sábado, 3 de febrero de 2018

Viaje a México y Guatemala pt. 5. Tikal

Acrópolis norte y Templo I
Por la mañana nos levantamos muy temprano y nuestro transporte, que había ido a Flores para cargar combustible la noche anterior, llegó por nosotros para ir finalmente a Tikal, el destino principal del viaje.

Poco antes de las 7 estábamos en la taquilla del sitio y más adelante bajamos de la camioneta para comenzar el recorrido, aquí me tocó ser el guía prácticamente único pues en Tikal hay muchos caminos, es fácil perderse del recorrido planeado y el único que había estado ahí y conocía el sitio bien era yo. Quintín estaba totalmente afónico, de modo que también casi toda la explicación recayó sobre mí. Me sorprendía como en éste viaje el grupo pedía pasar al baño demasiado frecuentemente, así que lo primero que hicimos fue entrar hasta la zona cercana a la plaza central para perder menos tiempo y que ahí pasaran a calmar sus necesidades fisiológicas, pues la extensión del lugar hizo necesario que colocaran baños públicos en los puntos importantes.
Templo II desde la acrópolis norte

Caminamos por el grupo F, que tiene unas pocas estructuras un poco ocultas por la selva y luego llegamos a la parte trasera del imponente Templo I, pasamos por un lado de éste, junto al pequeño juego de pelota que se encuentra ahí y llegamos a la plaza central. que es uno de los conjuntos arqueológicos más bellos y espectaculares del mundo: por un lado el ya mencionado e icónico Templo I, opuesto al Templo II, que está decorado con mascarones restaurados hace no mucho tiempo; en un costado la acrópolis norte, una gran masa de edificios que se fueron añadiendo con el tiempo y que fue el lugar de entierro de muchos de los gobernantes del sitio; cerrando el conjunto la acrópolis central, llena de palacios de la nobleza que regía Tikal, lugar que en la antigüedad se llamó Yax Mutal o quizá Mutulá y que fue uno de los dos reinos mayas más poderosos, junto con Calakmul.
Templo superior del edificio II

En esta plaza estuvimos un rato observando sobre todo el Templo I, una imagen que salta a la mente automáticamente cuando se piensa en Tikal, incluso es como un emblema de Guatemala que numerosos establecimientos locales muestran con orgullo. También dejé que el grupo recorriera libre la acrópolis del norte por algunos minutos y finalmente los llamé para subir a la estructura de madera que sirve de mirador en el Templo II, ahí se pueden ver los mascarones ornamentales desde muy cerca y sobre todo se tiene una vista hermosísima del Templo I; aunque la primera vez que estuve en Tikal no pude subir a mirar desde ahí debido al proceso de restauración del edificio, era la segunda que subía en ese punto preciso y me volvía a sorprender como antes aquella imagen tan esplendorosa de una cultura que aún pervive en gran parte del área pero que abandonó este lugar hace más de 1000 años.
Templo I, ícono de la cultura maya y de Guatemala

Una vez que bajamos, caminamos hacia el poniente y pasamos por la base de otro gran templo que es designado con el número III, aunque a diferencia de los otros está completamente cubierto de vegetación en su basamento, se pude apreciar su templo y la gran y esbelta crestería que lo corona si se mira desde la cima de cualquier edificio que tenga permitido el ascenso.

Pasamos también junto al palacio de las ventanas, que se encuentra sobre una plataforma y en su parte trasera tiene una enorme pared con los orificios que le dan nombre y que junto con el talud del basamento da la impresión de ser mucho más grande de lo que realmente es, ésta grandiosidad fue hecha a propósito, todo el estilo de construcción de Tikal y del área del Petén fue diseñado para ser enorme y para dar una impresión poderosa a todo el que la admirara, lo sigue cumpliendo a pesar del deterioro y de la ruina.

Pasamos por uno de los conjuntos de pirámides gemelas, las cuales ahora son sólo montículos, pero ahí se puede apreciar una estela y un altar redondo muy bellamente tallados, muestra de la gran cantidad de monumentos que se han encontrado.
Templo IV

Un poco más allá llegamos al gigantesco templo IV, el templo individual de mayores dimensiones de Tikal, aquí hay trabajos de restauración desde hace varios años, los que han dejado al descubierto la parte baja del frente del edificio y el templo superior, además de colocar una escalera de madera para poder subir y apreciar desde ahí la cima de todos los grandes edificios de la ciudad prehispánica.

