miércoles, 27 de febrero de 2019

Viaje por el Puuc Pt. 5. Chacchob, Yucatán

Tipikal
El 28 de diciembre fue el segundo día de recorridos por sitios mayas del viaje, comenzamos saliendo poco después de las 6 de la mañana, ahora estábamos ya Adriana, Carlos, Paola y yo. Tomamos rumbo a Teabo y paramos en el pequeño sitio arqueológico de Tipikal.

Ya hace dos años había hecho la misma ruta, aquella vez recorrí Tipikal, Chacchob y San Diego Buenavista junto con Eduardo y Julio; en ésta ocasión repetiríamos los primeros dos ya que Adriana no los conocía.

Sin ningún problema encontramos el basamento que se conserva en el lugar y nos estacionamos unos metros más adelante. Estuve a punto de seguir el camino de acceso a un rancho queriendo evitar caminar por la orilla de la carretera pero me dí cuenta del error rápidamente y corregimos el rumbo. Encontramos la puerta de la reja que cierra el sitio abierta así que pudimos pasar para poder ver la peculiar subestructura del edificio, la cual tiene planta ovalada y está completamente visible desde lo más alto del basamento que se construyó en algún momento posterior sobre ella.
Subestructura en Tipikal

La visita fue muy rápida, tomamos algunas fotografías y luego salimos hacia la carretera con rumbo a Peto, al llegar al entronque para desviarnos, cerca de Teabo, vimos bajo un puente de reciente construcción lo que parecía una estructura maya, pensamos que era una edificación moderna por lo que pasamos de largo, días más tarde la vimos de cerca y nos llevamos una enorme sorpresa...

Avanzamos varios kilómetros y finalmente llegamos al acceso al sitio de Chacchob, el cual yo aún recordaba bien además de que Carlos había estado ahí recientemente. Decidí entrar con el auto hasta la orilla de la muralla que rodea el lugar ya que lo mismo hicimos antes pero ahora había un poco más de peso pues éramos 4 y no 3, así que varias veces la parte baja del vehículo rozó con las piedras del irregular camino, en más de una ocasión los demás tuvieron que bajar para poder pasar. Los últimos metros decidí adelantar el carro para darle la vuelta y estacionarlo junto al sitio, unos segundos después ya estábamos todos listos para el recorrido.
La silueta de la torre de Chacchob entre la maleza

Cruzamos la muralla y unos cuantos metros adelante pudimos ver ya las piedras del edificio principal, yo recordaba bien la dificultad para subir así que intenté guiar a los demás por otro camino para entrar por la plaza que se encuentra frente a la estructura pero el lugar estaba repleto de maleza, a diferencia de la relativa limpieza que encontramos 2 años antes.

Subimos al edificio pues su talud era la única parte libre de vegetación que permitía el acceso, con la información que encontramos luego de mi primera visita supimos que el lugar había sido descubierto por Teobert Maler y que la estructura en la que nos encontrábamos era una especie de palacio en forma de C, con una torre muy empinada al centro, la cual incluso era probable que tuviera escalinata impracticable, como en los edificios de Río Bec. La gran inclinación hace un tanto peligroso subir a su cima, pero sin embargo lo hicimos; bajar es aún peor, sin embargo todos pudimos hacerlo lentamente sin tener ningún incidente. Desde ese lado bajamos a la plaza y pudimos observar las dos habitaciones en pie que quedan en Chacchob. Una de ellas es un extremo de la C y está completa excepto por las piedras que formaban el recubrimiento de la fachada, la otra está justo junto a ella y tiene la entrada casi completamente derrumbada y un gran hueco en la parte trasera.
Estructuras en pie de Chacchob

Chacchob es uno de mis sitios favoritos en Yucatán, así que disfruté mucho regresar; a pesar de que la maleza estaba más crecida que en mi anterior visita pude tomar mejores fotografías con ayuda de un tripié que me prestó Carlos, ya que el mío lo olvidé en el auto. Pude comprobar que prácticamente nada ha cambiado en 2 años y el edificio sigue en la misma condición en la que estaba anteriormente.

Carlos me contó que cuando estuvo ahí había andado por caminos que yo no recorrí y se había encontrado con montículos y con una pequeña capilla probablemente colonial; yo recordé haber visto otros edificios pequeños, un pequeño sacbé y lo que parecía una gruta con entrada estrecha, sin embargo no quisimos ir a buscar nada de eso por la dificultad y porque no había mucho que ver en ello.

