miércoles, 16 de octubre de 2013

06-01-2012 Zona arqueológica de Yaxchilán



         Habíamos planeado levantarnos a las 7 de la mañana pero se nos hizo tarde y salimos a las 9, el plan del día era caminar hasta San Javier, dirigirnos a Frontera Corozal para tomar una lancha a Yaxchilán y de regreso pasar por Bonampak, así que emprendimos la marcha de cerca de 6 km que nos tomó hora y media recorrer, sin embargo la espera ahí fue larguísima, más de dos horas sentados sin ver ningún colectivo que fuera a donde queríamos, y cuando finalmente llegó uno, fueron 2 horas más hasta Frontera Corozal. Eran más de las 2 de la tarde, hora en que los turistas escasean ya, cuando llegamos, cruzamos el pueblo y nos dirigimos al embarcadero, ahí pudimos ver en todo su esplendor el río Usumacinta, frontera de México y Guatemala, que se encontraba muy crecido, la temporada de lluvias había sido tremenda, incluso habían ocurrido grandes inundaciones meses atrás. Tuvimos que regatear y esperar un poco para que al final por $600 pesos nos llevaran a Yaxchilán, abordamos una lancha y Alejandro preguntó por una persona que hacía tours a Tikal desde ahí, el lanchero lo conocía y amablemente nos llevó con él tan solo para pedir informes. Gracias a esto por un rato pisamos suelo Guatemalteco, la segunda vez que lo hice en mi vida, y la primera en el departamento de Petén, el cual permanecía fuera de mi alcance todavía, y que deseaba visitar a fondo alguna vez.
En lancha por el Usumacinta

          Después de eso seguimos nuestro camino por el río, y después de aproximadamente media hora de camino en sentido de la corriente llegamos a la zona arqueológica de Yaxchilán, la cual se encuentra en un meandro del río con forma de , la única forma de llegar era la que nosotros ocupamos o en avioneta, lo que le da un toque especial a la visita, la desventaja es que el tiempo ahí se ve limitado por el lanchero, que ése día nos dio dos horas para la visita, apenas fueron suficientes para recorrer todo lo abierto al público.
Pequeña acrópolis

Dintel en la pequeña acrópolis
       La primera sección del sitio a la que nos dirigimos fue la pequeña acrópolis, cosa que sugerí pensando en que la primera vez que estuve ahí no tuve tiempo de visitarla, solo alcancé a ver uno de sus costados, ésta vez llegamos a ella por un pintoresco sendero no muy recorrido por los turistas que sube desde la entrada a la zona arqueológica, ya ahí la recorrimos de lado a lado y nos detuvimos un momento en sus dinteles aún con restos de pintura rojiza. El siguiente grupo que visitamos es mi favorito y en el cuál tomé en mi viaje anterior la fotografía que más me gustó, la cual repetí y mejoré esta vez: la acrópolis poniente con sus edificios 39, 40 y 41, que están en el punto más alto y cuyo conjunto es de los más vistosos del área maya. No son templos muy grandes, pero son bastante estéticos y en su mayoría -exceptuando el colapsado edificio 39- están bien conservados.

La acrópolis poniente

         Desde ahí bajamos hasta el edificio icónico de Yaxchilán, el 33, que con su esbelta figura y su
La escalinata monumental hacia el edificio 33
alta crestería corona la gran acrópolis, desde más abajo incluso pareciera ser la cima de una pirámide enorme. Entramos a sus tres cámaras interiores y vimos la estatua decapitada que ahí se encuentra y su cabeza en la habitación contigua. Luego bajamos a la plaza y ya con un poco de apuro recorrimos sus edificios y observamos una familia de saraguatos que se paseaba entre las ramas de los altos árboles. Finalmente salimos por el edificio 19, “el laberinto” recorriendo sus cámaras envueltas en la oscuridad hasta llegar al camino que conduce a la salida.

El templo VI en la gran plaza
          El regreso en lancha es más lento debido a que se realiza a contra-corriente, y por ello llegamos pasadas las 5 de la tarde, entonces descartamos definitivamente visitar Bonampak, sería imposible ya que estaría ya cerrado, incluso de los colectivos de regreso a San Javier no quedaba ninguno, así que nos vimos obligados a tomar un taxi a Lacanjá, lo cual nos costó $200 pesos más. 

Edificio 19
           Éste sitio fue el último en Chiapas que visitamos y al día siguiente Alejandro y Diana regresaron a la ciudad de México, mientras tanto yo viajé rumbo a Escárcega, Campeche y de ahí al ejido Conhuas, para seguir explorando sitios mayas.
           
Calificaciones:
Tamaño: 8, se trata de un gran sitio distribuído en elevaciones naturales y con grupos un poco distantes entre sí, existe una gran cantidad de edificios en pie o parcialmente conservados.
Accesibilidad: 6, desde palenque se puede llegar en colectivo a Frontera Corozal sin problema alguno, cobran la entrada a dicha población y no hay señal de telcel, sino de tigo, la compañía guatemalteca. Es fácil conseguir una lancha pero los precios pueden ser muy altos, es recomendable ir en grupo o juntarse con otros viajeros para disminuír costos, la visita puede ser limitada en tiempo por causa del transporte.
General: 8, bien vale la pena llegar hasta éste remoto lugar, una de las ciudades más hermosas del mundo maya, rodeada de selva y junto al río Usumacinta, el viaje en lancha es una experiencia por sí mismo, lo único negativo es que difícilmente se puede tener suficiente tiempo para disfrutarlo a fondo.

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