yo entré solo. Es un lugar muy pequeño el que se puede visitar; desde que se entra se ven varios montículos de piedra pero nada de muros en pie hasta que de pronto se tiene a la vista un sobrio y hermoso edificio que es un ejemplo notable de la arquitectura tipo Puuc.
Chunhuhub

Éste palacio fue visitado por John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood en el siglo XIX, al parecer era más grande pues muestra restos de habitaciones detrás de lo que se aprecia en pie aunque ya no se puede ver bien la forma de todo el edificio.

Tiene 6 habitaciones en pie divididas a la mitad por un acceso con escalinata que llevaba a una plataforma más alta, éstas habitaciones tienen decoraciones en forma de columnillas y algunas grecas en su base y en la parte superior de la fachada.

Frente a la plataforma que le sostiene hay un montículo con algunos restos en su parte superior, desde ahí tuve una muy buena vista al palacio y estuve casi todo el tiempo mirando desde ahí y rodeando las habitaciones en pie.
Xcochkax

Finalmente salí por la parte trasera de la plataforma del palacio y rápidamente llegué a la caseta de servicio, ahí tienen algunas piezas de piedra con decoraciones y estelas del lugar, así como una jamba con grabados de Xcochkax.

Uno de los dos custodios se ofreció a llevarnos al siguiente sitio y salimos en el auto unos cuantos kilómetros, de pronto nos indicó que entráramos en una corta terracería y avanzamos hasta la base de un cerro bajo pero muy empinado. Nos contó que habían estado trabajando en la restauración del sitio en meses pasados; varios de nuestros amigos habían estado ahí antes y sabíamos que se encontraba bastante dañado, con solo secciones de los edificios en pie.
Entrada con jeroglíficos

Nuestra sorpresa al llegar a casi a lo más alto de Xcochkax fue mayúscula: todo el sitio estaba reconstruido, al menos en el primer nivel que se puede apreciar; las paredes lucían bastante blancas, como nuevas y grandes secciones de bóvedas estaban colocadas sobre ellas. En mi opinión éste tipo de trabajo es sumamente cuestionable pues viendo la gran diferencia y lo que quedaba en pie me parece que una reconstrucción ahí es algo que no puede sostenerse en datos reales, lo que da la pauta para que el arqueólogo "invente" edificios. 

Sabíamos que habían entradas con jeroglíficos en las jambas y dinteles; los encontramos completamente libres de escombro y limpias como si los años no hubieran pasado por ellos. Más arriba el trabajo no había llegado y el sitio estaba convertido en montículos

Entre los restos pudimos ver varias secciones de decoración geométrica característica del estilo Puuc, sin embargo no podíamos ver otra cosa excepto piedras amontonadas y en uno de los lados la reluciente parte superior de las habitaciones que vimos en un principio.
Muro con personajes

Vimos restos de muro en un rincón y nos llevamos la mejor sorpresa del sitio pues la sección que pudimos observar tenía grabados varios individuos que aunque no estaban completos mostraban varios pares de piernas; se pudo apreciar que los personajes posiblemente estuvieron ataviados como guerreros.

Una vez que terminamos ahí, pasamos de nueva cuenta a Chunhuhub para dejar al custodio que nos acompañó y luego nos dirigimos al pueblo de Xculoc, donde Wilberth me iba a mostrar un sitio del que tenía buenos recuerdos...


lunes, 18 de septiembre de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 20. Santa Rosa Xtampak y un sitio misterioso en el km 8.5

Edificio de la boca de serpiente
Al siguiente día por fín habría de llegar a la única región maya de México que me faltaba recorrer: los Chenes. Ésta zona cuyo nombre significa "pozos" está justo en medio del puuc al norte y Río Bec al sur, por lo que comparte características de ambos. Su característica más notable son los edificios con fachadas zoomorfas, que representan grandes monstruos cuya boca constituye la entrada central de la estructura y está rodeada de grandes colmillos, con lo que se representa que al entrar uno es tragado y pasa al inframundo. La mayoría de los sitios son pequeños pero me tocó en suerte comenzar con el mayor y que es considerado la capital regional: Santa Rosa Xtampak. Está abierto al público y está aproximadamente 60 km al este de Hopelchén, anteriormente era difícil llegar debido a que había que recorrer una terracería muy mala pero ahora existe una carretera asfaltada que facilita mucho las cosas.
Ciempiés en el edificio de la serpiente

Wilberth conoce al custodio de la zona pues es guía de turistas y suele visitar éstos lugares bastante frecuentemente, por lo que quiso dedicarse a fotografiar aves mientras yo recorría Santa Rosa Xtampak; podía escucharlo imitando una lechuza para hacerlos salir de entre el follaje que cubría todo el lugar, que al ser bastante remoto es excelente para su actividad.