Salimos del sitio y regresamos al auto, el regreso fue más fácil pues ya sabíamos bien cuales eran los puntos donde habría dificultades para pasar, así salimos de nuevo a la carretera y nos dirigimos hacia Tzucacab.
Lado sur del palacio de Chacchob

Una vez en dicho poblado nos desviamos hacia la comisaría de Dzí, donde preguntamos si había posibilidad de visitar un sitio cercano pero al no conseguir un guía decidimos regresar a la carretera y seguir nuestro camino.


sábado, 23 de febrero de 2019

Viaje por el Puuc. Pt. 4. Cucá, Yucatán

Estructura II
Después de salir de Aké, tomamos rumbo de vuelta hacia Mérida, unos kilómetros antes de llegar a la ciudad dimos vuelta en un camino de terracería y avanzamos por ahí mientras las condiciones lo permitieron. Por espacio de 2 km no tuvimos problemas, aquí fue donde por primera vez en el viaje tuve que usar por completo los recursos con los que contábamos (el odómetro del auto y la brújula) así como el sentido de la orientación y los mapas con los que contaba ya que aún no tengo un gps que me facilite las cosas. 

Teníamos que entrar 3 km por la brecha pero el último de ellos decidimos caminarlo debido a que la vegetación se cerraba dejando en algunos tramos apenas espacio para el paso de una o dos personas; veíamos albarradas hacia ambos lados y en el suelo de pronto se notaba que pasábamos sobre viejos muros, lo que me confundía y hacía más difícil la orientación ya que el sitio que buscábamos, Cucá, posee dos murallas concéntricas; el nombre, según los datos que conseguí, podría traducirse como "ardilla de agua", denominación bastante extraña ya que desconozco algún animal que sea llamado así.
Fragmento de jamba, dintel o estela lisa

Cuando calculaba que habíamos completado la distancia de 3 km vimos un sendero que entraba hacia el poniente tal como las fotos aéreas indicaban, sin embargo la maleza no permitía percibir nada más allá de 4 o 5 metros y quise verificar que no fuera un camino equivocado; le dije a Adriana que esperara ahí y seguí por un buen tramo en el camino donde estábamos sin encontrar rastro de otros senderos, a lo lejos se veía una elevación llena de árboles que supuse era el centro de Cucá.

Regresé donde estaba Adriana y entonces entramos en el otro sendero, a penas habíamos avanzado un poco cuando se perdía el rastro del camino y la hierba alta, los arbustos y las espinas complicaban por completo el paso; aún no compraba un machete por lo que fue una dificultad mayor, tuvimos que avanzar abriendo paso con brazos y piernas, sin embargo aunque era muy complicado no era algo imposible como suele ocurrir en otras ocasiones.
Restos de arquitectura en la estructura V

Como el camino se perdía muy fácil, improvisé una marca quitando el folder rojo con el que protegía los datos impresos del sitio que traía conmigo, la amarré en un tronco con fibras de algunas plantas y confié nuestra suerte a la brújula y al sol. Existe una regla importante cuando se camina por bosques o selvas que dicta no salir del sendero, en éste caso eso implicaba no llegar al sitio así que decidí que la romperíamos, el camino por el que entramos en un principio nos daba la seguridad de regresar sin problema si lo buscábamos caminando hacia el este. El trayecto me costó sangre, ya que en algún momento Adriana se dio cuenta de que un hilillo rojo corría por mi brazo e incluso llegó a manchar las hojas con el mapa, fue algo muy extraño pues al limpiarme con alcohol no pude encontrar la herida.

Encontrar Cucá y su edificio con arquitectura en pie se convirtió en uno de los mayores retos con los que me he encontrado desde que comencé a explorar sitios arqueológicos... luego de avanzar muy lentamente nos encontramos con una elevación hecha de piedras que se alargaba hacia ambos lados; de inmediato me dí cuenta de que estábamos sobre la muralla externa del sitio y me ocupé en definir el punto en el que habíamos llegado usando la brújula, me costó bastante trabajo ya que en un principio había colocado el mapa al revés.
Pórtico en pie en la estructura V

Una plataforma muy destruida nos permitió saber que estábamos en la esquina noreste del lugar, el mapa fue sumamente útil ya que a partir de ahí comenzamos a saltar de un montículo a otro, cruzando la maleza que los separaba con gran dificultad, hasta llegar a la muralla interna. Unos metros más adelante nos encontramos con la enorme mole de la estructura II, la cual tiene alrededor de 15 metros de altura y un largo de más de 30, justo en el punto en el que arribamos se encontraba una gran piedra recargada en el tronco de un arbusto que crecía junto a ella; no pudimos identificar si se trataba de un fragmento de dintel, jamba o estela pero en su parte central había rastros de lo que pudo haber sido alguna figura labrada, aunque también hay una gran probabilidad de que fuera solamente una rugosidad natural producida por la erosión. Usamos la piedra como marcador para saber por donde salir del sitio más tarde.

