miércoles, 16 de octubre de 2013

04-01-12 Zona arqueológica de Toniná



Palacio municipal de Ocosingo
La gran acrópolis
Estructuras en la gran plaza.
        Nos levantamos a las 8 de la mañana y caminamos hacia el centro de Palenque para tomar el colectivo que nos llevaría a Ocosingo, pequeña ciudad cabecera municipal de la zona selvática de Chiapas, por $60. La carretera hacia ahí serpentea rodeando cerros y barrancos en parte aún cubiertos de vegetación, pero bastante mermada a comparación de su estado original; es una ruta peligrosa debido a los deslizamientos de tierra, que en algunos lugares reducían a un carril el arrollo vehicular. Alejandro estaba encantado con esto, pues tomaba fotos pensando en un proyecto futuro sobre derrumbes en la zona. Tardamos 2 horas y media en llegar a destino, y desde la terminal de los colectivos cruzamos la ciudad hacia el mercado tradicional pasando por la plaza principal, caminamos entre olor a comida y me sorprendió la gran cantidad de personas que caminaba por las calles haciendo compras, podíamos escuchar a los habitantes hablando tzeltal en su mayoría, poco de español oímos. Después de preguntar dimos con otros colectivos que nos llevaron directamente a la entrada de la zona arqueológica de Toniná en un trayecto de 15 minutos y 10 pesos de costo por una pequeña carretera paralela al talud de la sierra. El hecho de esperar ver la acrópolis del sitio desde el camino hizo que el tiempo me pareciera más lento, pero finalmente detrás de un lomerío pudimos observar a lo lejos la enorme estructura, majestuosa entre los cerros de alrededor; más adelante cruzamos por un vado un pequeño río, pues un el puente se encontraba aún en construcción, desconozco si era una obra nueva o con las lluvias de la temporada anterior se haya dañado uno ya existente.



          Finalmente, ésa mañana, después de 5 años, llegaba a un sitio maya nuevo para mí, el octavo en mi cuenta, lo cual se repetiría muchas veces más durante el resto del viaje. La porción visitable de Toniná es algo reducida, pero a juzgar por los montículos que vimos alrededor, era bastante grande, además de que la ya mencionada acrópolis es la estructura más elevada de Mesoamérica, con 75 m de altitud.



Juego de pelota
                Al llegar recorrimos las estructuras ubicadas en la gran plaza, y luego bajamos al juego de pelota hundido, mismo cuya conformación no he visto en ninguna otra ciudad prehispánica que haya visitado, y también de los más grandes que he visto. Después de ello nos dirigimos a la estructura principal, para recorrer los 7 niveles hasta la cima.

               

Palacio de las grecas
Quinto nivel
                La acrópolis de Toniná soporta 13 templos y 8 palacios, y además notamos la presencia de tumbas y pasajes subterráneos, algunos de los cuales eran accesibles a los visitantes, como el palacio del inframundo, sumido en la oscuridad en uno de los puntos más bajos de la acrópolis, y el de las grecas. Por esto, por los espléndidos paneles de estuco y por la hermosa vista desde el punto más alto, fue un muy grato lugar para nosotros, y yo me sentí contento pues era el primer punto del viaje sugerido por mí (Alejandro no lo conocía). Luego de zigzaguear en las terrazas por casi 3 horas, pasamos un rato en el punto más alto del templo del espejo humeante que corona aquel enorme edificio, y cuyas escaleras son las más empinadas que me tocó subir en aquella travesía, mirábamos alrededor con los binoculares de Diana y… ¡comimos atún ahí!,  luego bajamos algo lento pero nada comparado con lo que tardamos en subir.



Vista de Toniná desde el templo del espejo humeante
Cuando finalmente llegamos de nuevo a la plaza, nos dirigimos a la salida, no sin antes visitar el museo de sitio (cosa que en Palenque no hicimos); se trata de un pequeño edificio con una sala en la planta baja y otra en la alta, con un diseño peculiar que va con la arquitectura prehispánica de la zona. Cabe señalar que ahí se encuentran varias esculturas de gobernantes y llama la atención que todas o prácticamente todas están decapitadas o presentan marcas de que lo estuvieron.
 
Pánel de las 4 eras
Regresamos a Ocosingo pasadas las 5 de la tarde, la multitud de gente que vimos al llegar parecía se hubiera esfumado y el olor a comida había desaparecido, pocos comercios seguían abiertos para nuestra decepción y la de nuestros estómagos, al final comimos tacos al pastor pues el pollo asado que buscábamos pareciera que nos evadía. Alrededor de las 6 fuimos a tomar el colectivo de regreso a Palenque, y entonces vimos un puesto con el dichoso pollo, juzgué no conveniente esperar a que nos despacharan uno y abordamos la combi. Oscureció muy pronto y llegamos a destino después de las 8 pm. 

Calificaciones:

Tamaño: 7, a pesar de ser una ciudad enorme, casi todo el recorrido se realiza en la gran acrópolis y existen muchos montículos sin excavar fuera del área de visita.
Accesibilidad: 10, desde Ocosingo resulta bastante fácil llegar al sitio, pues existen colectivos que llegan hasta ahí.
General: 10, aunque le falta exploración, la visita bien vale la pena y se encuentra alejada de los tumultos de otros lugares, mucha más gente debería visitarlo.

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