Subimos a lo alto de una colina natural y pude ver la parte trasera de algunos edificios y al fondo el costado de la estructura más famosa, el palacio, pero no quise inspeccionarlo de inmediato así que me dirigí al frente de los edificios que estaban más próximos y me encontré con uno que posee fachada zoomorfa y es llamado "edificio de la cabeza de serpiente", fue el primero en su tipo que encontré en la región y luego de darle la vuelta en su parte trasera ví que tenía una escalinata que en el centro tenía la representación de un enorme ciempiés que bajaba y cuya cabeza tocaba el suelo y mostraba la boca abierta con colmillos como de víbora, a los lados del cuerpo alargado se ven muchas patas extendidas, lo que no deja duda de que en efecto es un ciempiés.
Frente del palacio

Luego de ello me dirigí al palacio y observé su costado y su frente, es una estructura facinante y compleja que tiene 3 niveles de cuartos así como varias escalinatas para ascender, algunas de ellas incluso son decorativas pues su inclinación no permite subir, el recinto más alto y central tiene una fachada zoomorfa y tiene escalinatas internas en algunas habitaciones, algo poco usual en la arqueología maya.

Por desgracia para mí el edificio está restringido y no se puede recorrer por dentro pero ya desde el exterior se puede tener una idea de la belleza y la complejidad de ésta estructura.

Costado derecho del cuartel
Me dirigí hacia otro grupo del sitio y lo primero que pude ver fue una sobria construcción muy alargada, al llegar a su costado ví que es muy esbelta pues sólo tiene una línea de habitaciones a pesar de su gran longitud. Se llama "El cuartel" y es un edificio extraordinario pues tiene 6 habitaciones con un templo bajo y su escalinata al centro. Los dos grupos de 3 habitaciones a cada lado tienen fachadas zoomorfas muy sencillas y en uno de sus lados se une a otra serie de cuartos formando una "L". El conjunto se completa con edificios cerrando todo el cuadrángulo, pero los restantes están mucho más dañados.

Estuve recorriendo la zona sur del asentamiento, donde solo hay dos pequeños grupos restaurados, pero antes de llegar a ellos pude ver el edificio principal de Santa Rosa, una enorme mole alargada que en su parte superior tenía al parecer tres templos pues su escalinata de acceso está excavada y se puede subir.
Detalle de decoración del cuartel

Finalmente regresé al palacio para ver su parte trasera, ahí encontré una serie de pequeñas estructuras que daban una buena vista a la principal desde su parte alta, en mi mapa aparecía un basamento piramidal cercano al que se llegaba mediante un sacbé (camino blanco), lo busqué un poco y pude ver claramente la elevación de dicho camino aunque totalmente destruido y con las rocas totalmente desalineadas y amontonadas. Al final llegué a la base de una gran estructura pero no pude ver ningún razgo arquitectónico visible, pues sólo quedaba un montículo cubierto de vegetación.

Regresé a la zona central del sitio y me encontré nuevamente con Wilberth. En el camino habíamos pasado por una zona de montículos en un campo abierto cubierto de maleza, creíamos que era un sitio conocido pero más tarde supimos que ninguno de nuestros conocídos sabía su nombre. De inmediato quisimos visitarlo al pasar nuevamente de regreso así que subimos al auto y nos dirigimos hacia ahí en el km 8.5 de la ruta.