A partir de este punto las cosas se complicaron nuevamente, yo ya sabía que solamente en un edificio había arquitectura visible aunque en el mapa no estaba indicado claramente.
Habitación con techo colapsado

Comenzamos a recorrer todas las grandes estructuras que veíamos dibujadas, la mayoría de los edificios sobrepasaban los 10 m de altura y tres de ellos llegaban a los 15 con bases bastante alargadas. Estuvimos rodeando un montículo tras otro, subiendo a varios y no encontramos ni rastro de algo en pie, únicamente los restos de derrumbe de los edificios completamente destruidos, cuyas piedras amenazaban con rodar hasta el suelo cada vez que pisábamos.

El cansancio ya estaba haciendo mella en nosotros y le dije a Adriana que me esperara en el ángulo que formaban dos estructuras que delimitaban una plaza. Llegué a un enorme edificio detrás de los ya mencionados y vi algunas piedras alineadas que marcaban la existencia de algunos muros en pie pero era realmente poco lo que se apreciaba y a pesar de subir a la cima de la estructura no pude ver nada más.

Pasé por varios montículos más, ya mis piernas temblaban por el desgaste de caminar entre piedras sueltas, tenía todos los músculos del cuerpo tensos y el estómago oprimido me daba malestar; iba diciéndome a mi mismo que el sitio me estaba exprimiendo las fuerzas e incluso Adriana me escuchó mientras lo hacía. Ya eran las 4 de la tarde, debíamos salir de ahí en menos de una hora para evitar quedar en la oscuridad, ya pensaba que sería necesario regresar a buscar al día siguiente. En mi mente conversaba con mi amigo Neftalí, recordando el día que llegamos al sitio de Rancho Ojo de Agua en Chiapas, un lugar muy problemático, incluso le pedía que me ayudara de alguna manera a encontrar la estructura en pie pues yo ya me sentía desfalleciente.
Estructura V

Al final solo faltaba revisar la estructura I, regresé donde estaba Adriana y fuimos hacia allá, ella se quedó en la base del edificio y yo subí a la cima para otra vez no encontrar nada. Le grité para decirle que me sentaría un rato pues ya no podía dar un paso más y mientras estaba ahí me di cuenta que tenía señal de celular, busqué en internet para revisar un reporte del sitio y ahí pude ver que lo que buscábamos estaba en la estructura V. Bajé de donde estaba y regresamos sobre nuestros pasos, el montículo al que nos dirigíamos era el mismo en el que había visto unos pocos restos de muros, incluso había ascendido sin ver nada pero esta vez llegamos por el lado contrario al que había visto antes. Al mirar la parte media de la pendiente ¡ahí estaba el pórtico que tanto habíamos buscado!. A una altura de aproximadamente 6 o 7 m sobre el nivel de la plaza se encontraban dos columnas que sostenían 3 grandes dinteles sobre los que había aún parte de la fachada de lo que fue una habitación, las piedras de recubrimiento y adorno habían desaparecido ya casi en su totalidad. Del lado izquierdo se alcanzaba a ver entre el escombro que hubo alguna vez otra habitación muy similar ahora cubierta. Toda la bóveda se había venido abajo pero aún se podían apreciar las paredes internas detrás del pórtico.

Maní
Estuvimos ahí un rato tomando fotografías y luego de ello tuvimos que irnos porque comenzaba a caer la tarde. La salida, como suele ocurrir, fue mucho más fácil que la entrada: llegamos a la piedra en la base de la estructura II, de ahí a la muralla interna y luego a la plataforma en el muro externo. Desde ese punto la maleza se componía de manchones de pastizal muy alto entre arbustos que hacían imposible distinguir marcas de sendero o incluso pasar en línea recta, creí que no encontraríamos el camino por el que entramos y mi marca improvisada con el folder sería imposible de ubicar, pero de repente Adriana llamó mi atención y señaló el lugar donde lo habíamos dejado. Solamente nos habíamos desviado de la ruta que seguimos al entrar por 5 m. Unos segundos después estábamos de vuelta en el camino principal.

Llegamos hasta el auto y salimos a la carretera justo cuando la última claridad del día se estaba extinguiendo, luego de ello tomamos camino hacia Peto y avanzamos cerca de 70 km hasta la desviación de Maní, llegamos hasta aquel pueblo pues queríamos ver el lugar donde en el año de 1562 fue realizado un auto de fe por órdenes de Diego de Landa en el que se quemaron cientos de códices mayas. Ahí tomamos fotos del antiguo convento y encontramos una serie de piezas sueltas en la pared de un comercio.
Piezas sueltas en Maní