En las escaleras superiores que llevan directo al templo nos sentamos a contemplar, ahí no pude hacer otra cosa que recordarles a todos que también Neftalí había sido organizador del viaje que nos había llevado hasta ahí, que yo quería traer su memoria a aquél momento pues él quería aún más que todos los que nos encontrábamos presentes conocer Tikal, recordé las tardes en las que conversamos para definir nuestro itinerario, acomodando todo para pasar por aquel lugar y no pude decir ni una palabra más porque mi garganta se hizo un nudo. Fue un momento muy emotivo pues también Quintín, su compañero en la enah, dijo algunas palabras sobre nuestro amigo a pesar de su ronquera.
Vista desde el Templo IV

Desde ahí fuimos más al sur para llegar al conjunto de Mundo Perdido, el cual es el más antiguo de Tikal y tiene una serie de edificios que rodean a la gran pirámide, un basamento cuadrangular con cuatro escalinatas -una en cada lado- que nunca había podido subir en mis visitas anteriores porque había sido cerrado poco tiempo antes. Ésta vez tuvimos mucha suerte porque le habían habilitado un mirador de madera en la parte superior que llevaba a penas una semana de haber sido abierto al público; sin dudar ascendimos y por fín pude apreciar desde ahí las cimas de los grandes templos, sobre todo el número IV, que aparecía más cercano y mucho más imponente que el resto; frente a mí podía ver el perfil muy delgado del edificio 3 y un poco más a la derecha el I y el II. Del lado derecho se apreciaba muy cerca la gran mole de árboles que cubre la acrópolis sur: el conjunto más voluminoso del lugar, aunque se encuentra totalmente cubierto por la selva y tan sólo se pueden apreciar algunos restos de edificios en su cima.
Gran Pirámide de Mundo Perdido

Después de rodear los edificios que delimitan Mundo Perdido al oriente, pasamos por una de las canchas del juego de pelota triple, una estructura única aunque tan sólo se aprecian los montículos que delimitan cada uno de los espacios de juego; delante estaba la plaza de los 7 templos, mi lugar preferido de Tikal, así que lo escogí para descansar un rato mientras admiraba las estructuras que la rodean y las que le dan nombre, las cuales son como modelos en pequeño de los grandes templos, incluso con su alta crestería rematando el conjunto, además de que todos están alineados y unidos justo en el borde de la ladera que forma el basamento de la enorme acrópolis del sur.

Ahí vi que el tiempo de recorrido había sido más corto de lo que esperaba y calculé que podíamos recorrer todos los conjuntos abiertos al público aunque dejara a la parte del grupo menos dotada físicamente en la entrada del lugar antes de ir a los lugares más apartados.
Vista desde la Gran Pirámide

Proseguimos con la caminata rodeando la acrópolis del sur y llegamos al Templo V, el más antiguo de los grandes edificios de Tikal, pues incluso presenta algunas características que lo hacen diferente a los otros, como sus esquinas redondeadas y las alfardas que bordean la escalinata de acceso, las cuales no tienen los demás edificios de su tipo.

Hasta ahí llegué en mi aterior visita pues la lluvia me impidió llegar más lejos, así que lo que seguía tenía 4 años que no lo recorría, por lo que me costó un poco de trabajo encontrar el sendero hacia el grupo G, donde se encuentra el palacio de las acanaladuras, el cual tiene un pasaje abovedado que le da acceso. 
Plaza de los 7 Templos

Ahí ocurrió un nuevo disgusto, de pronto y sin avisarme antes, Quintín le dijo al grupo que ya nos íbamos, yo le respondí que aún faltaban conjuntos qué recorrer a lo que argumentó que todos estaban cansados y que Fernando se lo había dicho. Casi la mitad de la gente (los que habían estado el día anterior en Yaxhá) me decían que querían seguir con el recorrido y a penas iban a dar las 3, así que tuve que salir del conjunto a encontrarme con Fernando, quién ya estaba bastante atrás y con mucho enojo le reclamé que no pensaba cortar ahí la visita, que cuando planeamos el viaje yo le había dicho a Neftalí que podía llevarlos al menos a todo el recorrido habilitado para la visita; me respondió que el itinerario decía que a esa hora había que salir y que había que recorrer Yaxhá, lo cual me sacó de mis casillas pues era una locura querer juntar aquellos dos lugares tan grandes en un solo día, así que le recordé que había transtornado todo al no hacerme caso y parar en el remate el día anterior (durante muchas horas además) en lugar de alcanzarnos, pues la parada en dicho pueblo quedaba en ruta con Tikal y que la visita a Yaxhá la había perdido por decidir eso, igualmente le dije lo mucho que me había molestado saber que los que nos alcanzaron lo hicieron luego de reclamarle y que pagaron la gasolina, cosa que no tenía por qué haber pasado si hubiera seguido las instrucciones. Finalmente le dije que no me iba a sacar de ahí hasta que terminara y que si quería podía esperarnos en la salida pues estabamos cerca de ahí y que los cansados podían ir a comer con él.
Templo V

