Habíamos planeado levantarnos a las 7 de la mañana pero se nos hizo
tarde y salimos a las 9, el plan del día era caminar hasta San
Javier, dirigirnos a Frontera Corozal para tomar una lancha a Yaxchilán y de
regreso pasar por Bonampak, así que emprendimos la marcha de cerca de 6 km que
nos tomó hora y media recorrer, sin embargo la espera ahí fue larguísima, más
de dos horas sentados sin ver ningún colectivo que fuera a donde queríamos, y
cuando finalmente llegó uno, fueron 2 horas más hasta Frontera Corozal. Eran
más de las 2 de la tarde, hora en que los turistas escasean ya, cuando
llegamos, cruzamos el pueblo y nos dirigimos al embarcadero, ahí pudimos ver
en todo su esplendor el río Usumacinta, frontera de México y Guatemala, que se encontraba muy crecido, la temporada de lluvias
había sido tremenda, incluso habían ocurrido grandes inundaciones meses atrás.
Tuvimos que regatear y esperar un poco para que al final por $600 pesos nos
llevaran a Yaxchilán, abordamos una lancha y Alejandro preguntó por una persona
que hacía tours a Tikal desde ahí, el lanchero lo conocía y amablemente nos
llevó con él tan solo para pedir informes. Gracias a esto por un rato pisamos
suelo Guatemalteco, la segunda vez que lo hice en mi vida, y la primera en el
departamento de Petén, el cual permanecía fuera de mi alcance todavía, y que
deseaba visitar a fondo alguna vez.
En lancha por el Usumacinta |
Después de eso
seguimos nuestro camino por el río, y después de aproximadamente media hora de
camino en sentido de la corriente llegamos a la zona arqueológica de Yaxchilán,
la cual se encuentra en un meandro del río con forma de Ω, la única forma de llegar era
la que nosotros ocupamos o en avioneta, lo que le da un toque especial a la
visita, la desventaja es que el tiempo ahí se ve limitado por el lanchero, que
ése día nos dio dos horas para la visita, apenas fueron suficientes para
recorrer todo lo abierto al público.
Pequeña acrópolis |
Dintel en la pequeña acrópolis |
La primera
sección del sitio a la que nos dirigimos fue la pequeña acrópolis, cosa que
sugerí pensando en que la primera vez que estuve ahí no tuve tiempo de
visitarla, solo alcancé a ver uno de sus costados, ésta vez llegamos a ella por
un pintoresco sendero no muy recorrido por los turistas que sube desde la
entrada a la zona arqueológica, ya ahí la recorrimos de lado a lado y nos
detuvimos un momento en sus dinteles aún con restos de pintura rojiza. El
siguiente grupo que visitamos es mi favorito y en el cuál tomé en mi viaje
anterior la fotografía que más me gustó, la cual repetí y mejoré esta vez: la
acrópolis poniente con sus edificios 39, 40 y 41, que están en el punto más alto y
cuyo conjunto es de los más vistosos del área maya. No son templos muy grandes,
pero son bastante estéticos y en su mayoría -exceptuando el colapsado edificio
39- están bien conservados.
La acrópolis poniente |
Desde ahí bajamos
hasta el edificio icónico de Yaxchilán, el 33, que con su esbelta figura y su
La escalinata monumental hacia el edificio 33 |
El templo VI en la gran plaza |
El regreso en
lancha es más lento debido a que se realiza a contra-corriente, y por ello
llegamos pasadas las 5 de la tarde, entonces descartamos definitivamente
visitar Bonampak, sería imposible ya que estaría ya cerrado, incluso de los
colectivos de regreso a San Javier no quedaba ninguno, así que nos vimos
obligados a tomar un taxi a Lacanjá, lo cual nos costó $200 pesos más.
Edificio 19 |
Éste sitio fue el último en Chiapas que visitamos y al día siguiente Alejandro y Diana regresaron a la ciudad de México, mientras tanto yo viajé rumbo a Escárcega, Campeche y de ahí al ejido Conhuas, para seguir explorando sitios mayas.
Calificaciones:
Calificaciones:
Tamaño: 8, se trata de un gran sitio distribuído en elevaciones naturales y con grupos un poco distantes entre sí, existe una gran cantidad de edificios en pie o parcialmente conservados.
Accesibilidad: 6, desde palenque se puede llegar en colectivo a Frontera Corozal sin problema alguno, cobran la entrada a dicha población y no hay señal de telcel, sino de tigo, la compañía guatemalteca. Es fácil conseguir una lancha pero los precios pueden ser muy altos, es recomendable ir en grupo o juntarse con otros viajeros para disminuír costos, la visita puede ser limitada en tiempo por causa del transporte.
General: 8, bien vale la pena llegar hasta éste remoto lugar, una de las ciudades más hermosas del mundo maya, rodeada de selva y junto al río Usumacinta, el viaje en lancha es una experiencia por sí mismo, lo único negativo es que difícilmente se puede tener suficiente tiempo para disfrutarlo a fondo.
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