Todavía pasamos a cenar, ya que no habíamos comido nada más que snaks durante el día. Por fin tuvimos la oportunidad de comer panuchos y luego de ello seguimos nuestro camino hasta nuestro hotel base en Oxkutzcab. Ahí nos esperaba nuestro amigo Carlos junto con su novia Paola, estuvimos todavía un rato revisando los sitios que visitaríamos al día siguiente y finalmente nos fuimos a dormir. A penas era el primer día de visitas a sitios mayas y había sido bastante ajetreado. 


miércoles, 20 de febrero de 2019

Viaje por el Puuc. Pt. 3. Aké, Yucatán

Estructura junto a la iglesia
Desde Telchac Puerto tomamos la carretera hacia Motul, pero antes de llegar dimos vuelta en la desviación hacia Ucí, pues pretendíamos visitar un gran sitio megalítico ubicado ahí. Llegamos en el auto a la calle que parte el área central en dos y no pude ver los grandes montículos que aún permanecen ahí, de modo que luego de concluir que ya los habíamos pasado, di vuelta en U y regresamos de nuevo sin apreciar nada. De nueva cuenta retomamos el camino original y entonces vimos la razón por la cual no distinguíamos las estructuras prehispánicas: justo frente a la principal de ellas había un grupo de trabajadores construyendo una barda que pasaba justo encima de la plataforma que soportaba la gran estructura. Los implementos de la construcción obstruían la vista; debido al trabajo que se estaba desarrollando decidimos no entrar, además de mi desaliento por ver más obras actuales justo sobre lo poco que queda de lo que fue alguna vez una gran ciudad prehispánica.

Seguimos entonces el camino a Motul, cuyo nombre tiene una misteriosa relación con Tikal, que en la época prehispánica se llamó Mutal, Yax Mutal o Mutulá. El poblado yucateco en el que nos encontrábamos fue la Mutal del norte, pero ahora no queda nada visible del asentamiento prehispánico que debió situarse en aquél lugar.
Estructura II

Seguimos con rumbo sur pasando por Muxupip y Euán, donde nos dirigimos a Tixcocob para finalmente desviarnos hacia Ekmul y la antigua hacienda de Aké.

El sitio arqueológico de Aké fue el penúltimo que visité en mi viaje de 2014 a Quintana Roo y Yucatán; en aquél entonces no sabía si regresaría pronto a algún otro sitio maya, así que ahora, después de visitar muchos más en el espacio de más de 4 años que me separaba de aquellas fechas, sentía una satisfacción bastante marcada.

Nos detuvimos en la plaza central del poblado actual para observar un basamento piramidal junto a la iglesia de la hacienda, ésta estructura es bastante empinada y está en parte oculta tras una barda que delimita el atrio. Desde ahí seguimos hacia el sur pasando por edificios también de la hacienda que ya se ven muy arruinados, sorprende escuchar aún el sonido de maquinaria que actualmente trabaja en una nave baja que está justo en frente de la entrada al sitio arqueológico. Me sorprendió bastante encontrar varios autos estacionados ahí ya que en mi anterior visita no encontré ningún otro visitante.
Vista desde la estructura II

Entramos y seguimos el mismo recorrido que hice hace 4 años: primero rodeamos la estructura II, que está justo junto a la caseta de entrada y llegamos a un edificio que se ve desde el camino de acceso: se trata de una plataforma con aproximadamente 5 metros de alto que tiene una enorme escalinata con piedras gigantescas. De ahí fuimos de nuevo a la estructura II, la cual tiene escalinatas por los cuatro lados, aunque solo dos de ellas están completamente visibles y una permite subir, ya que el grado de destrucción y la gran inclinación hacen que el ascenso por la otra sea muy peligroso. Éste edificio me parece muy particular porque me recuerda mucho a estructuras como el templo E-VII Sub de Uaxactún, la pirámide de Mundo Perdido de Tikal o los conjuntos astronómicos de Yaxhá, con la diferencia de que el de Aké está construido con bloques gigantes de piedra que pesaban varias toneladas y que no parece haber existido una plataforma alargada con 3 templos arriba hacia su lado este que permitiera completar un conjunto de observación astronómica de tipo "Grupo E".
Estructura alejada

Subimos a lo alto y desde ahí tuvimos una gran vista del edificio I o de las columnas y del edificio III, que en el 2014 estaba en plena consolidación. Las nubes, como es costumbre en Yucatán, estaban bajas y daban un aspecto muy pintoresco al paisaje que apreciábamos desde el punto más alto abierto al público, que no es el edificio mayor pues del lado sur hay una estructura muy grande que alcanza mayor altura aunque está completamente cubierto de selva.