Cuando llegamos nos encontramos con un pastizal con cerca de 2 metros de altura, sumamente difícil de atravezar, por lo que tuvimos que rodearlo lo más que pudimos.
Montículos en el km 8.5

Avanzamos muy lentamente abriendonos paso entre la seca vegetación, cortando con los machetes aunque parecía que no lográbamos nada con ellos. Logramos llegar a un montículo totalmente destruido pero vimos entre los restos del escombro algunas piedras lisas que pudieron ser jambas o dinteles de los accesos a alguna habitación. Desde ahí vimos que en otra estructura había restos de muro y tuvimos que pasar por el centro del área del pastizal con gran trabajo. En un momento Wilberth, que venía detrás mío me hizo notar que acababa de pasar por encima de un pozo o chultún que tenía probablemente 2 metros de profundidad aunque su interior estaba relleno de escombro, mis pies se apoyaron en los bordes de la boca de éste pozo y milagrosamente no caí dentro, lo que hubiera sido en el mejor de los casos un golpe muy doloroso.
Restos de muro

Nos costó una infinidad de razguños con el borde del pasto pero llegamos hasta el montículo que fijamos como destino, no sin habernos desviado pues no se podía ver nada entre el pastizal. Descubrimos que solamente se podía ver la forma de una habitación y una sección de pared exterior, pero teníamos algo del sitio. 

Éste lugar sigue siendo un misterio pues a pesar de que Eduardo lo visitó meses más tarde junto con Stephan, ellos tampoco han conseguido saber el nombre del lugar, pues nos parece que no es posible que estando tan visible no tenga denominación propia.

Saliendo de ahí tuvimos una dificultad mayúscula pues sin darnos cuenta los faros del carro quedaron encendidos... la palanca se atoraba con el brazo al quitar la llave y la batería se descargó por completo y fue imposible arrancarlo a empujones. Creímos que ahí se había terminado el día de recorridos pero por suerte ya teníamos señal de celular y Wilberth pudo hablarle a su tío para que fuera por nosotros y nos pasara corriente. Así pudimos proseguir.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 19. Haltunchón y Halal

Haltunchón
Ya en el capítulo anterior dije que desde la cima de Cacabxnuc se podía ver a lo lejos un sitio muy similar que se llama Haltunchón (pila donde se bañan los zopilotes). Ése sitio es un solo edificio en pie que también está sobre un pequeño cerro; en 2013 lo visité junto con Julio y tuvimos serias dificultades para subir pues las lluvias nos azotaron e incluso nos obligaron a desistir en una ocasión de llegar arriba pues cayeron rayos muy cercanos que provocaron que huyéramos de ahí cuando íbamos a mitad de la pendiente.

Wilberth nunca había estado en el sitio, así que decidimos ir; en ésta ocasión la maleza estaba mucho menos crecida y pudimos ver un camino que la anterior vez estaba oculto, por lo que el ascenso fue sumamente fácil.
Edificio de Haltunchón

La estructura está muy deteriorada y tiene grietas y huecos en todos los muros, así como un gran agujero de saqueo en el piso de su única habitación. Toda su decoración externa está caida y no hay restos de alguna posible crestería que lo coronara; sin embargo, hay una franja de piedras que rodea la parte alta de la pared trasera y las laterales que presentan todavía una serie de glifos pintados en rojo, algunos de ellos aún muy nítidos.

Desde ahí pudimos ver también Cacabxnuc aunque fue un poco más complicado encontrar el cerrito en donde se encuentra, al parecer en la zona había una serie de estucturas parecidas a éstas que tenían contacto visual entre sí y por ello podían enviarse señales provenientes de sitios grandes como fueron Xcalumkín al sur y Dzotchén al norte.

Frente del edificio de Haltunchón
Tuvimos algunas dudas sobre el siguiente sitio a visitar, podía ser Dzotchén pero la hora ya vespertina hacía difícil que encontráramos guía; otros sitios circundantes estaban contemplados pero el camino era tan malo que decidimos no seguirlo. Wilberth sugirió ir a un sitio conocido por él al que llamaba Yalnón por estar cerca de un campo de menonitas así nombrado y yo me inclinaba por Halal (pastizal), un lugar muy enigmático para mí pues sabía que era un sitio mayor, marcado en mis mapas como muy importante, pero no tenía referencia alguna de lo que ahí se encontraba y las imágenes de satélite no mostraban nada identificable, excepto manchones de árboles en medio de campos de cultivo, pero tan grandes que no parecían ser montículos sino áreas cubiertas de selva.

