Me levanté a las 8 de la mañana y esperé un poco
a mi anfitrión para que me llevara a Calakmul, uno de los sitios que mas
esperaba visitar. Un largo camino de alrededor de 60 km nos separaba de la
entrada al sitio, ahí me enteré de que a pesar de estar prohibido, algún
empresario construyó un parador turístico y ahora monopolizaba la entrada a la
zona arqueológica, obligando a los visitantes a abordar un tren turístico para
llegar hasta ahí, pero los dueños del campamento conservaban aún su derecho de
paso, por lo que no tuve que pasar por aquello. Después de más o menos hora y
media me di cuenta de que llegábamos a destino, pues incluso en un punto la
carretera pasó sobre lo que claramente era un montículo prehispánico, algo que no
he visto en ningún otro sitio.
Grupo Noreste |
Edificio de las pinturas en la acrópolis de Chiik Nab |
Finalmente
llegamos y comencé a recorrer la zona arqueológica, la cual es bastante grande
y cuenta con tres senderos para visitarse según el tiempo disponible y el ánimo
del viajero, naturalmente elegí el camino más largo, pasé por algunos conjuntos
pequeños y caminé por algunas veredas para encontrarme con otros reducidos
edificios, luego llegué a la acrópolis de Chiik Nab, en la cual se encuentran
unas hermosas pinturas muy bien conservadas que para mi desgracia aún no eran
visitables. Más adelante se encuentra la gran acrópolis, una muralla de tamaño
considerable de la cual yo no tenía noticia alguna me recibió en dicho
conjunto, y ahí me encontré con las primeras estructuras de gran formato y con
el único juego de pelota del lugar.
Estructura en la gran acrópolis |
Edificio I |
Tomé un camino sin saber a dónde me conduciría y para mi sorpresa
terminé ante la inmensa mole del edificio I, uno de los más importantes y que
cuenta con la mejor vista, subí sin dudar hasta su punto más alto, muy por
encima del dosel de la selva, por lo que pude observar 360° de mar verde, a lo
lejos incluso se pude apreciar a penas el perfil de la Danta, el edificio maya más
grande de todos, ubicado en el sitio del Mirador. Me senté ahí y estuve
contemplando por un rato la gran majestuosidad de aquel lugar, ahora tan
remoto, tan lejos del mundo de los humanos, en medio de un ataúd de vegetación
y apenas liberado en secciones de su mortaja; aquella ciudad que alguna vez
fuera una de las más poderosas de la región, quizá del mundo, por mil años
descansa de sus tribulaciones.
Edificio III |
Edificio II |
Con aquella
sensación bajé de aquel sitio y caminé hacia el edificio III, cuyo dibujo de
reconstrucción me agrada mucho, y que en su ruina apenas se distingue la
belleza de antaño. Luego unos pasos más adelante encontré la grandiosa
estructura II, en cuyo interior descansa quizá el edificio abovedado maya más
antiguo, cuya bóveda de cañón corrido es única en América y que además está
coronado por un enorme friso, pero que tampoco es visitable. Permanece
inaccesible para los visitantes en las entrañas de la enorme pirámide. Subí y
recorrí los restos de los edificios adosados al talud principal, y después me
dirigí a lo más alto, que desde el suelo está oculto, pero que rebasa los 40
metros de altura. La vista es menos amplia que en el edificio I ya que los
árboles cubren el lado sur, pero hacia el norte se mira majestuoso el edificio
VII. La vista de la estructura I es igualmente impresionante.
Edificio I desde la cima del II |
Estructura VII |
Estructura II desde la VII |
Finalicé mi
recorrido con la gran plaza, rodeada de los edificios II, IV, VI, VII y VIII, y
atravesada por el V, es uno de los conjuntos más monumentales que se puede
visitar de la cultura maya. Subí finalmente al edificio VII y quedé en éxtasis
al mirar de frente la grandeza del edificio II. Finalmente regresé a la
entrada, donde mi anfitrión me estuvo esperando todo el tiempo y regresamos por el único camino posible al campamento, donde me mostraron una buena cantidad de revistas y álbumes fotográficos mayoritariamente de sitios mayas cercanos.
Calificaciones:
Tamaño: 10, el sitio es enorme, falta mucho por explorar pero el recorrido largo tomará un buen rato, se trata de una antigüa ciudad sumamente monumental, de las más poderosas en su época.
Accesibilidad: 4, es difícil y caro llegar a ésta remota zona arqueológica, se puede llegar desde el poblado de Xpuhil o Conhuas en taxi, pero aún lejos de la entrada hay que pasar por el centro de visitantes y pagar el trasporte desde ahí, la opción que yo tomé me pareció la mejor, en el campamento Yaxché, en el km 6 de la carretera que conduce al sitio te pueden llevar por un costo aproximado de 350 pesos, pero evitan que uno se tope con el centro de visitantes privado, pague el transporte y tenga el tiempo limitado.
General: 10, una experiencia inolvidable, el sitio además se encuentra en medio de la reserva natural más grande del país, realmente vale la pena pasar por el difícil acceso al sitio y visitarlo.
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