Luego de bajar de ahí, tomamos un camino hacia el sur que lleva a varios edificios menores, a pocos metros de la plaza principal vimos una gran serpiente muy oscura que cruzó el camino a unos 15 metros de nosotros, de inmediato sospeché que era una especie venenosa pero aún así eché a correr para ver si podía acercarme lo suficiente para poder tomar una fotografía del animal, cosa que me fue imposible. Adriana me dijo que era una locura correr hacia una serpiente venenosa, pero ésta jamás reparó en nosotros y no pensaba pararme a menos de 5 metros de ella. Más tarde, preguntando, nos dijeron que probablemente se tratara de una Wolpoch o Cantil Yucateco, especie temida por su agresividad y toxicidad.
Estructura I

Yo estaba buscando una estructura con cuartos en pie a la que se llegaba por el camino en el que íbamos, sin embargo hay varios senderos que salen del mismo y me costó trabajo ubicarla. Primero llegamos a un pequeño edificio del que se apreciaba muy poco en pie, luego a lo que parecía una pequeña gruta que llegaba a un bajo en el terreno y finalmente al edificio buscado. Ahí se alcanza a ver la silueta de dos habitaciones centrales cuyas bóvedas ya están derrumbadas, a cada lado debieron existir también recintos porque en uno de ellos se puede ver a través de un gran agujero en la pared una cámara techada de buen tamaño pero sumida en la oscuridad. Ahí Adriana no quiso ni asomarse y a mí me costó mucho trabajo intentar tomar alguna fotografía decente de la habitación oscura

Desde ahí regresamos al camino principal y luego a la plaza, llegamos frente a la estructura III, ahí por primera vez la pude ver ya excavada y consolidada. Éste edificio es diferente a los demás pues no presenta las enormes piedras, sino que está construido con materiales de tamaño mucho menor y que se parece más al tipo de piedra usada en el Puuc, más al sur. Posiblemente es una estructura tardía que data de un tiempo en el que Aké, que inicialmente estaba subordinado a la gran Izamal, alcanzó cierto grado de independencia y abandonó la construcción megalítica.
Estructura I

Para finalizar nuestro recorrido subimos a la estructura I, la más famosa de Aké. Es una plataforma alargada con una gigantesca escalinata construida en bloques de varias toneladas. En su parte superior se encuentran 3 hileras de columnas burdas que están formadas por varios discos de piedra de gran tamaño. Según los reportes la estructura debió sostener uno de los más grandes espacios techados de Mesoamérica. de los sitios con recintos de este tipo que he visitado únicamente en La Quemada, Zacatecas, he visto columnas mayores a las de Aké.

Así terminamos el recorrido y volvimos al auto para dirigirnos al último sitio del día, que resultó ser por mucho el más difícil de todo el viaje.


sábado, 9 de febrero de 2019

Viaje por el Puuc, pt. 2. Xcambó, Yucatán

Iglesia central de Baca
Luego de salir de Calotmul de Yaxkukul, regresamos a la carretera principal que habíamos dejado para llegar ahí; avanzamos por algunos kilómetros y finalmente nos desviamos hacia el poblado de Baca, donde nos detuvimos a tomar fotos en la iglesia central. 

A partir de entonces tomamos rumbo al norte hasta llegar prácticamente a la costa; ahí nos encontramos con un sitio que en enero de 2017 había intentado visitar pero una mezcla de mal clima, taxistas abusivos y falta de tiempo me lo impidió; ahora era muy temprano (el sitio estaba recién abierto) y teníamos el auto rentado.

Llegamos a Xcambó y dejamos nuestro transporte en la primera puerta del lugar, sin saber que metros más adelante se podía entrar también y estacionarse. Accedimos caminando y a los pocos metros se pudo ver la naturaleza del sitio: se encuentra rodeado de manglares llenos de agua salada, de donde a penas sobresale el suelo que sostiene las estructuras prehispánicas y el camino de acceso; una fotografía aérea que pude observar más tarde me reveló que la extensión del manglar era mucho mayor que la que se puede imaginar desde tierra.
Plataforma en la entrada de Xcambó

Yo había visto en mapas que debía existir un par de grupos arquitectónicos que no se encontraban en el centro de Xcambó y luego de unos cuantos metros pudimos confirmarlo pues vimos un edificio bajo y muy alargado, orientado de norte a sur y a un lado del camino, al igual que todos los demás que vimos más adelante estaba construido con piedras de buen tamaño aunque menores que las del estilo megalítico de Izamal o de Aké; las formas eran sumamente rectas, dejando taludes prácticamente de 90° que hacían de los cuerpos casi una superposición de cubos, prismas y paralelepípedos, algo raro de ver en sitios del clásico y que yo atribuí de inmediato a la restauración del lugar.