Montículo en Halal, el lado derecho que sobresale es una escalinata
Cuando tomamos el desvío que llevaba a "Yalnón", me di cuenta de que aquel lugar y Halal eran exactamente el mismo. Llegamos a un gran campo de cultivo y de inmediato vimos un gran montículo que estaba rodeado de un manchón verde de árboles y maleza. La perspectiva era muy prometedora, aunque Wilberth de inmediato la atenuó diciendo que solamente había encontrado ahí algunos restos de decoración. Así fuimos directo a entrar a la maleza para llegar a la gran estructura que tendría unos 7 m de alto; en cuanto estuve junto a su base subí con gran esfuerzo pues las piedras estaban muy sueltas y habían enredaderas que surgían de todos lados repletas de espinas. Arriba el panorama era de total destrucción, ningún resto conservaba su forma y nada indicaba que hubiera ahí un templo superior a pesar de que muy probablemente lo hubo. Aún así al revisar más detenidamente pude ver que en uno de los lados parecía sobresalir una serie de rocas derrumbadas que dibujaban la forma de la vieja escalinata que permitía el acceso y que no conservaba ningún escalón.
Restos de dintel y jambas

Estuve un buen rato revisando toda la base del edificio y sólo pude encontrar algunas piedras lisas que pudieron ser recubrimientos o dinteles de puertas; no quería irme de ahí habiendo visto tan poco, era lo mismo que cuando fracasamos en encontrar algo más en Komchén o en San Francisco, en San Diego Buenavista tampoco encontramos arquitectura en pie pero ahí habían monumentos esculpidos... Me rendí con éste edificio y salí de ahí para cruzar el camino hacia otro manchón de selva donde se veía un montículo más bajo; el resultado fue el mismo aunque más atrás pude ver otro montón alargado de piedras y en su parte alta se veía un dintel todavía sobre las jambas que formaban una entrada y algunos restos de muros. Parecía que la suerte cambiaba pero no pude encontrar nada más. 
Primera habitación en la acrópolis de Halal

Ya estábamos a punto de irnos, el sol estaba bajando en el horizonte y parecía que no encontraríamos otra cosa, sin embargo había en el fondo del camino lo que parecía un cerro alargado totalmente cubierto de árboles, le dije a Wilberth que haría el último intento de encontrar algo de arquitectura en pie subiendo ahí pues parecía que en la región era regla que hubieran estructuras en las cimas de éstas lomas; crucé una huerta y al llegar a la base de éste cerro me di cuenta de que no era natural, por todas partes se veían restos de derrumbe y por fín, algunos muros que aunque muy dañados eran signo inequívoco de que se trataba de un edificio maya. Grité a Wilberth que se acercara y entre los dos comenzamos a recorrer una de las estructuras cerradas al público más increíbles que he visto en México: entre más avanzábamos había que subir por el derrumbe y encontrábamos más y mejores vestigios: al principio restos de muro, más arriba habitaciones con media bóveda en pie, con su frente caido y así hasta completar de contar 4 o 5 niveles que estimábamos alcanzaban casi 40 metros de altura y una base frontal de más o menos 120 metros... dimensiones colosales comparables con la gran acrópolis de Ek Balam.
Restos de puerta de entrada a una habitación

Cada rincón de éste edificio tenía algo nuevo para ver, a pesar de la gran destrucción de cuando en cuando teníamos pedazos de bóveda, muros parcialmente en pie, algunas entradas a habitaciones y que comunicaban cuartos entre sí, restos de decoraciones claramente de estilo puuc: columnillas, pedazos de mascarones de Chac, motivos geométricos... no podíamos perder mucho tiempo pues la oscuridad se acercaba rápidamente, ya veía destellos rojos colarse entre los árboles y dibujarse en las piedras de los muros.

Cada vez que alguno de nosotros avanzaba un poco se producía una exclamación de sorpresa al descubrir un nuevo detalle del edificio o al darnos cuenta de que arriba del nivel en que estábamos había otro con más construcciones y entre más subíamos parecía aumentar la conservación de las habitaciones que ahí encontrábamos.