Así, nuevamente con el mismo grupo que el día anterior (pues los demás optaron por esperarnos), salimos rumbo al Templo VI, distante casi 1 km de donde nos encontrábamos, éste es el más pequeño de los grandes edificios de Tikal y también el más lejano, en la parte posterior de su crestería tiene una serie de glifos de gran tamaño que por desgracia casi en su totalidad no han sido legibles para los epigrafistas; al frente tiene tres entradas, a diferencia de los otros que tienen una. Los últimos estudios indican que la entrada formal del lugar era junto a éste templo, así que debió tener un significado especial ser el primer gran edificio que los visitantes veían al llegar. Regresamos por el mismo camino y cruzamos justo junto a la entrada, siguiendo de largo y llegamos al conjunto Q de pirámides gemelas, el cuál es el único de los varios de su tipo que tiene una de sus estructuras principales excavada.
Templo VI

Hasta ahí llegaba el recorrido que había planeado, aún tenía considerada la posibilidad de llegar al grupo norte, el último habilitado para la visita, pero para ello hay que recorrer un camino largo con subidas y bajadas fuertes que las piernas ya no iban a soportar al ritmo que llevábamos, necesitábamos un descanso largo para llegar y luego para regresar, así que decidí no agregar aquel camino y salir a comer, pues bien merecido lo teníamos. 

Cuando salimos el resto del grupo estaba disperso, así que todos pudieron ir a la zona donde venden souvenirs y comida, y nuevamente tuve algo de desencanto cuando al subir a la camioneta, a pesar de la prisa que había manifestado Fernando, en un principio estábamos todos los que proseguimos el recorrido y nadie de los que salieron primero, incluso forzándonos a ir en su búsqueda pues seguían sentados comiendo sin acudir a la cita para la partida de regreso a Yaxhá.
Conjunto de pirámides gemelas Q

A partir de ahí dejé de presionarme por el grupo, me había desencantado con Fernando y con Quintín, el primero por tener una idea totalmente inversa a la mía sobre el recorrido y el segundo porque a pesar de tener gustos arqueológicos como yo, carecía de las ganas y del ímpetu que Neftalí hubiera tenido. Personas con poca energía siempre había tenido en todos los recorridos grupales, pero sus opiniones nunca habían prevalecido sobre las de la gente entusiasta, ésta vez era lo opuesto y yo sentía que estaba solo contra ellos dos, una extraña sensación desagradable me había pasado por el pecho todos los días con cada dificultad que pasábamos; ya me quedaban dos días con ellos y decidí que dejaría que hicieran lo que mejor les pareciera. En cambio, ansiaba la tercer jornada siguiente, pues ya estaría con el recorrido en mis manos y únicamente con Ernesto y Adriana.

Sin embargo tenía la idea de que si querían que les diera guía en Yaxhá a los que no estuvieron el día anterior me negaría, pero no tuve que hacerlo pues llegamos ya unos minutos antes del atardecer y directo al campamento junto al lago. Observé un poco ahí la puesta del sol pero luego me entró la locura de intentar subir al templo 216, pero la abandoné luego de correr un poco en la subida pues las piernas ya no me respondían. Mi amigo Eduardo había de llegar ese día a acampar con nosotros y yo sabía que debía estar en aquel edificio como yo estuve 24 horas antes, pero decidí regresar a la orilla del lago a ver los últimos destellos rojizos del día.

A penas regresaba a las palapas donde se encontraban las tiendas de campaña cuando escuché la voz de Eduardo acercarse, así llegó a colocar su casa en el espacio donde estábamos Adriana, Ernesto y yo; poco a poco escuchamos las voces en las otras palapas irse apagando mientras nosotros conversábamos, no estuvimos tantas horas despiertos pero me parecía como si así hubiera sido...

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