Luego de subir y observar las tres habitaciones alineadas que sostenía la plataforma, pasé del otro lado a seguir un sendero que aparecía por ahí; tan solo pude avanzar 10 o 15 metros ya que llegaba a una poza muy pintoresca de forma ovalada y llena de agua que a penas alcanzaba los 10 cm de profundidad y que parecía bastante cristalina. Del lado contrario de la estructura pude ver que el terreno se hundía bajo el humedal, cerrando el paso a otra área donde alcanzaba a ver otro sendero que llegaba a la orilla.
Pequeño basamento piramidal

Tuvimos que salir al camino principal para rodear el área inundada y llegar a donde había más tierra firme, ahí nos encontramos con otras 3 estructuras, la primera de ellas estaba cerca del sendero que había visto desde el otro lado y se trataba de una pequeña estructura piramidal con base prácticamente cuadrada y una escalinata en su lado oeste. El segundo edificio era una gran plataforma de dos cuerpos alargada y orientada de este a oeste; algo extraña pues contaba con tres escalinatas al frente, la central llegaba hasta la cima y una a cada lado subía únicamente hasta el primer cuerpo, en ésta parte había una cantidad grande de mosquitos que nos molestaban bastante.

Por último, un poco más lejos hacia el oeste encontramos los restos de una rara estructura baja que tenía un recinto con restos de su entrada, unos metros frente a ésta y en el interior del cuarto central se podía ver un hueco redondo y lo que podría haber sido un canal, en un principio solo sospeché lo que era éste edificio, pero luego de un rato y al final de la visita pude confirmarlo al encontrar otra estructura muy parecida en disposición aunque mayor en tamaño de la que hablaré después.
Capilla católica en la plaza central

De regreso en el camino principal llegamos a la caseta de acceso, ubicada a un lado de la plaza central; desde ahí podíamos ver la parte trasera de los edificios principales de Xcambó y entramos por el lado con edificaciones más pequeñas que se encuentra al oeste del grupo principal. 

Ahí se encontraba un área residencial que estaba llena de pasillos y bases de muros que daban apariencia un tanto laberíntica a lo que se puede observar actualmente y que se conforma de una serie de etapas constructivas que quedaron expuestas por la destrucción del lugar y que dificultan la comprensión de algunas estructuras. Sobre una plataforma se puede ver una capilla cuyas paredes y fachada están hechas con piedra extraída del sitio y pintada de blanco. El edificio tiene varias ventanas a los lados y una portada que cuenta con una pequeña torre en cada lado, cada una con tres cuerpos y una cruz que la corona. El centro tiene forma triangular y también sostiene una cruz. El techo está hecho de palma y se veía mucho más reciente que el resto de la construcción.
Zona poniente de Xcambó

Luego de pasar una gran plataforma llegamos a la plaza central. En su lado norte se encuentra la estructura principal del lugar llamada la "pirámide de la cruz", pues en su cima se encuentra una cruz cristiana ladeada que a penas se sostiene en su base por piedras amontonadas y que tiene enredadas muchas pulseras; desconozco la razón de ésto. Del lado derecho de la pirámide de la cruz se encuentra el templo de los sacrificios, que es un bonito basamento piramidal casi de base cuadrada donde se puede observar un poco de una subestructura más pequeña.

Al lado izquierdo del edificio principal está la parte trasera de la capilla y debajo de ella se observa un gran arco maya que fue modificado por la edificación cristiana, ahora es poco claro si éste era un recinto palaciego o quizá un pasaje que daba acceso a la plaza por una de sus esquinas. El lado oriental del patio central está bordeado por unos edificios gemelos que tienen un par de altares circulares frente a cada una de sus dos escalinatas de acceso. Sus templos superiores eran ligeramente diferentes, pues el que está más al norte es un tanto más alargado que el del sur, cuya planta era casi cuadrada. 
Estructuras gemelas

A la derecha de las estructuras gemelas hay un par de edificios de menor formato formando una esquina de la plaza y por el lado sur se encuentra el templo de los mascarones, el cual tiene aún un poco de estuco de recubrimiento que formaba la base de dos rostros solares que quizá fueran muy parecidos a los que hay en lugares como Acanceh o Kohunlich.

Estuvimos un buen rato observando estos edificios y sobre todo fotografiando los restos de estuco del último; a punto estábamos de marcharnos cuando nos dimos cuenta que no habíamos reparado en el otro edificio del lado sur de la plaza, el cual tenía un pórtico de columnas en su fachada principal y un dintel que seguramente fue restituido en su lugar al explorarse arqueológicamente el sitio. Detrás de la entrada pude ver un orificio circular en el suelo mucho más claro que el que había visto anteriormente en la estructura del grupo secundario que ya he mencionado más arriba y también un canal en el piso que comunicaba la oquedad con el exterior. Ahí no me quedó lugar a dudas de que se trataba de un baño de vapor o temazcal, además de que recordé que había leído sobre ello cuando investigaba sobre Xcambó.
Salineras de Telchac Puerto

Así terminó la visita al sitio, el cual es pequeño pero muy pintoresco. Adriana había pedido que pasáramos a la playa a dar un vistazo al mar ya que muy cerca de ahí se encuentra el punto de impacto del cráter de Chicxulub, que tiene una antigüedad de 65 millones de años y que, según la teoría más aceptada, fue el lugar donde chocó el meteorito que causó la extinción de los dinosaurios. 