De pronto y al dar la vuelta a un muro que formaba un ángulo de 90 grados con una línea de habitaciones en el tercer nivel del edificio, ví el cuarto más bellamente conservado del lugar, el cual tenía una entrada muy ancha soportada por dos columnas cuadradas con capiteles y su parte superior probablemente era lisa, un estilo constructivo muy diferente a lo que había visto en otros sitios cercanos y que me recordó más a Chichén Itzá que al puuc donde nos encontrábamos.
Habitación con entrada enterrada

De inmediato llamé a Wilberth y revisamos más de cerca la entrada, pudimos ver que detrás habían más habitaciones pero nos vimos completamente impedidos de pasar por la presencia de enormes panales de avispas, de ahí en adelante nos dimos cuenta que éste lugar era el más infestado de éstos insectos que hubiéramos visto, pues nos impidieron pasar a todos los recintos en pie o semienterrados y sus colonias alcanzaban un tamaño muy superior a los que estábamos acostumbrados a ver.

Ya comenzaba a ponerse muy oscuro cuando nos decidimos a seguir, divisando sobre éste nivel la cumbre del edificio que sobresalía más a la derecha y era mucho más esbelta que la base, ahí no quedaba nada en pie pero en su frente se observaba claramente el lugar que la escalinata de acceso ocupaba e incluso dos cuartos que quedaban directamente bajo ésta.
La habitación mejor conservada de Halal

Desde lo alto podíamos ver el atardecer ya muy avanzado y nos dimos cuenta de que la altura era muy grande en comparación con los otros montículos que vimos en el lugar, a penas podíamos divisar la planicie entre el follaje y nos dábamos cuenta que la bajada sería difícil y peligrosa por la inclinación y porque no podríamos llegar a la base antes de que la oscuridad bajo los árboles fuera casi total; aún así nos detuvimos en una de las habitaciones bajo la escalinata y pudimos ver que contenía dos entradas a recintos más profundos, sin embargo el panal de avispas más grande del lugar junto con 3 más pequeños nos impidieron el paso de nuevo; ésta habitación tenía otro secreto guardado que supimos días más tarde y volvimos al final del viaje para verlo...
Atardecer desde la acrópolis de Halal

El cielo aún no se veía completamente negro pero ya se podían divisar algunas estrellas cuando dejamos la última habitación para descender del edificio, sin embargo ya no podíamos ver ningún detalle del suelo que pisábamos, la inclinación inicial era de vértigo y poco a poco iba suavizándose pero nos obligó a avanzar de forma lenta y titubeante pues a cada momento peligrábamos de caer a una considerable altura que resultaría muy perjudicial para nosotros. Nuevamente teníamos la muestra del gran tamaño de ésta acrópolis pues parecía que la bajada era interminable. Finalmente alcanzamos la planicie y nos dirigimos al carro; al salir de entre la maleza de inmediato el camino pareció iluminarse, así de cerrado era el follaje sobre el edificio. Todavía antes de irnos me puse a mirar la gran mole de la que acabábamos de regresar, sin duda es uno de los lugares más grandiosos y enigmáticos que he conocido.
Acrópolis de Halal desde el camino

Una vez que salimos de ahí, nos dirigimos directamente hacia Hopelchén, el corazón de la región de los Chenes, donde Wilberth nació y donde aún vive una parte de su familia, nos quedamos con ellos y nos asignaron una habitación donde tendimos dos hamacas para dormir. Estuvimos conversando un rato y cenamos; finalmente terminó un día muy productivo a pesar de haber comenzado nuestra exploración ya bastante tarde.



domingo, 3 de septiembre de 2017

Viaje a Yucatán y Campeche pt. 18. Cumpich y Cacabxnuc

Cumpich
Tardé bastante en llegar a Hecelchakán a pesar de no haber tomado el camión con más escalas y de que sólo son alrededor de 120 km desde Mérida. Wilberth ya estaba esperándome y le dio tiempo de ir a desayunar cochinita pibil, la cual es excelente ahí. Llevaba prestado el auto de su padre ya que el día anterior habíamos entregado el Tzuru rentado no sin antes llevarlo al autolavado pues lo dejamos completamente irreconocible por el lodo que traía pegado.

No tardamos mucho en salir por la carretera que lleva a Bolonchén pero teníamos el plan de detenernos en algunos sitios de paso. El primero de ellos yo no lo había visto a pesar de haber pasado muy cerca y de haber investigado la región desde el 2013 en que estuve ahí junto con Julio. Desde la carretera vimos un pequeño edificio entre mucha maleza crecida, yo estaba seguro de que era parte de Xkalumkín, el sitio más grande de la zona y que está abierto al público, así que ni siquiera tomé video ahí.