En el camino paramos a muy poca distancia de Xcambó, pues ahí se encuentran unas pequeñas lagunas artificiales pertenecientes a salineras donde el proceso de evaporación que lleva a la obtención de sal torna las aguas a un color rosado que es muy famoso en la región de "las coloradas" pero que también aparece en el área de Telchac Puerto. A lo lejos pudimos observar también unos pocos flamingos rosados.

Finalmente llegamos a la carretera costera y tomamos una terracería de arena hasta llegar al borde de la playa. El lugar tiene un bello mar azul turquesa y una gran cantidad de conchas y caracoles que tapizan la superficie.
Playa de Telchac Puerto

Me sorprende que la gente se empecina con los lugares turísticos y en su mayoría jamás conoce lugares como éste, la playa en Telchac Puerto está prácticamente desierta y a diferencia de la costa de Quintana Roo no había presencia de sargazo, únicamente un poco de restos de algas pequeñas y un mar sumamente calmo. Por otro lado agradezco que sea así pues odio las multitudes.


miércoles, 6 de febrero de 2019

Viaje por el Puuc. Pt. 1. Calotmul de Yaxkukul

Tarde en Mérida
Después de mi última experiencia guiando en grupo no me quedaron ganas de volverlo a hacer, atrás quedaron los días en que pasaba mis tiempos libres acomodando logísticas de futuros recorridos, yendo a reuniones de planeación en las que casi nunca avanzábamos en nada pero que alimentaban nuestras ganas de salir a puntos en los que nunca habíamos estado antes. 

A finales del 2018 ya hacía tiempo que nuestro viejo grupo VAM no era más que una momia despojada de alma, mucho tiempo antes prácticamente no quedaba ya nadie de los que alguna vez pusimos un poco de nosotros para levantar ese proyecto. Para mí, el breve paso que tuve en arqueoviajes en el anterior recorrido a la zona maya fue el final del último intento de revivir lo que era tener un grupo como ese; no hay ya condiciones para ello, los choques entre las personalidades contrastantes de varios de nosotros son inminentes y los que tenían la capacidad de unir tanta disparidad ya no están. Todo ello repercutió en el siguiente viaje a las tierras del mayab, el cual desde un año antes ya se había mencionado y proyectado como un hipotético recorrido en un grupo al menos de 3 y abierto a más personas... a medio año yo ciertamente dudaba que fuera a realizarse.
Casa de Montejo

Después de un montón de cuestiones se pudo hacer el viaje gracias a que por primera vez desde que empecé con mis travesías, mi amiga Adriana Leurette me pidió que fungiera de guía privado pues quería conocer nuevos sitios mayas, además de ello me dio carta blanca para escoger el recorrido e invitamos a varios amigos para vernos en el camino e incluso para explorar junto con nosotros. Fue transcurriendo el tiempo y me dediqué a recopilar información, dejando la logística como una cuestión mínima: la base del viaje sería en Oxkutzcab, Yucatán, se rentaría un carro y ya.

Por otro lado se dio el caso de que mis amigos Eduardo y Julio salieron 10 días antes que nosotros a recorrer desde Chiapas hasta Yucatán; Carlos Uc May coincidiría también ahí, incluso Ernesto andaría por los rumbos aunque un encuentro con él era improbable. Que tantos amigos coincidieran en el mismo lugar con distintos recorridos era algo que nunca había ocurrido y ciertamente también lo aprovechamos. El nuestro fue un viaje austero pero bastante nutrido y con muchas anécdotas que sin más he de contar en este nuevo diario de viaje. Además de Adriana, tuve la oportunidad de compartir tiempos variados con todos los ya mencionados y algunos más.
Montículo en Calotmul de Yaxkukul

Para comenzar, nos vimos obligados por los muy altos precios de los boletos de avión a llegar hasta Mérida en autobús, por ello tuve que salir de mi casa el 25 de diciembre con mucha anticipación para llegar a la terminal TAPO. Debido a que la ciudad estaba desierta llegué demasiado pronto y me la pasé deambulando y cargando mi celular para procurar tener la batería a tope durante el larguísimo recorrido.

Así llegó la hora en que vocearon que nuestra corrida estaba por salir y era necesario abordar, pero Adriana no aparecía. Ciertamente era algo que ya me esperaba por lo que estuve bastante despreocupado hasta que me acerqué a la puerta de abordaje y empecé a escuchar que estaban por dar el último aviso para salir. Estuve a punto de ir a hablar con el conductor para que diera unos minutos a Adriana cuando por fin la vi llegar, no hubo necesidad de correr porque había un trío de pasajeros que querían llevar sus bicicletas y estaban esperando a que los dejaran colocarlas en el portaequipaje. Finalmente llegamos a nuestros lugares y me dí cuenta que había perdido una almohada para el cuello que compré días antes, seguramente se me había caído al sacar los boletos de mi mochila...
Montículo de Calotmul

A pesar de nuestros temores, las 24 horas de viaje fueron mucho menos incómodas y pesadas de lo que esperábamos; hubo paradas en Orizaba, La Tinaja, Villahermosa, Ciudad del Carmen y Campeche y en cada una bajamos a estirar las piernas. Mientras esto pasaba yo me ponía de acuerdo con mi amigo Balta de Mérida para vernos y Adriana consiguió que nos entregaran el auto rentado la noche de nuestra llegada sin costo extra pues antes de eso teníamos previsto recogerlo al amanecer del día siguiente. 

Llegamos a Mérida el 26 de diciembre poco antes de las 5 pm por lo que no había tiempo de hacer mucho, así que caminamos desde la terminal hasta el zócalo de Mérida y pasamos a dejar nuestras cosas en el hostal que se encuentra junto a la casa de Montejo y ya que dicha casa es un museo histórico que cierra a las 7 pm aprovechamos para visitarla y para observar una exposición de fotos antiguas de lugares y sitios arqueológicos yucatecos.
Restos de templo en Calotmul

Un poco más tarde y luego de pasar a la librería Dante del zócalo, (una parada obligada para mí en todas mis visitas a Mérida), llegaron nuestros amigos Balta y Nubia, a quienes les pedimos que nos sugirieran un buen lugar para cenar, así que fuimos a una famosa taquería cercana y pedimos unas papas rellenas que yo recordaba de viajes pasados y que son muy ricas.

Para terminar el día fuimos a recoger el carro a unas cuantas cuadras de ahí, nos dieron un spark bastante maltratado y nos contaron que luego de haberlo rentado a unos funcionarios del gobierno había quedado así. Para nosotros no era problema mientras nos sirviera para llegar a todos los sitios que pensábamos visitar, de los cuales yo tenía una lista de 40 probables y no teníamos ninguna idea de cuántos visitaríamos en realidad al final (como suele ocurrir en los viajes de ese tipo).

Una última dificultad me ocurrió al llegar al hostal: desde antes de comenzar el viaje decidí que para ahorrar gastos en lugar de pedir una cama para mí dormiría todos los días en mi pequeño y muy versátil colchón inflable... ¡Cuál fue mi sorpresa al descubrir que durante el viaje de llegada se había ponchado!, por fortuna era una situación prevista (aunque nunca imaginé que pasara tan pronto) y llevé algunos parches, por lo que tuve que pasar un rato arreglando el desperfecto, lo cual no resultó del todo pues al amanecer mi espalda ya estaba rozando el suelo por una lenta pero constante pérdida de aire, decidí preocuparme por ello después.
Noche en Mérida

Aún no salía el sol cuando tomamos todas nuestras cosas, las subimos al auto y salimos para nuestro primer día de recorrido de verdad. No puedo describir la emoción que me da recorrer la zona maya (en especial Yucatán), aunada a tener la ruta en mis manos y poder ir a donde mejor me parezca, y la primera parada fue una decidida justo en el instante... Tomamos rumbo a Yaxkukul y entonces comencé a fijarme en las curvas del camino, luego de una vuelta a la derecha supe que me había pasado del destino y hubo que dar vuelta en U para volver a intentar dar con el sitio deseado, cosa que no ocurrió y se repitió lo mismo pero en el sentido contrario. Como tampoco funcionó decidí que era mejor estacionarse y buscar a pie.

Luego de algunos metros dimos con un pequeño sendero y entramos por ahí, encontrando varios montículos bajos; finalmente y luego de batallar con la maleza encontramos una estructura más grande y completamente destruida. Adriana no quiso subir por la piedra tan suelta que había en las laderas, pero yo si ascendí y me encontré con los restos a penas visibles de un templo superior que consistían en dos filas de piedras que formaban un rectángulo. El sitio lleva por nombre Calotmul de Yaxkukul, fue el primero del recorrido y estaba tan enselvado que no creímos encontrar nada significativo a parte de lo que ya habíamos visto, por lo que dejamos nuestra humilde primera parada y seguimos rumbo al norte de Yucatán, a un sitio que ya se me había escapado dos años antes, a penas iba por mucho una hora de recorrido y ya tenía los brazos llenos de rasguños por las espinas...