Cumpich
Más tarde me dí cuenta en el mapa que el pequeño edificio y los montículos que lo rodeaban casi imperceptibles estaban muy lejos de Xkalumkín como para formar parte de él... No pude encontrar ningún nombre para el sitio así que decidimos guardarlo como Cumpich, por su cercanía al poblado del mismo nombre. Para poder llegar hasta la estructura tuvimos que cortar y aplastar el altísimo pasto que crecía alrededor con dos viejos machetes que Wilberth llevaba, más tarde supimos que aquí había trabajado Antonio Benavides y por eso de estar casi destruido, éste edificio fue restaurado hasta su bóveda, sólo contiene un cuarto con una entrada.

Cementerio de Cumpich
Desde ahí llegamos al poblado actual de Cumpich. Wilberth quería ver el cementerio, donde existe la costumbre de que los habitantes sacan los huesos de las tumbas, los limpian y los colocan cuidadosamente en nichos que se encuentran en la pared. Pudimos constatar éste hecho pues vimos varias calaveras y huesos largos en los huecos. Observando más detenidamente pudimos ver que el lugar está sobre un montículo que podría ser prehispánico y uno de sus muros, casi en ruinas, bien podría ser parte de un edificio antiguo ya sea colonial o anterior.

Desde ahí cruzamos el pueblo pues queríamos encontrar otro sitio maya que yo ya tenía ubicado desde que pasé por ahí con Julio pero que no visitamos entonces; equivocamos el camino en una ocasión pero a la segunda llegamos a un campo de cultivo y detrás de él, sobre un pequeño cerro, pudimos ver otro edificio maya en pie que también fue restaurado por Antonio Benavides, el nombre de éste lugar es Cacabxnuc.

Edificio de Cacabxnuc sobre una loma
Dejamos el carro en un costado del campo y cruzamos caminando hasta llegar al borde de la loma que estaba completamente cubierta de maleza aunque distinguimos un camino que no había sido usado en mucho tiempo para subir. 

Fue bastante cansado machetear para abrirnos paso en esa cuesta y las espinas nos razguñaban los brazos pero luego de un arduo esfuerzo llegamos a la base del edificio. En la cara que tenía de frente había una habitación con su puerta, a cada lado habían otras dos con su entrada hacia los muros laterales, el izquierdo estaba caido y un árbol crecía en su interior, sobre el techo se veía una crestería ancha y sólida que sólo sobresalía alrededor de 1 m aunque en el pasado quizá fue más delgada y alta, pero lo que más me impresionó era el otro lado del edificio.
Frente de la estructura de Cacabxnuc

Luego de rodear la habitación con el techo caído me dí cuenta de que lo que había visto era el lado trasero de la estructura pues en el contrario había una habitación con dos entradas y tenía restos de decoración de mascarones geométricos muy sencillos y parecidos a los del templo de las 7 muñecas de Dzibilchaltún. Bajé un poco del montículo donde se encuentra el edificio y noté que entre la maleza se podían distinguir los escalones que llevaban a él desde una plaza que estuvo rodeada de otras estructuras que hoy han caido por completo, todo ésto me hizo emocionarme bastante pues pocas veces se distinguen tantos detalles en los edificios que no están abiertos al público y anque éste fue restaurado, su basamento no parecía haber tenido la misma suerte pues las piedras estaban sueltas y medio esparcidas en el frente.
Costado de la estructura de Cacabxnuc

Volví a subir al edificio y regresé a la habitación trasera, ahí me dí cuenta de que tal vez en un primer momento fue el frente de la estructura pues en la pared se notaban dos puertas que fueron rellenadas de piedras, por lo que antes de eso debió tener 3 accesos divididos por pilastras, dando más vista a éste lado del edificio. Luego de inspeccionar ésto fui al costado derrumbado y trepando por el árbol pude subir al techo (éso no debe hacerse en edificios endebles pero éste fue consolidado por lo que no corre el riesgo de caer), ahí pude ver de cerca la fracción de crestería que tiene en el centro y la gran vista que se extendía muchos kilómetros a la redonda, donde incluso se puede apreciar otro sitio maya llamado Haltunchón que yo ya conocía pero Wilberth no, y por eso fue nuestra parada luego de salir de Cacabxnuc.
Vista desde Cacabxnuc